La variabilidad de frecuencia cardíaca es la nueva piedra filosofal de los ‘wearables’
La variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC) es un dato que hasta ahora no parecía importarle a nadie, pero que cada vez está consiguiendo ganar más protagonismo. La “culpa” es, en parte, de los fabricantes de wearables, que se están agarrando a ella para justificar el relevo generacional de sus dispositivos. Lo cierto es que puede ser una herramienta muy útil. Más allá de que pueda utilizarse como un excelente reclamo de marketing, la variabilidad de frecuencia cardíaca es un dato de salud que puede ofrecer una información muy valiosa. Es la nueva obsesión de los fabricantes, que ya la están implementando en masa y, por ende, también de los propios usuarios. Qué es la variabilidad de frecuencia cardíaca La variabilidad de la frecuencia cardíaca es el tiempo que transcurre entre cada latido. Hasta ahora, los wearables incorporaban un pulsómetro capaz de medir la cantidad de latidos por minuto (de hecho, hasta se intenta medir el ritmo cardíaco con la cámara del móvil), pero este nuevo dato va más allá de eso. Con la variabilidad se pretende detectar posibles arritmias y cambios anormales en la forma en la que el corazón se mueve. Estos cambios, según explica la Universidad Isabel I, están controlados por el sistema nervioso autónomo y son un buen reflejo de cómo el cuerpo se puede adaptar a las distintas situaciones que le ocurren durante el día. No estamos igual cuando tenemos un pico de estrés en el trabajo que cuando nos tumbamos en el sofá para una sesión de “Netflix and chill”. Por eso, la capacidad que el corazón tiene para adaptarse a estos cambios puede ofrecer una información muy importante a la hora de hablar de la salud del corazón. En Xataka Android No sabía si era mejor un reloj inteligente o una pulsera inteligente, así que he comprado los dos. Un año después ya tengo la respuesta Una VFC alta indica que existen mayores diferencias en los tiempos entre los latidos. Y aunque esto puede parecer contraproducente, lo cierto es que es el estado ideal y esta irregularidad es saludable. Esta diferencia implica una menor monotonía en la forma en la que se mueve el corazón y, por lo tanto, una mayor capacidad de adaptarse a los cambios, ser más flexible y estar en mejor estado de salud. Por el contrario, obtener datos de una variabilidad de frecuencia cardíaca baja puede ser un signo de alerta que, sin preocuparnos, deberíamos revisar para descartar posibles patologías, enfermedades o, simplemente, la necesidad de cambiar de estilo de vida y tratar de ser un poquito más activos. Para mejorar la VFC no hay milagros, pero sí el trío del que siempre se habla: alimentarse bien, descansar correctamente y hacer ejercicio. La nueva generación de relojes ya miden la variabilidad de la frecuencia cardíaca Monitorizar la VFC puede ser muy interesante. Ahora, gracias al compromiso que los fabricantes de wearables están mostrando en el campo de la salud, lo tenemos tan fácil como utilizar un reloj o pulsera que incluya esta funcionalidad. El registro de estos datos lo hace desde el propio pulsómetro, sin necesitar nada más, y puede monitorizarlo día y noche. De hecho, nos puede servir para un doble objetivo. Por un lado, conocer un poquito mejor cómo está nuestra salud cardiovascular y, por otro, ajustar las cargas de entrenamiento en función de cómo nos encontremos. Los relojes inteligentes han dado un paso adelante a la hora de conocer este dato y muchos de los modelos más modernos ya lo incorporan. De este modo, eliminamos la necesidad de tener que recurrir a una prueba específica. En Xataka Android Usar el Galaxy Watch Ultra no se me resiste aunque haga frío. Así lo controlo cuando llevo guantes En cualquier caso, no hay que perder de vista que no son productos sanitarios y que estos medidores de uso doméstico, aunque suelen funcionar bastante bien, no pueden reemplazar a los equipos médicos que utilizan los profesionales. Los wearables nos pueden ayudar a detectar posibles patrones anormales y consultar con un especialista si todo está bien o si necesitamos algún tipo de revisión. Desde los modelos más avanzados, como los Apple Watch (a partir de watchOS 5), los relojes de Garmin, el Samsung Galaxy Watch Ultra o el Huawei Watch D2, que también incorpora tensiómetro, hasta los modelos más modestos, como la recién presentada pulsera de actividad Huawei Band 10 o el Amazfit Active 2, la variabilidad de frecuencia cardíaca es una característica que vamos a ver de manera estandarizada en los dispositivos de todas las gamas y rangos de precios. En Xataka Android | ¿Es realmente necesario tener sensor de ritmo cardiaco en un smartphone Android? - La noticia La variabilidad de frecuencia cardíaca es la nueva piedra filosofal de los ‘wearables’

La variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC) es un dato que hasta ahora no parecía importarle a nadie, pero que cada vez está consiguiendo ganar más protagonismo. La “culpa” es, en parte, de los fabricantes de wearables, que se están agarrando a ella para justificar el relevo generacional de sus dispositivos.
Lo cierto es que puede ser una herramienta muy útil. Más allá de que pueda utilizarse como un excelente reclamo de marketing, la variabilidad de frecuencia cardíaca es un dato de salud que puede ofrecer una información muy valiosa. Es la nueva obsesión de los fabricantes, que ya la están implementando en masa y, por ende, también de los propios usuarios.
Qué es la variabilidad de frecuencia cardíaca
La variabilidad de la frecuencia cardíaca es el tiempo que transcurre entre cada latido. Hasta ahora, los wearables incorporaban un pulsómetro capaz de medir la cantidad de latidos por minuto (de hecho, hasta se intenta medir el ritmo cardíaco con la cámara del móvil), pero este nuevo dato va más allá de eso.

Con la variabilidad se pretende detectar posibles arritmias y cambios anormales en la forma en la que el corazón se mueve. Estos cambios, según explica la Universidad Isabel I, están controlados por el sistema nervioso autónomo y son un buen reflejo de cómo el cuerpo se puede adaptar a las distintas situaciones que le ocurren durante el día.
No estamos igual cuando tenemos un pico de estrés en el trabajo que cuando nos tumbamos en el sofá para una sesión de “Netflix and chill”. Por eso, la capacidad que el corazón tiene para adaptarse a estos cambios puede ofrecer una información muy importante a la hora de hablar de la salud del corazón.
Una VFC alta indica que existen mayores diferencias en los tiempos entre los latidos. Y aunque esto puede parecer contraproducente, lo cierto es que es el estado ideal y esta irregularidad es saludable. Esta diferencia implica una menor monotonía en la forma en la que se mueve el corazón y, por lo tanto, una mayor capacidad de adaptarse a los cambios, ser más flexible y estar en mejor estado de salud.
Por el contrario, obtener datos de una variabilidad de frecuencia cardíaca baja puede ser un signo de alerta que, sin preocuparnos, deberíamos revisar para descartar posibles patologías, enfermedades o, simplemente, la necesidad de cambiar de estilo de vida y tratar de ser un poquito más activos.
Para mejorar la VFC no hay milagros, pero sí el trío del que siempre se habla: alimentarse bien, descansar correctamente y hacer ejercicio.
La nueva generación de relojes ya miden la variabilidad de la frecuencia cardíaca
Monitorizar la VFC puede ser muy interesante. Ahora, gracias al compromiso que los fabricantes de wearables están mostrando en el campo de la salud, lo tenemos tan fácil como utilizar un reloj o pulsera que incluya esta funcionalidad. El registro de estos datos lo hace desde el propio pulsómetro, sin necesitar nada más, y puede monitorizarlo día y noche.

De hecho, nos puede servir para un doble objetivo. Por un lado, conocer un poquito mejor cómo está nuestra salud cardiovascular y, por otro, ajustar las cargas de entrenamiento en función de cómo nos encontremos.
Los relojes inteligentes han dado un paso adelante a la hora de conocer este dato y muchos de los modelos más modernos ya lo incorporan. De este modo, eliminamos la necesidad de tener que recurrir a una prueba específica.
En cualquier caso, no hay que perder de vista que no son productos sanitarios y que estos medidores de uso doméstico, aunque suelen funcionar bastante bien, no pueden reemplazar a los equipos médicos que utilizan los profesionales. Los wearables nos pueden ayudar a detectar posibles patrones anormales y consultar con un especialista si todo está bien o si necesitamos algún tipo de revisión.
Desde los modelos más avanzados, como los Apple Watch (a partir de watchOS 5), los relojes de Garmin, el Samsung Galaxy Watch Ultra o el Huawei Watch D2, que también incorpora tensiómetro, hasta los modelos más modestos, como la recién presentada pulsera de actividad Huawei Band 10 o el Amazfit Active 2, la variabilidad de frecuencia cardíaca es una característica que vamos a ver de manera estandarizada en los dispositivos de todas las gamas y rangos de precios.
En Xataka Android | ¿Es realmente necesario tener sensor de ritmo cardiaco en un smartphone Android?
-
La noticia
La variabilidad de frecuencia cardíaca es la nueva piedra filosofal de los ‘wearables’
fue publicada originalmente en
Xataka Android
por
Noelia Hontoria
.