Tengo fibra en casa y voy sobrado. Voy a ahorrar unos euros cada mes con solo calcular la que realmente necesito

Llega el momento de contratar la conexión a Internet en casa. Casi todas las operadoras ofrecen distintas velocidades de acceso (y distintos precios). Pero lo que no todo el mundo sabe es que, quizás, con una conexión menor y más barata tiene de sobra para su uso diario.

En mi caso, tengo que reconocer que no es así. A precios similares, me gusta tener lo máximo. Puede parecer incongruente, dirán algunos, pero siempre está el “por si acaso”. Pero si lo pienso fríamente, quizás no necesito tanto, y por eso vamos a detallar cómo queda una tabla de equivalencias entre velocidad y uso diario.

Más no siempre es mejor

Como he dicho antes, tengo contratada la fibra con Digi. Es indirecta, a 1 Gb de velocidad y con dos líneas adicionales y estoy tan contento. Con el proyecto en casa de hacerme con un router neutro, me pilló por sorpresa que van a subir la velocidad a 10 Gb, y pagando incluso menos al ser fibra directa. Pero, ¿es una barbaridad tener 10 Gb?

En su momento ya repasamos cuáles son las necesidades que requiere cada plataforma de streaming para ver contenido y, además, hacerlo con calidad. Con 1 Gb simétrico voy más que sobrado.

Para ver series y películas

Las principales plataformas de streaming recomiendan diferentes velocidades de conexión según la calidad de imagen. Para reproducir contenido en HD, suelen bastar entre 3 y 5 Mbps. Si quieres disfrutar de títulos en 4K, lo habitual es necesitar entre 15 y 25 Mbps. Algunas plataformas, como Max, sugieren conexiones más altas para asegurar una reproducción sin interrupciones.

• Netflix: La velocidad necesaria varía según el plan contratado. Para ver en resolución 4K UHD se requieren al menos 15 Mbps, mientras que para calidad Full HD bastan 5 Mbps. Los planes más básicos en HD funcionan con unos 3 Mbps.
• Max: Aunque la plataforma sugiere contar con una conexión de al menos 50 Mbps para garantizar una reproducción fluida, el contenido en HD puede visualizarse correctamente con 5 Mbps y el 4K necesita alrededor de 25 Mbps.
• Disney+: Al igual que otras plataformas, recomienda 5 Mbps como mínimo para contenido en alta definición y unos 25 Mbps para acceder a títulos en resolución 4K.
• Prime Video: Amazon establece que para ver series o películas en definición estándar basta con 1 Mbps. Para calidad HD se requieren al menos 5 Mbps y para contenido en 4K, unos 25 Mbps.

Juego online

Los principales servicios de juego en la nube requieren conexiones estables y rápidas. Para jugar en calidad estándar (1080p), lo habitual es necesitar entre 15 y 25 Mbps, mientras que para alcanzar el 4K pueden ser necesarios hasta 40 Mbps. En el caso de Nintendo, las exigencias son más modestas, bastando con 3 Mbps de bajada y 1 Mbps de subida para jugar en línea.

• PlayStation Plus: Para jugar en la nube con el plan Extra, se recomienda una velocidad de al menos 15 Mbps para obtener una calidad de imagen en 1080p.
• Xbox Cloud Gaming: Los usuarios de Game Pass Ultimate deberían contar con una conexión de al menos 20 Mbps para disfrutar de una experiencia fluida en consolas.
• GeForce NOW: NVIDIA sugiere una conexión de 15 Mbps como mínimo para jugar en 720p a 60 fps, 25 Mbps para alcanzar 1080p a 60 fps, y 40 Mbps para llegar a resoluciones 4K.
• Nintendo Switch Online: Se recomienda tener al menos 3 Mbps de descarga y 1 Mbps de subida para jugar online sin problemas.

Lo normal es que con 100 Mb simétricos tengas de sobra para todos los servicios. Ya no solo para ver películas o series en streaming; para juegos online también tengo de sobra, e incluso para gestionar todos los dispositivos conectados voy sobrado. Veamos, por ejemplo, los usos más habituales.

Para el común de los mortales, está claro que, viendo esta tabla, con 600 Mbps tenemos más que suficiente. Incluso con pérdidas de velocidad por interferencias o señales debilitadas por paredes y obstáculos, vamos a tener de sobra.

Entonces, ¿por qué las empresas venden conexiones de 1 Gb o de 10 Gb? Puede que existan hogares que se beneficien de ellas, no lo dudo. Lo mismo ocurre en entornos profesionales. Pero en el día a día, nuestras necesidades de Internet suelen cubrirse de sobra con 100 Mb simétricos.

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El número elevado sirve como reclamo para llamar la atención, y como tal, es efectivo, ya que lo habitual es que tengamos que pagar más a mayor velocidad. Por lo tanto, no resulta interesante, a no ser que, como he comentado antes, exista un precio similar o incluso más económico. En ese caso, aumentar la velocidad pagando menos no tiene discusión.

Al igual que ocurre con la factura de la luz y la potencia contratada, lo normal es que nuestros dispositivos no aprovechen al máximo la velocidad de Internet. Contratando una velocidad adecuada a nuestras necesidades, podemos abaratar la factura mensual y ahorrar una cantidad importante en el gasto que hacemos.

Otras consideraciones que no tenemos en cuenta

Imagen | Markus Spyske

Potencia sin control no sirve de nada. Era el lema de un anuncio, y se puede aplicar aquí. Hay otros aspectos más importantes que la velocidad a la hora de sacarle mayor partido a nuestra conexión WiFi.

Por un lado, hay que tener en cuenta los dispositivos que vamos a conectar, ya que no todos pueden aprovechar la capacidad y la velocidad que ofrece la red que tenemos contratada. Un ejemplo lo tengo en mi televisor: el puerto Ethernet no supera los 100 Mbps, y la conexión WiFi tiene un tope de 1 Gb, por lo que nunca aprovecharé esos 10 Gb contratados.

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La velocidad no siempre es el factor más determinante. Existen otros elementos que influyen de forma significativa en la experiencia del usuario. Uno de los más importantes es la latencia o “ping”, que representa el tiempo que tarda un paquete de datos en ir y volver desde un servidor. Una latencia baja (por debajo de 20 milisegundos) es fundamental para actividades en tiempo real como videojuegos online, videollamadas o navegación interactiva. Incluso con buena velocidad, una latencia alta puede causar demoras y cortes.

También es esencial la estabilidad de la conexión, que incluye aspectos como el jitter (variaciones en la latencia) y la pérdida de paquetes. Estos problemas provocan interrupciones en videollamadas, saltos en transmisiones de vídeo o desconexiones en juegos online. Una conexión estable, aunque no sea la más rápida, puede ofrecer una experiencia mucho más fluida.

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Un factor clave es la red interna del hogar: problemas como un router deficiente, cables en mal estado o mala cobertura WiFi suelen afectar más que la velocidad contratada. Mejorar el equipo y la distribución del WiFi puede ofrecer mejores resultados que aumentar los megas.

La saturación de la red también afecta al rendimiento. En hogares con varios dispositivos conectados al mismo tiempo, la conexión puede ralentizarse. Configurar correctamente el QoS (Quality of Service) del router ayuda a priorizar el tráfico más importante, como videollamadas o juegos.

En resumen, la velocidad influye (especialmente en descargas, streaming en 4K o copias de seguridad en la nube) pero no lo es todo. Factores como la latencia, la estabilidad, la red interna del hogar y el tipo de conexión tienen un impacto igual o incluso mayor en la experiencia final del usuario.

Vía | Xataka Móvil

En Xataka SmartHome | Uso internet con cable Ethernet: a partir de qué longitud del cable de red aparecen problemas de pérdidas y latencia importantes

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La noticia Tengo fibra en casa y voy sobrado. Voy a ahorrar unos euros cada mes con solo calcular la que realmente necesito fue publicada originalmente en Xataka Smart Home por Jose Antonio Carmona .