El último secreto de Da Vinci no estaba en sus cuadros ni notas, sino en su familia: un vínculo directo con Barcelona
No importa si hablamos de la historia del arte, la de la ciencia, el Renacimiento, Europa o incluso la Historia en general, así, con mayúscula. Pocas figuras ha habido en los últimos siglos tan fascinantes como la de Leonardo da Vinci, el gran polímata, el genio por excelencia. Pintor, músico, ingeniero, científico (esto último en la extensión más amplia y precursora de la palabra) y escritor compulsivo de notas, Da Vinci se ha convertido en el exponente máximo del Humanismo. Hasta ahora al relatar su vida los biógrafos han citado sobre todo dos puntos: las diferentes regiones de Italia en las que vivió y Francia, donde falleció en 1519, con casi 70 años. Ahora una nueva obra, cimentada en una profunda labor de investigación, establece un nuevo vínculo geográfico: Barcelona. Gran pintor, enorme icono Da Vinci no es solo un pintor enorme y un precursor de la ciencia moderna. Junto a algunos nombres contados, como Van Gogh, Beethoven o Poe (no muchos más), forma parte del grupo de artistas elevados a la categoría de icono pop atemporal. De ahí que en los últimos años haya protagonizado decenas cientos de monografías que siguen la estela de uno de sus primeros biógrafos, Giorgio Vasari. Solo en las últimos décadas han indagado en la vida del toscano (a veces poniendo el foco en algún aspecto concreto de su legado) Fritjof Capra, Michael White, Frank Zöllner o Charles Nicholl o Walter Isaacson, conocido por sus biografías Steve Jobs y Elon Musk y quien en 2017 dedicó una monumental obra a Leonardo. Ahora a esa vasta lista se suma un ensayo de más de 600 páginas escrito por el profesor Carlo Vecce, experto en el Renacimiento. Su título no puede ser más claro y da una idea de hasta qué punto el libro aspira a ser un compendio total sobre Da Vinci: 'Vida de Leonardo'. Para prepararla Vecce ha examinado los manuscritos del pintor y buceado en archivos y registros históricos, lo que le ha permitido enriquecer la imagen que hasta ahora teníamos del autor de 'La Gioconda'. En el camino, ha llegado también a algunas conclusiones asombrosas. Una de ellas es el vínculo familiar de Leonardo con España. Más concretamente con Barcelona, a donde se trasladó parte de su familia tiempo antes de que el pintor naciese en Anchiano, Vinci, en 1452. De hecho para encontrar la conexión con la Ciudad Condal hay que remontarse a la época del bisabuelo y abuelo de Leonardo, a quien su vocación comercial le llevó a la costa española. Para establecer el vínculo, Vecce empieza hablando de Guido di Michele, figura clave en el árbol genealógico de Leonardo por dos razones. Primero, por labrarse un hueco en el influyente gremio de los jueces y notarios florentinos entre 1330 y 1360. Segundo, por sus dos hijos: Giovanni y Piero, bisabuelo del futuro pintor. En Xataka Cuando Newton llegó a las leyes fundamentales de la física ya había un cartel que decía "Leonardo estuvo aquí" Aunque ambos hermanos estudiaron leyes y fueron admitidos en la profesión de Guido, con el tiempo acabaron siguiendo caminos distintos. Piero hizo carrera como diplomático y llegó a convertirse en notario de la Signoria. Giovanni sin embargo decidió romper con la tradición y probar fortuna en Barcelona. Que optase por la Ciudad Condal no es casualidad. En su obra, Vecce recuerda que Barcelona era "una de las capitales del mundo mediterráneo" en la que prosperaba además una rica comunidad de mercaderes florentinos. Giovanni se instaló cerca de Santa María del Mar (en construcción) junto a su mujer Lottiera y logró que su hijo, Frosino, se dedicase al lucrativo comercio de tejidos de lujo y tintes entre Mallorca y Valencia. El vínculo de Leonardo podría haberse quedado en esa rama lejana de sus antepasados si no fuera porque uno de los hijos de Piero, cansado quizás de la vida en la Toscana, se sintió atraído por la vida que llevaban su tío Giovanni y su primo Frosino como mercaderes en Barcelona. Su nombre era Antonio y a la postre sería recordado por ser el padre de Ser Piero da Vinci. Es decir, el abuelo de Leonardo. En vez de seguir los pasos de su padre en Florencia, Antonio se trasladó a Barcelona y durante casi 15 años trabajó mano a mano con Frosino, dedicándose sobre todo a la compraventa de especias y materias primas para la industria textil. Vecce relata cómo el abuelo de Leonardo navegó por el Mediterráneo, entre Barcelona, Valencia, Mallorca y Marruecos, y llegó hasta Fez, aunque con el tiempo su actividad se centró en Barcelona. Cuando pasaba ya de los 40 años, Antonio decidió sin embargo dar un nuevo giro a su vida y regresar a la Toscana. En Xataka Leonardo da Vinci estableció "la regla de los árboles" hace 500 años. Ahora hemos descubierto que se equivocó No se sabe el motivo exacto, pero esa decisión sería crucial para Leonardo. De regreso en Italia Antonio empezó

No importa si hablamos de la historia del arte, la de la ciencia, el Renacimiento, Europa o incluso la Historia en general, así, con mayúscula. Pocas figuras ha habido en los últimos siglos tan fascinantes como la de Leonardo da Vinci, el gran polímata, el genio por excelencia. Pintor, músico, ingeniero, científico (esto último en la extensión más amplia y precursora de la palabra) y escritor compulsivo de notas, Da Vinci se ha convertido en el exponente máximo del Humanismo.
Hasta ahora al relatar su vida los biógrafos han citado sobre todo dos puntos: las diferentes regiones de Italia en las que vivió y Francia, donde falleció en 1519, con casi 70 años. Ahora una nueva obra, cimentada en una profunda labor de investigación, establece un nuevo vínculo geográfico: Barcelona.
Gran pintor, enorme icono

Da Vinci no es solo un pintor enorme y un precursor de la ciencia moderna. Junto a algunos nombres contados, como Van Gogh, Beethoven o Poe (no muchos más), forma parte del grupo de artistas elevados a la categoría de icono pop atemporal. De ahí que en los últimos años haya protagonizado decenas cientos de monografías que siguen la estela de uno de sus primeros biógrafos, Giorgio Vasari.
Solo en las últimos décadas han indagado en la vida del toscano (a veces poniendo el foco en algún aspecto concreto de su legado) Fritjof Capra, Michael White, Frank Zöllner o Charles Nicholl o Walter Isaacson, conocido por sus biografías Steve Jobs y Elon Musk y quien en 2017 dedicó una monumental obra a Leonardo.
Ahora a esa vasta lista se suma un ensayo de más de 600 páginas escrito por el profesor Carlo Vecce, experto en el Renacimiento. Su título no puede ser más claro y da una idea de hasta qué punto el libro aspira a ser un compendio total sobre Da Vinci: 'Vida de Leonardo'. Para prepararla Vecce ha examinado los manuscritos del pintor y buceado en archivos y registros históricos, lo que le ha permitido enriquecer la imagen que hasta ahora teníamos del autor de 'La Gioconda'.
En el camino, ha llegado también a algunas conclusiones asombrosas.
Una de ellas es el vínculo familiar de Leonardo con España. Más concretamente con Barcelona, a donde se trasladó parte de su familia tiempo antes de que el pintor naciese en Anchiano, Vinci, en 1452. De hecho para encontrar la conexión con la Ciudad Condal hay que remontarse a la época del bisabuelo y abuelo de Leonardo, a quien su vocación comercial le llevó a la costa española.
Para establecer el vínculo, Vecce empieza hablando de Guido di Michele, figura clave en el árbol genealógico de Leonardo por dos razones. Primero, por labrarse un hueco en el influyente gremio de los jueces y notarios florentinos entre 1330 y 1360. Segundo, por sus dos hijos: Giovanni y Piero, bisabuelo del futuro pintor.
Aunque ambos hermanos estudiaron leyes y fueron admitidos en la profesión de Guido, con el tiempo acabaron siguiendo caminos distintos. Piero hizo carrera como diplomático y llegó a convertirse en notario de la Signoria. Giovanni sin embargo decidió romper con la tradición y probar fortuna en Barcelona.
Que optase por la Ciudad Condal no es casualidad.
En su obra, Vecce recuerda que Barcelona era "una de las capitales del mundo mediterráneo" en la que prosperaba además una rica comunidad de mercaderes florentinos. Giovanni se instaló cerca de Santa María del Mar (en construcción) junto a su mujer Lottiera y logró que su hijo, Frosino, se dedicase al lucrativo comercio de tejidos de lujo y tintes entre Mallorca y Valencia.
El vínculo de Leonardo podría haberse quedado en esa rama lejana de sus antepasados si no fuera porque uno de los hijos de Piero, cansado quizás de la vida en la Toscana, se sintió atraído por la vida que llevaban su tío Giovanni y su primo Frosino como mercaderes en Barcelona. Su nombre era Antonio y a la postre sería recordado por ser el padre de Ser Piero da Vinci. Es decir, el abuelo de Leonardo.
En vez de seguir los pasos de su padre en Florencia, Antonio se trasladó a Barcelona y durante casi 15 años trabajó mano a mano con Frosino, dedicándose sobre todo a la compraventa de especias y materias primas para la industria textil.
Vecce relata cómo el abuelo de Leonardo navegó por el Mediterráneo, entre Barcelona, Valencia, Mallorca y Marruecos, y llegó hasta Fez, aunque con el tiempo su actividad se centró en Barcelona. Cuando pasaba ya de los 40 años, Antonio decidió sin embargo dar un nuevo giro a su vida y regresar a la Toscana.
No se sabe el motivo exacto, pero esa decisión sería crucial para Leonardo. De regreso en Italia Antonio empezó desde cero, se casó con la hija de un notario y en 1417 retornó a Vinci, donde la familia vivió de las escasas rentas familiares.
Su ajustada economía no impidió que el matrimonio tuviese varios hijos: Guliano, Violante, Francesco y Piero Frosino. A nosotros nos interesa este último, el mayor de todos y quien en la década de 1440 decidió mudarse a Florencia para retomar la tradición familiar iniciada por Guido di Michele y convertirse en notario.
Si Piero ha pasado a la historia no es sin embargo por su estudio de las leyes o el rol que desempeñó en la capital de la Toscana, sino por su hijo. En 1452 tuvo un vástago ilegítimo con una mujer llamada Caterina, una criatura sana, creativa y de una inteligencia solo superada por su poderosísima curiosidad.
Lo llamaron Leonardo. Leonardo da Vinci.
Su padre y su madre acabarían siguiendo caminos distintos, casándose con otras personas y teniendo más prole; pero Piero no tardó en darse cuenta del talento de su hijo para el dibujo y se preocupó por que Leonardo pudiese formarse como artista en Florencia en la academia del pintor Andrea del Verrocchio.
El resto es ya historia.
Quién era la misteriosa Caterina, su propio pasado y su familia es otra vía de investigación que crea nuevos vínculos para Leonardo y en la que indaga también Carlo Vecce en su obra. Pero eso es ya materia para otro reportaje.
Imágenes | Wikipedia 1 y 2 y Logan Armstrong (Unsplash)
-
La noticia
El último secreto de Da Vinci no estaba en sus cuadros ni notas, sino en su familia: un vínculo directo con Barcelona
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Carlos Prego
.