Trabajo en casa y mi espalda está hecha polvo por malas posturas. Ahora uso una silla ergonómica para ponerle remedio

Trabajar desde casa parece una idea perfecta: sin desplazamientos, mayor comodidad y la libertad de personalizar el espacio de trabajo. Sin embargo, después de más de 12 años teletrabajando, puedo asegurarte que hay un aspecto que muchos pasan por alto hasta que el cuerpo (y la salud) se encarga de recordarlo: la silla en la que pasamos tantas horas. Durante meses utilicé una silla cualquiera, hasta que mi espalda dijo basta. Tras acudir al traumatólogo, me recomendó hacer algunos cambios en mi rutina diaria y en mi puesto de trabajo. Incorporar ejercicios como el yoga o el pilates, algo que ahora forma parte de mi día a día, y prestar atención a la postura mientras trabajo (recalcó la silla) fueron sus principales consejos. Y, por supuesto, al teletrabajar, elegir una buena silla es fundamental. Por eso, quiero compartir qué aspectos he tenido en cuenta para encontrar la más adecuada. El error de trabajar en cualquier silla Cuando empecé a teletrabajar, no presté atención a la importancia de la silla. Utilizaba una de comedor o, en ocasiones, el sofá, cambiando constantemente de postura para aliviar la incomodidad o dando paseos por la casa cada hora. Al principio, no parecía un problema, pero con el tiempo aparecieron molestias en la espalda, tensión en el cuello y una sensación de fatiga constante. El dolor lumbar se convirtió en una molestia diaria y mi productividad se resintió. Me costaba concentrarme, me levantaba a estirar con frecuencia y terminaba el día recurriendo a un antiinflamatorio para aliviar el malestar. La señal de alarma que me activó. Llegó cuando el traumatólogo confirmó que tenía una inflamación en el disco intervertebral entre la L5 y la L1. Además, no tardó en identificar la causa: mi mala postura al sentarme mientras trabajaba. Su recomendación fue clara: incorporar natación terapéutica, yoga, pilates y, sobre todo, cambiar la forma en la que trabajaba. Fue entonces cuando decidí renovar mi silla. No quería hacer un gran desembolso, pero tampoco seguir sufriendo molestias, así que opté por una silla de escritorio adecuada a mis necesidades. Tengo que admitir que ha sido una de las mejores decisiones para mejorar mi salud postural. Buscando una opción adecuada Mecanismos de la silla Sabía que las sillas ergonómicas podían ser caras, pero también tenía claro que cualquier opción era mejor que seguir sufriendo molestias. Por ello, busqué un modelo que se adaptara a mis necesidades y prioricé ciertas características esenciales. Quería un respaldo alto con curvatura lumbar para proporcionar un buen soporte a la espalda, así como una altura regulable que me permitiera ajustar la silla a la mesa. También buscaba un asiento acolchado para reducir la presión en los muslos y reposabrazos que ayudaran a relajar los hombros. Además, como también quería aprovecharla para momentos de ocio y para ver la televisión en la misma habitación en la que trabajo, me interesaba un modelo con respaldo reclinable y reposacabezas. Después de comparar varias opciones, encontré una que cumplía con todos mis requisitos: la FlexiSpot BS14. Aunque no es un modelo económico, considero que la salud de mi espalda (y general) lo justifican. Su diseño ergonómico y sus múltiples ajustes favorecen una postura correcta mientras trabajo. Uno de los aspectos que más me atrajo fue su soporte lumbar ajustable, así como la posibilidad de inclinar ligeramente el asiento hacia adelante y desplazarlo para adaptarlo mejor a la posición de las piernas. Además, tanto la altura como la profundidad del asiento pueden regularse para garantizar mayor comodidad. El soporte lumbar se puede ajustar en altura para ofrecer un apoyo óptimo. Al principio, me costó encontrar la posición adecuada, pero finalmente logré adaptarlo a mis necesidades. Tenía muy claro que mantener una mala postura durante largos periodos puede generar molestias, especialmente si se tiende a encorvarse. En Xataka Smart Home Olvida la plancha: este es el ejercicio de pilates perfecto para fortalecer el abdomen en el salón de tu casa El asiento ofrece una inclinación de hasta 8 grados hacia adelante, una diferencia sutil pero importante. Personalmente, noté que al activarla mantenía una postura más erguida y evitaba encorvarme. Además, la posibilidad de ajustar la profundidad del asiento permite que las piernas descansen en la mejor posición. Por supuesto, la altura también se puede modificar para encontrar el ajuste ideal. En cuanto al asiento, me generó dudas el material. La espuma podría resultar demasiado blanda para algunos, y aunque no es mi caso, me pregunto cómo resistirá con el tiempo o qué tan efectiva será para personas con un peso elevado. Lo que sí me convenció fue la malla tr

Mar 14, 2025 - 11:36
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Trabajo en casa y mi espalda está hecha polvo por malas posturas. Ahora uso una silla ergonómica para ponerle remedio

Trabajo en casa y mi espalda está hecha polvo por malas posturas. Ahora uso una silla ergonómica para ponerle remedio

Trabajar desde casa parece una idea perfecta: sin desplazamientos, mayor comodidad y la libertad de personalizar el espacio de trabajo. Sin embargo, después de más de 12 años teletrabajando, puedo asegurarte que hay un aspecto que muchos pasan por alto hasta que el cuerpo (y la salud) se encarga de recordarlo: la silla en la que pasamos tantas horas.

Durante meses utilicé una silla cualquiera, hasta que mi espalda dijo basta. Tras acudir al traumatólogo, me recomendó hacer algunos cambios en mi rutina diaria y en mi puesto de trabajo. Incorporar ejercicios como el yoga o el pilates, algo que ahora forma parte de mi día a día, y prestar atención a la postura mientras trabajo (recalcó la silla) fueron sus principales consejos. Y, por supuesto, al teletrabajar, elegir una buena silla es fundamental. Por eso, quiero compartir qué aspectos he tenido en cuenta para encontrar la más adecuada.

El error de trabajar en cualquier silla

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Cuando empecé a teletrabajar, no presté atención a la importancia de la silla. Utilizaba una de comedor o, en ocasiones, el sofá, cambiando constantemente de postura para aliviar la incomodidad o dando paseos por la casa cada hora. Al principio, no parecía un problema, pero con el tiempo aparecieron molestias en la espalda, tensión en el cuello y una sensación de fatiga constante.

El dolor lumbar se convirtió en una molestia diaria y mi productividad se resintió. Me costaba concentrarme, me levantaba a estirar con frecuencia y terminaba el día recurriendo a un antiinflamatorio para aliviar el malestar.

La señal de alarma que me activó. Llegó cuando el traumatólogo confirmó que tenía una inflamación en el disco intervertebral entre la L5 y la L1. Además, no tardó en identificar la causa: mi mala postura al sentarme mientras trabajaba.

Su recomendación fue clara: incorporar natación terapéutica, yoga, pilates y, sobre todo, cambiar la forma en la que trabajaba. Fue entonces cuando decidí renovar mi silla. No quería hacer un gran desembolso, pero tampoco seguir sufriendo molestias, así que opté por una silla de escritorio adecuada a mis necesidades. Tengo que admitir que ha sido una de las mejores decisiones para mejorar mi salud postural.

Buscando una opción adecuada

Poco a poco he notado una mejora en mi postura. Aunque al principio me costó encontrar la posición correcta y corregir ciertos hábitos adquiridos, ya no necesito cambiar de postura constantemente para sentirme cómodo. Con el respaldo bien ajustado, asegurando que mi columna permanezca alineada, y los reposabrazos en la posición adecuada, he logrado relajar la espalda, los hombros y el cuello. Ahora me resulta natural sentarme con la espalda recta (sin necesidad de usar el soporte lumbar) y los pies firmemente apoyados en el suelo.  Es cierto que existen sillas más económicas, pero también opciones mucho más costosas. No es necesario gastar 500 euros para notar mejoras en la postura y el confort. Con una inversión razonable, es posible encontrar una silla ergonómica que haga que el trabajo diario sea mucho más cómodo y saludable.  Tengo claro que mantener una postura correcta no solo ayuda a prevenir dolores, sino que también influye positivamente en la productividad y el bienestar general. Al final, cuidar la postura es una inversión en salud y, créeme, tu espalda te lo agradecerá. Mecanismos de la silla

Sabía que las sillas ergonómicas podían ser caras, pero también tenía claro que cualquier opción era mejor que seguir sufriendo molestias. Por ello, busqué un modelo que se adaptara a mis necesidades y prioricé ciertas características esenciales.

Quería un respaldo alto con curvatura lumbar para proporcionar un buen soporte a la espalda, así como una altura regulable que me permitiera ajustar la silla a la mesa. También buscaba un asiento acolchado para reducir la presión en los muslos y reposabrazos que ayudaran a relajar los hombros. Además, como también quería aprovecharla para momentos de ocio y para ver la televisión en la misma habitación en la que trabajo, me interesaba un modelo con respaldo reclinable y reposacabezas.

Silla

Después de comparar varias opciones, encontré una que cumplía con todos mis requisitos: la FlexiSpot BS14. Aunque no es un modelo económico, considero que la salud de mi espalda (y general) lo justifican. Su diseño ergonómico y sus múltiples ajustes favorecen una postura correcta mientras trabajo.

Uno de los aspectos que más me atrajo fue su soporte lumbar ajustable, así como la posibilidad de inclinar ligeramente el asiento hacia adelante y desplazarlo para adaptarlo mejor a la posición de las piernas. Además, tanto la altura como la profundidad del asiento pueden regularse para garantizar mayor comodidad.

Silla

El soporte lumbar se puede ajustar en altura para ofrecer un apoyo óptimo. Al principio, me costó encontrar la posición adecuada, pero finalmente logré adaptarlo a mis necesidades. Tenía muy claro que mantener una mala postura durante largos periodos puede generar molestias, especialmente si se tiende a encorvarse.

El asiento ofrece una inclinación de hasta 8 grados hacia adelante, una diferencia sutil pero importante. Personalmente, noté que al activarla mantenía una postura más erguida y evitaba encorvarme. Además, la posibilidad de ajustar la profundidad del asiento permite que las piernas descansen en la mejor posición. Por supuesto, la altura también se puede modificar para encontrar el ajuste ideal.

En cuanto al asiento, me generó dudas el material. La espuma podría resultar demasiado blanda para algunos, y aunque no es mi caso, me pregunto cómo resistirá con el tiempo o qué tan efectiva será para personas con un peso elevado. Lo que sí me convenció fue la malla transpirable del respaldo y del reposacabezas, especialmente porque vivo en una ciudad con veranos calurosos y la habitación donde trabajo no cuenta con aire acondicionado.

Silla Inclinación bloqueable

Otro aspecto que valoré positivamente, y que ya tenía en mente desde el principio, fue la capacidad de reclinación. Este modelo permite ajustar el respaldo en distintos ángulos, con una inclinación bloqueable de 98 a 125 grados, lo que ofrece mayor versatilidad.

Silla Cabecero regulable

Esta combinación, junto con el cabecero, hace que no solo sea una opción para trabajar, sino también me permite usarla de momentos de descanso o ver la televisión sin tener la cabeza "colgando" o en una postura incómoda.

Poco a poco he notado una mejora en mi postura. Aunque al principio me costó encontrar la posición correcta y corregir ciertos hábitos adquiridos, ya no necesito cambiar de postura constantemente para sentirme cómodo. Con el respaldo bien ajustado, asegurando que mi columna permanezca alineada, y los reposabrazos en la posición adecuada, he logrado relajar la espalda, los hombros y el cuello. Ahora me resulta natural sentarme con la espalda recta (sin necesidad de usar el soporte lumbar) y los pies firmemente apoyados en el suelo.

Es cierto que existen sillas más económicas, pero también opciones mucho más costosas. No es necesario gastar 500 euros para notar mejoras en la postura y el confort. Con una inversión razonable, es posible encontrar una silla ergonómica que haga que el trabajo diario sea mucho más cómodo y saludable.

Tengo claro que mantener una postura correcta no solo ayuda a prevenir dolores, sino que también influye positivamente en la productividad y el bienestar general. Al final, cuidar la postura es una inversión en salud y, créeme, tu espalda te lo agradecerá.

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La noticia Trabajo en casa y mi espalda está hecha polvo por malas posturas. Ahora uso una silla ergonómica para ponerle remedio fue publicada originalmente en Xataka Smart Home por Jose Antonio Carmona .