Ha llovido tanto en España que los embalses están hasta arriba. Y aún así nadie quiere quitar las restricciones de agua
Desde hace más de un mes, cuando Garoé, Éowyn, Herminia e Ivo se sincronizaron para regar la Península, el nivel hídrico de España ha estado disminuyendo día a día. Marzo lo ha cambiado todo. En solo una semana, el agua acumulada a subido casi un 3% y 2025 se mantiene por encima de los registros de 2024, de 2023 y de la media de los últimos 10 años. Más agua. AEMET ya ha avisado que viene más agua y que "la sequía de larga duración, en la que España entró a finales de 2023 y que perduraba aún a finales de febrero, se acabará revirtiendo también muy probablemente con lo que está lloviendo" ahroa mismo. Y, sin embargo. Las administraciones han salido en tromba... para decir que no va a haber cambios. Cataluña es el mejor ejemplo: aunque las reservas ya superan el 40% y se encuentra, para bien, en una situación inédita desde hace más de 50 meses, la consejera de Territorio y portavoz de la Generalitat, Silvia Paneque, explicó que la situación "no resuelve completamente la situación que estamos viviendo". En Andalucía la reacción ha sido parecida. De hecho, la Junta ha retrasado hasta finales de mes de marzo o principios de abril la toma de cualquier decisión sobre la sequía. En Murcia van más allá y no solo no está retirando medidas, sino que están trabajando en ampliar las medidas para frenar la sequía. En Xataka Con los embalses a rebosar por las lluvias de marzo, hay un motivo de esperanza en el horizonte: la factura de la luz Y, sobre el papel, tiene sentido. A nivel puramente administrativo y como explicaba por ejemplo la Agencia Catalana del Agua, a partir del nivel de prealerta se puede considerar que la sequía ha remitido. Sin embargo, los problemas de estrés hídrico en las cuencas interiores de Cataluña, del Segura o de las cuencas mediterráneas andaluzas son sistémicos. En ese sentido, nadie aboga directamente por retirar medidas de control y restricciones. El problema es que con eso no basta. Y no basta porque el hecho de que no se quiten las restricciones no significa nada. Es más, puede ser incluso peor. Lo sabemos por experiencia. Lo cito a menudo, pero Datadista tiene una investigación fantástica en la que se ve con mucha claridad cómo "desde la profunda sequía de los años noventa, cada periodo seco ha servido para implantar medidas de emergencia [...] o permitir prácticas que no se eliminaron al volver las lluvias, se emplearon para ampliar regadíos, aumentando el problema de sobreexplotación y contaminación de acuíferos y los humedales a los que alimentan". Es decir, el hecho de que las administraciones se resistan a levantar prohibiciones no sirve de mucho si ese excedente se aprovechan las mejoras en eficiencia para implementar políticas que, en último término, "hacen más frágil" el sistema hídrico del país en lugar de favorecer que se haga más robusto. Lo más importante de la sequía ocurre cuando acaba la sequía. Esa es la gran lección histórica que nos puede dar la gestión hídrica de España: que lo crucial es lo que ocurre cuando la sequía meteorológica ha desaparecido y tenemos que tomar decisiones sobre qué hacer con todo ese agua que antes no teníamos. En ese contexto, las llamadas a la prudencia son interesantes y necesarias. Pero necesitan un plan de transición detrás, sino simplemente estaremos construyendo cada vez más cerca de ese acantilado llamado cambio climático. Imagen | ECMWF En Xataka | Tras convertirse en el marzo más húmedo, Konrad quiere convertirlo también en uno de los más fríos: la nieve está de vuelta - La noticia Ha llovido tanto en España que los embalses están hasta arriba. Y aún así nadie quiere quitar las restricciones de agua fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez .

Desde hace más de un mes, cuando Garoé, Éowyn, Herminia e Ivo se sincronizaron para regar la Península, el nivel hídrico de España ha estado disminuyendo día a día. Marzo lo ha cambiado todo. En solo una semana, el agua acumulada a subido casi un 3% y 2025 se mantiene por encima de los registros de 2024, de 2023 y de la media de los últimos 10 años.
Más agua. AEMET ya ha avisado que viene más agua y que "la sequía de larga duración, en la que España entró a finales de 2023 y que perduraba aún a finales de febrero, se acabará revirtiendo también muy probablemente con lo que está lloviendo" ahroa mismo.
Y, sin embargo. Las administraciones han salido en tromba... para decir que no va a haber cambios. Cataluña es el mejor ejemplo: aunque las reservas ya superan el 40% y se encuentra, para bien, en una situación inédita desde hace más de 50 meses, la consejera de Territorio y portavoz de la Generalitat, Silvia Paneque, explicó que la situación "no resuelve completamente la situación que estamos viviendo".
En Andalucía la reacción ha sido parecida. De hecho, la Junta ha retrasado hasta finales de mes de marzo o principios de abril la toma de cualquier decisión sobre la sequía. En Murcia van más allá y no solo no está retirando medidas, sino que están trabajando en ampliar las medidas para frenar la sequía.
Y, sobre el papel, tiene sentido. A nivel puramente administrativo y como explicaba por ejemplo la Agencia Catalana del Agua, a partir del nivel de prealerta se puede considerar que la sequía ha remitido. Sin embargo, los problemas de estrés hídrico en las cuencas interiores de Cataluña, del Segura o de las cuencas mediterráneas andaluzas son sistémicos.
En ese sentido, nadie aboga directamente por retirar medidas de control y restricciones. El problema es que con eso no basta. Y no basta porque el hecho de que no se quiten las restricciones no significa nada. Es más, puede ser incluso peor.
Lo sabemos por experiencia. Lo cito a menudo, pero Datadista tiene una investigación fantástica en la que se ve con mucha claridad cómo "desde la profunda sequía de los años noventa, cada periodo seco ha servido para implantar medidas de emergencia [...] o permitir prácticas que no se eliminaron al volver las lluvias, se emplearon para ampliar regadíos, aumentando el problema de sobreexplotación y contaminación de acuíferos y los humedales a los que alimentan".
Es decir, el hecho de que las administraciones se resistan a levantar prohibiciones no sirve de mucho si ese excedente se aprovechan las mejoras en eficiencia para implementar políticas que, en último término, "hacen más frágil" el sistema hídrico del país en lugar de favorecer que se haga más robusto.
Lo más importante de la sequía ocurre cuando acaba la sequía. Esa es la gran lección histórica que nos puede dar la gestión hídrica de España: que lo crucial es lo que ocurre cuando la sequía meteorológica ha desaparecido y tenemos que tomar decisiones sobre qué hacer con todo ese agua que antes no teníamos.
En ese contexto, las llamadas a la prudencia son interesantes y necesarias. Pero necesitan un plan de transición detrás, sino simplemente estaremos construyendo cada vez más cerca de ese acantilado llamado cambio climático.
Imagen | ECMWF
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Ha llovido tanto en España que los embalses están hasta arriba. Y aún así nadie quiere quitar las restricciones de agua
fue publicada originalmente en
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Javier Jiménez
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