Japón acaba de hacer una apuesta monumental por los paneles solares de perovskita: son su mejor oportunidad contra China
El gobierno de Japón ha anunciado que invertirá 200.000 millones de yenes (unos 1.500 millones de dólares) para acelerar el desarrollo y la producción comercial de paneles solares de perovskita, una tecnología de origen japonés que podría ser su mejor oportunidad para desafiar a China en el mercado global de las energías renovables. La apuesta es monumental. Con esta fuerte inversión pública, las autoridades niponas buscan que la producción de células fotovoltaicas de perovskita equivalga a la capacidad de 20 reactores nucleares para el año 2040. De lograrlo, la perovskita supondría un cambio de paradigma en la economía energética de Japón y la geopolítica mundial de las energías limpias. En Xataka La perovskita acaba de superar el límite teórico de los paneles solares y ya apunta a algo impensable: 40% de eficiencia Ligeras, flexibles y muy japonesas. La perovskita es un material cristalino con la capacidad de absorber una gran cantidad de luz que puede fabricarse en capas ultrafinas partiendo de materias primas más asequibles que el silicio. Las células solares de perovskita fueron inventadas por el científico japonés Tsutomu Miyasaka mientras trabajaba en Fujifilm. Japón apuesta por películas de aproximadamente un milímetro de espesor. Uno de los mayores valores de este tipo de paneles es su versatilidad. Debido a su fino grosor y reducido peso, pueden instalarse en superficies complejas, como tejados con poca capacidad de carga, muros de edificios, estaciones de transporte o incluso vehículos. En un país con tan poco terreno llano y utilizable como Japón, estas ventajas podrían ser decisivas para impulsar la energía solar más allá de los grandes parques fotovoltaicos tradicionales. El equivalente a 20 reactores nucleares. Japón ha marcado un calendario muy exigente. La meta de producir energía equivalente a 20 reactores nucleares para 2040 se enmarca en el compromiso de que entre el 22% y el 29% de la generación eléctrica total del país provenga de la energía solar para entonces. En la actualidad, la energía solar representa solo un 10% de su mix energético. Para cumplir esta hoja de ruta, el gobierno ha concedido subvenciones de hasta 1.000 millones de dólares a Sekisui Chemical, uno de los conglomerados líderes en el desarrollo de la perovskita. Se suman a los 500 millones de dólares ya invertidos en la investigación y desarrollo de la tecnología y a otros fondos que asegurarían la cadena de suministro. El yodo es un componente esencial en la fabricación de células solares de perovskita y Japón es uno de los principales productores mundiales de yodo. Los desafíos técnicos y económicos. Uno de los mayores retos técnicos para los paneles solares de perovskita es la degradación por humedad. Sekisui dice haber desarrollado un sellado con resinas especializadas para evitar que el agua entre y acelere el deterioro. En cuanto a los desafíos económicos, la principal incógnita es cuánto tardarán en bajar los costes de fabricación a niveles competitivos, teniendo en cuenta que producir paneles flexibles de perovskita es entre tres y cuatro veces más caro que hacer paneles de silicio cristalino, que han venido bajando de precio año tras año gracias a la enorme capacidad de producción de China. Japón espera que gracias a la producción masiva, el precio de estos nuevos paneles llegue a ser comparable al de los tradicionales. Reducir la dependencia de China. Al final, se trata de eso. China lidera de manera abrumadora la fabricación de paneles solares convencionales de silicio, concentrando cerca del 85% de la producción global de células fotovoltaicas y cerca del 80% del polisilicio que estas utilizan. Japón, al igual que otros países, depende en gran medida de la tecnología china. Los defensores de la apuesta japonesa ven en la perovskita una oportunidad histórica para romper esa hegemonía. Este material prescinde del silicio y usa en su lugar yodo, cuyo principal productor mundial, junto a Chile, es Japón, reduciendo así los cuellos de botella y riesgos de dependencia. No solo Japón desarrolla perovskitas. China también está intentando ganar a Japón en su propio juego. Existen distintas variantes de perovskita y, mientras los laboratorios japoneses ponen todo su empeño en películas ultrafinas y flexibles, China ha avanzado rápidamente en los modelos híbridos (células en tándem silicio-perovskita más eficientes) con módulos más gruesos recubiertos de vidrio. Aunque ambas regiones compiten con el mismo material en mente, el mercado podría terminar segmentado en aplicaciones: en Japón, cubiertas y fachadas; en China, grandes parques solares o paneles de doble capa para entornos urbanos. Imagen | Toshiba En Xataka | En su camino hacia la implementación masiva, las células de perovskita han dado un paso más: 10 veces más resistentes - La noticia Japón acaba de hacer una apuesta monumental po

El gobierno de Japón ha anunciado que invertirá 200.000 millones de yenes (unos 1.500 millones de dólares) para acelerar el desarrollo y la producción comercial de paneles solares de perovskita, una tecnología de origen japonés que podría ser su mejor oportunidad para desafiar a China en el mercado global de las energías renovables.
La apuesta es monumental. Con esta fuerte inversión pública, las autoridades niponas buscan que la producción de células fotovoltaicas de perovskita equivalga a la capacidad de 20 reactores nucleares para el año 2040. De lograrlo, la perovskita supondría un cambio de paradigma en la economía energética de Japón y la geopolítica mundial de las energías limpias.
Ligeras, flexibles y muy japonesas. La perovskita es un material cristalino con la capacidad de absorber una gran cantidad de luz que puede fabricarse en capas ultrafinas partiendo de materias primas más asequibles que el silicio. Las células solares de perovskita fueron inventadas por el científico japonés Tsutomu Miyasaka mientras trabajaba en Fujifilm.
Japón apuesta por películas de aproximadamente un milímetro de espesor. Uno de los mayores valores de este tipo de paneles es su versatilidad. Debido a su fino grosor y reducido peso, pueden instalarse en superficies complejas, como tejados con poca capacidad de carga, muros de edificios, estaciones de transporte o incluso vehículos. En un país con tan poco terreno llano y utilizable como Japón, estas ventajas podrían ser decisivas para impulsar la energía solar más allá de los grandes parques fotovoltaicos tradicionales.
El equivalente a 20 reactores nucleares. Japón ha marcado un calendario muy exigente. La meta de producir energía equivalente a 20 reactores nucleares para 2040 se enmarca en el compromiso de que entre el 22% y el 29% de la generación eléctrica total del país provenga de la energía solar para entonces. En la actualidad, la energía solar representa solo un 10% de su mix energético.
Para cumplir esta hoja de ruta, el gobierno ha concedido subvenciones de hasta 1.000 millones de dólares a Sekisui Chemical, uno de los conglomerados líderes en el desarrollo de la perovskita. Se suman a los 500 millones de dólares ya invertidos en la investigación y desarrollo de la tecnología y a otros fondos que asegurarían la cadena de suministro. El yodo es un componente esencial en la fabricación de células solares de perovskita y Japón es uno de los principales productores mundiales de yodo.
Los desafíos técnicos y económicos. Uno de los mayores retos técnicos para los paneles solares de perovskita es la degradación por humedad. Sekisui dice haber desarrollado un sellado con resinas especializadas para evitar que el agua entre y acelere el deterioro.
En cuanto a los desafíos económicos, la principal incógnita es cuánto tardarán en bajar los costes de fabricación a niveles competitivos, teniendo en cuenta que producir paneles flexibles de perovskita es entre tres y cuatro veces más caro que hacer paneles de silicio cristalino, que han venido bajando de precio año tras año gracias a la enorme capacidad de producción de China. Japón espera que gracias a la producción masiva, el precio de estos nuevos paneles llegue a ser comparable al de los tradicionales.
Reducir la dependencia de China. Al final, se trata de eso. China lidera de manera abrumadora la fabricación de paneles solares convencionales de silicio, concentrando cerca del 85% de la producción global de células fotovoltaicas y cerca del 80% del polisilicio que estas utilizan. Japón, al igual que otros países, depende en gran medida de la tecnología china.
Los defensores de la apuesta japonesa ven en la perovskita una oportunidad histórica para romper esa hegemonía. Este material prescinde del silicio y usa en su lugar yodo, cuyo principal productor mundial, junto a Chile, es Japón, reduciendo así los cuellos de botella y riesgos de dependencia.
No solo Japón desarrolla perovskitas. China también está intentando ganar a Japón en su propio juego. Existen distintas variantes de perovskita y, mientras los laboratorios japoneses ponen todo su empeño en películas ultrafinas y flexibles, China ha avanzado rápidamente en los modelos híbridos (células en tándem silicio-perovskita más eficientes) con módulos más gruesos recubiertos de vidrio.
Aunque ambas regiones compiten con el mismo material en mente, el mercado podría terminar segmentado en aplicaciones: en Japón, cubiertas y fachadas; en China, grandes parques solares o paneles de doble capa para entornos urbanos.
Imagen | Toshiba
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Japón acaba de hacer una apuesta monumental por los paneles solares de perovskita: son su mejor oportunidad contra China
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Matías S. Zavia
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