Más de 200 millones de ordenadores podrían ir a la basura y las organizaciones benéficas se tiran de los pelos
Los millones de ordenadores que no van a poder actualizarse a Windows 11 suponen uno de los mayores retos a los que se enfrenta la industria tecnológica este año 2025. En especial, las organizaciones benéficas se desesperan porque no saben qué hacer con tanto ordenador que pronto podría ser, simplemente, basura. El caos que se […] The post Más de 200 millones de ordenadores podrían ir a la basura y las organizaciones benéficas se tiran de los pelos appeared first on ADSLZone.


Los millones de ordenadores que no van a poder actualizarse a Windows 11 suponen uno de los mayores retos a los que se enfrenta la industria tecnológica este año 2025. En especial, las organizaciones benéficas se desesperan porque no saben qué hacer con tanto ordenador que pronto podría ser, simplemente, basura.
El caos que se está generando alrededor de Windows 10 en este año está siendo preocupante. Microsoft mira adelante sin echar un vistazo a lo que está arrastrando: más de 240 millones de ordenadores que no se pueden actualizar. En octubre dejarán de recibir actualizaciones de seguridad y se transformarán en pisapapeles o, visto de otra manera, en una patata caliente que nadie querrá tener en las manos.
Las organizaciones benéficas no saben qué hacer
Avram Piltch, de Tom’s Hardware, ha publicado un interesante texto en el que cuenta cuál ha sido su experiencia tratando con una organización benéfica que se dedica a repartir ordenadores entre personas que no tienen medios para comprarlos por sí mismos. Y esto abre una ventana interesante, y preocupante, sobre las ramificaciones de lo que ocurrirá este año. Porque mientras a nosotros nos puede afectar y que nuestro portátil se quede abandonado sin poder actualizar a Windows 11, a una organización benéfica que tiene un almacén con miles de ordenadores, le supondrá un reto difícil de superar.
Como seguro que ya estás al tanto, en octubre acaba el soporte a Windows 10 y significa que solo habrá unas pocas opciones. Los usuarios podrán pagar el soporte extendido para seguir teniéndolo un poco más. O, en el caso de tener la posibilidad, podrán actualizar a Windows 11. No obstante, una gran parte de los ordenadores que no se han actualizado todavía es porque, simplemente, no son compatibles con la versión actual de Windows. Y el pago del soporte extendido no parece viable en muchos de los casos. Para una organización benéfica resulta absurdo. No solo por no contar con el presupuesto, sino porque, de una u otra manera, esos equipos tienen fecha de caducidad. Y no será una fecha precisamente lejana. Ante esta situación, se buscan soluciones.
Los planes que están valorando
Dicen desde la organización benéfica en cuestión que, la mayoría de personas que recurren a su servicio en busca de un ordenador, son estudiantes o personas de avanzada edad. En ambos casos se da un desafío muy concreto: necesitan un equipo que puedan utilizar y que les resulte familiar. Todos ellos coinciden en un mismo factor que les une: conocer el sistema operativo Windows. Por lo tanto, hay muy pocas posibilidades de que la organización benéfica vea como un plan viable el cambiar la plataforma y poner, por ejemplo, Linux.
Lo han pensado, por supuesto. Ha sido la primera idea que han tenido. El problema es que saben que, si entregan ordenadores con Linux, los receptores de los ordenadores no los entenderán y, al instante, tendrán que contactar con ellos en busca de ayuda. Niños y ancianos enfrentándose por primera vez a Linux, no parece como una idea que resulte sugerente ni viable. No obstante, algunas asociaciones benéficas sí que están optando por esta opción. Este es el caso de PCs for People, organización desde donde reconocen que han comenzado a entregar ordenadores con Linux Mint, una versión del sistema operativo que consideran adecuada y muy similar al uso de Windows. Además, saben que esta versión de Linux recibirá soporte hasta 2029, por lo que se trata de una versión en la que pueden confiar para introducirla actualmente a los usuarios. Sigue sin ser la mejor opción, ya que requiere práctica y faltan muchos programas, pero será la mejor alternativa por la que podrán optar.
Para ello, han establecido que equipos de sexta y séptima generación se repartan con Linux Mint instalado, mientras que los equipos que se entreguen con Windows tendrán que ser, como mínimo, de octava. Eso garantiza que puedan tener Windows 11 y que así no haya problemas. La alternativa es entregar ordenadores con Windows 10, pero a sabiendas de que, en octubre, se convertirán en dispositivos que dejarán a los usuarios expuestos a riesgos. Y, claro está, nadie quiere verse en esa situación, sobre todo personas que quizá no tengan demasiados conocimientos.
Pero, incluso instalando Linux o actualizando los ordenadores que puedan a Windows 11, las organizaciones benéficas ven claro que, en octubre, miles y miles de ordenadores irán a la basura. Serán residuos tecnológicos, sin más, cientos de equipos que, quizá, podrían haberse salvado.
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