Esta alternativa llega para jubilar a los pellets. Cada vez más gente la usa para calentar la casa y no pasar frío

A la hora de calentar el hogar y mantener una temperatura confortable, muchas personas recurren a sistemas de climatización convencionales, siendo la leña y los pellets las opciones más utilizadas. Sin embargo, una alternativa menos conocida está ganando popularidad.

Ante las restricciones en el uso de la leña y los pellets, cada vez más personas buscan combustibles alternativos que permitan mantener el calor en casa de manera eficiente. Esta opción no solo destaca por su menor impacto ambiental, sino también por su coste más asequible, lo que la convierte en una solución cada vez más valorada.

Todas las ventajas

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Para no depender de los tradicionales pellets, cada vez tiene más peso esta alternativa. Los pellets, esos pequeños cilindros compactados de biomasa, generalmente fabricados a partir de residuos de madera como serrín y virutas, utilizados como combustible ecológico tienen un potente rival en las cáscaras de trigo sarraceno.

Si bien los pellets son reconocidos por su gran rendimiento energético y su reducido impacto ambiental, lo que los convierte en una opción popular para calefacción y estufas, las cáscaras de trigo sarraceno han emergido como una alternativa prometedora. Su atractivo radica en su bajo costo y en su viabilidad como fuente de combustible para estufas y calderas de biomasa.

Este material es un residuo de la producción de este gran tiene una serie de ventajas nada desdeñables.

En primer lugar destaca por su eficiencia energética. Con un poder calorífico de aproximadamente 15-16 MJ/kg, las cáscaras de trigo sarraceno ofrecen un rendimiento térmico comparable al de los pellets de madera de menor calidad, proporcionando una fuente de calor eficiente.

No hay que pasar por alto su sostenibilidad ambiental. Totalmente biodegradables, su combustión genera bajas emisiones de dióxido de carbono, lo que las convierte en una alternativa más ecológica frente a los combustibles fósiles.

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Son accesibles y económicas. Al tratarse de un subproducto derivado de la industria alimentaria, su precio es significativamente inferior al de los pellets de madera, lo que las hace una opción rentable para sistemas de calefacción.

Fácil disponibilidad: Su producción es abundante en diversas regiones, destacando Polonia como uno de los principales productores, lo que garantiza un suministro estable y accesible.

Sin embargo no todo son ventajas y hay una serie de consideraciones a tener en cuenta. Una de ellas es su rápida combustión, lo que obliga a recargar la estufa con mayor frecuencia.

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Además hay que tener en cuenta su elevada producción de cenizas, lo que se traduce en que este sistema requiere una limpieza más constante de las estufas y elementos usados para quemar esas cáscaras.

Relacionado con este último, es importante referirse a su compatibilidad limitada, ya que no todas las estufas y calderas de biomasa pueden utilizar este material.

Y aunque su rendimiento es aceptable, tienen un poder calorífico inferior a los pellets de calidad o la leña seca.

Para finalizar, su manejo complicado por su baja densidad, volumen y forma irregular. Todo esto hace que las cáscaras de trigo sarraceno sean más difíciles de transportar y dificultar el almacenamiento.

Estufas compatibles

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No todos los sistemas de calefacción son compatibles con las cáscaras de trigo sarraceno. Por lo general, se aconseja el uso de calderas de biomasa con alimentadores automáticos o de retorta, ya que están diseñadas para combustibles de estructura irregular.

Para adaptar una chimenea de pellets al uso de cáscaras de trigo sarraceno, es necesario realizar ajustes en el sistema de alimentación y combustión. Primero, es fundamental verificar si el quemador es compatible, ya que las cáscaras tienen una estructura irregular y menor densidad que los pellets. Los quemadores de retorta o biomasa flexible son los más adecuados para este tipo de material.

El sistema de alimentación también requiere modificaciones. El sinfín debe ajustarse o reemplazarse para evitar atascos y una alimentación irregular del combustible. Además, debido a la menor densidad de las cáscaras, es recomendable ampliar la tolva o estar preparado para recargar con mayor frecuencia.

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En cuanto a la combustión, es crucial ajustar el flujo de aire, ya que las cáscaras generan más cenizas y requieren mayor oxigenación para quemarse de manera eficiente. También puede ser necesario incrementar la temperatura del hogar mediante una rejilla especial o un lecho de brasas de pellets o leña para estabilizar la quema.

El manejo de cenizas es otro aspecto clave. Se recomienda instalar un sistema de limpieza automática o aumentar la frecuencia de mantenimiento, ya que este combustible produce más residuos. También es útil contar con un cajón de cenizas más grande o mejorar el sistema de evacuación para evitar obstrucciones.

Por último, es importante realizar pruebas y ajustes con pequeñas cantidades para encontrar la configuración óptima de alimentación, aire y limpieza. En caso de que la chimenea no pueda adaptarse completamente, una opción viable es mezclar las cáscaras con pellets en proporciones controladas para minimizar problemas de combustión.

Vía | Huffingtonpost

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