Un móvil, Telegram e Inteligencia Artificial: la fórmula de las familias ucranianas para encontrar a los desaparecidos
Las guerras están repletas de paradojas, y las modernas tienen a las pantallas de los móviles entre ellas. Una simple llamada de teléfono puede ser lo último que hace una persona, pero, a la misma vez, una pantalla de móvil también puede ser la última esperanza para encontrar a las cientos de miles de personas desparecidas en medio del conflicto tras la invasión rusa. Desaparecidos en guerra. Desde el inicio de la invasión rusa a gran escala en 2022, Ucrania se enfrenta a una crisis silenciosa: casi 60.000 personas, entre militares y civiles, figuran como desaparecidas bajo “circunstancias especiales”, aunque las cifras reales podrían ser mucho más altas. Uno de ellos es Nazar Ocheretnyi, un médico de combate que desapareció en Mariúpol el 30 de marzo de 2022. Su último mensaje en el móvil fue para su madre, Valentyna, quien desde entonces ha emprendido una búsqueda incansable para encontrarlo, aún sin saber si está vivo o muerto. El caso de Ocheretnyi simboliza la angustia de miles de familias ucranianos que enfrentan un proceso doloroso, lento y sin certezas, alimentado por la dificultad de recuperar cuerpos en el frente (donde los drones dificultan la evacuación) y por la opacidad del lado ruso en el manejo de prisioneros de guerra. En Xataka Ucrania está capturando los drones de Rusia gracias a un escudo inesperado: las redes de pesca de un pueblo de Dinamarca La lenta identificación. Hasta la fecha, Ucrania ha logrado repatriar más de 7.000 cuerpos mediante intercambios con Rusia, pero la identificación de los restos es un proceso arduo. Muchas veces, lo que se recibe son fragmentos calcinados, descompuestos o irreconocibles, lo que obliga a los forenses a recurrir a pruebas de ADN para confirmar identidades. Incluso cuando las familias creen reconocer a su ser querido, la ley exige una verificación genética. En ocasiones, las partes de un mismo cuerpo llegan en repatriaciones separadas, lo que requiere la elaboración de perfiles de ADN por fragmento y prolonga el proceso de duelo. En casos en los que no existen familiares directos, los expertos recurren a objetos personales que hayan estado en contacto con la piel del desaparecido, con la esperanza de obtener una muestra útil para comparación genética. Tecnología para encontrar. Frente a la complejidad del proceso, las autoridades ucranianas han empezado a utilizar nuevas herramientas tecnológicas. Por primera vez, han aplicado reconstrucción facial 3D basada en cráneos y datos genómicos, publicando imágenes generadas por ordenador de cuerpos sin identificar con la esperanza de que algún familiar o conocido los reconozca. También emplean software de reconocimiento facial como Clearview AI para rastrear a prisioneros que aparecen en canales de Telegram rusos o medios de comunicación. En una instalación especializada en Kyiv, un equipo de expertos revisa meticulosamente imágenes y videos en busca de coincidencias faciales que puedan aportar pistas sobre soldados capturados. Estos hallazgos, cuando se producen, son compartidos a través del móvil con las familias como una posible señal de esperanza. Una red civil. Contaba la CNN que a la par del trabajo oficial ha surgido una movilización civil sin precedentes: “ejércitos de familias” que cruzan redes sociales, programas de televisión rusos, videos de noticias y grupos de Telegram buscando indicios de sus seres queridos. Valentyna Ocheretnaya ha recopilado testimonios que aseguran haber visto a su hijo en una prisión rusa, incluso detallando su apodo, sus tatuajes y sus actos de solidaridad con otros prisioneros. La mujer ha entregado toda esa información a las autoridades ucranianas y al Comité Internacional de la Cruz Roja, pero Nazar aún no figura en ninguna lista oficial rusa. Ha ofrecido su muestra de ADN sin resultados, lo que, paradójicamente, interpreta como una señal de que sigue vivo. Asiste a reuniones de familiares, participa en foros y continúa investigando por su cuenta, aferrada a un viejo video en el teléfono donde su hijo ríe y bromea. En Xataka Creíamos que éramos 8.000 millones de personas en todo el planeta. Hasta que unos investigadores se pusieron a hacer números El intercambio. Es la última de las patas para entender el problema. El presidente ucraniano Zelensky ha reiterado su disposición a realizar un intercambio total de prisioneros, liberando a todos los cautivos en manos de ambos bandos como gesto hacia la paz. Miles de familias esperan ese momento, convencidas de que, como Valentyna, su ser querido está en algún lugar, esperando volver. Más allá de la diplomacia o las estadísticas, la búsqueda de los desaparecidos en Ucrania parece sostenida por tres pilares: los teléfonos, la inteligencia artificial y un ejército de familias con la esperanza de recibir noticias. Imagen | President Of Ukraine En Xataka

Las guerras están repletas de paradojas, y las modernas tienen a las pantallas de los móviles entre ellas. Una simple llamada de teléfono puede ser lo último que hace una persona, pero, a la misma vez, una pantalla de móvil también puede ser la última esperanza para encontrar a las cientos de miles de personas desparecidas en medio del conflicto tras la invasión rusa.
Desaparecidos en guerra. Desde el inicio de la invasión rusa a gran escala en 2022, Ucrania se enfrenta a una crisis silenciosa: casi 60.000 personas, entre militares y civiles, figuran como desaparecidas bajo “circunstancias especiales”, aunque las cifras reales podrían ser mucho más altas. Uno de ellos es Nazar Ocheretnyi, un médico de combate que desapareció en Mariúpol el 30 de marzo de 2022. Su último mensaje en el móvil fue para su madre, Valentyna, quien desde entonces ha emprendido una búsqueda incansable para encontrarlo, aún sin saber si está vivo o muerto.
El caso de Ocheretnyi simboliza la angustia de miles de familias ucranianos que enfrentan un proceso doloroso, lento y sin certezas, alimentado por la dificultad de recuperar cuerpos en el frente (donde los drones dificultan la evacuación) y por la opacidad del lado ruso en el manejo de prisioneros de guerra.
La lenta identificación. Hasta la fecha, Ucrania ha logrado repatriar más de 7.000 cuerpos mediante intercambios con Rusia, pero la identificación de los restos es un proceso arduo. Muchas veces, lo que se recibe son fragmentos calcinados, descompuestos o irreconocibles, lo que obliga a los forenses a recurrir a pruebas de ADN para confirmar identidades. Incluso cuando las familias creen reconocer a su ser querido, la ley exige una verificación genética.
En ocasiones, las partes de un mismo cuerpo llegan en repatriaciones separadas, lo que requiere la elaboración de perfiles de ADN por fragmento y prolonga el proceso de duelo. En casos en los que no existen familiares directos, los expertos recurren a objetos personales que hayan estado en contacto con la piel del desaparecido, con la esperanza de obtener una muestra útil para comparación genética.
Tecnología para encontrar. Frente a la complejidad del proceso, las autoridades ucranianas han empezado a utilizar nuevas herramientas tecnológicas. Por primera vez, han aplicado reconstrucción facial 3D basada en cráneos y datos genómicos, publicando imágenes generadas por ordenador de cuerpos sin identificar con la esperanza de que algún familiar o conocido los reconozca.
También emplean software de reconocimiento facial como Clearview AI para rastrear a prisioneros que aparecen en canales de Telegram rusos o medios de comunicación. En una instalación especializada en Kyiv, un equipo de expertos revisa meticulosamente imágenes y videos en busca de coincidencias faciales que puedan aportar pistas sobre soldados capturados. Estos hallazgos, cuando se producen, son compartidos a través del móvil con las familias como una posible señal de esperanza.
Una red civil. Contaba la CNN que a la par del trabajo oficial ha surgido una movilización civil sin precedentes: “ejércitos de familias” que cruzan redes sociales, programas de televisión rusos, videos de noticias y grupos de Telegram buscando indicios de sus seres queridos. Valentyna Ocheretnaya ha recopilado testimonios que aseguran haber visto a su hijo en una prisión rusa, incluso detallando su apodo, sus tatuajes y sus actos de solidaridad con otros prisioneros.
La mujer ha entregado toda esa información a las autoridades ucranianas y al Comité Internacional de la Cruz Roja, pero Nazar aún no figura en ninguna lista oficial rusa. Ha ofrecido su muestra de ADN sin resultados, lo que, paradójicamente, interpreta como una señal de que sigue vivo. Asiste a reuniones de familiares, participa en foros y continúa investigando por su cuenta, aferrada a un viejo video en el teléfono donde su hijo ríe y bromea.
El intercambio. Es la última de las patas para entender el problema. El presidente ucraniano Zelensky ha reiterado su disposición a realizar un intercambio total de prisioneros, liberando a todos los cautivos en manos de ambos bandos como gesto hacia la paz. Miles de familias esperan ese momento, convencidas de que, como Valentyna, su ser querido está en algún lugar, esperando volver.
Más allá de la diplomacia o las estadísticas, la búsqueda de los desaparecidos en Ucrania parece sostenida por tres pilares: los teléfonos, la inteligencia artificial y un ejército de familias con la esperanza de recibir noticias.
Imagen | President Of Ukraine
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La noticia
Un móvil, Telegram e Inteligencia Artificial: la fórmula de las familias ucranianas para encontrar a los desaparecidos
fue publicada originalmente en
Xataka Móvil
por
Miguel Jorge
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