Hace 15 años, un ingeniero forestal decidió cultivar esponjas en Galicia. La guerra contra el plástico le ha acabado dando la razón
A mediados de los años 90, Juan Carlos Mascato terminó de estudiar ciencias forestales en Hamburgo y se enroló en una empresa de la zona. Tuvo suerte: de todas las cosas que podía haber necesitado esa empresa, necesitaba alguien que hablara español, alguien que mandar a Paraguay. Fue entonces cuando conoció la luffa e inició su cruzada contra el plástico. Hoy es el mayor productor de Europa en el sector de las esponjas y los estropajos naturales. Y todo desde un pueblecito de Pontevedra. ¿Qué es la luffa? Las luffas son un género de plantas ligeramente emparentado con las calabazas, los pepinos y los melones. De hecho, en el sudeste asiático es un alimento muy popular siempre y cuando se recolecten pronto. En caso contrario se vuelve demasiado fibrosas para poder ser consumidas. Tan fibrosas que, debidamente procesadas, se pueden usar como esponjas exfoliantes. Durante siglos, este tipo de vegetales (o alguna de sus variantes) fueron muy usados y se encontraban entre los cultivos de cualquier huerta que se preciara. Pero la irrupción del plástico a partir de los años 40 las mandó al cajón de la historia. Hasta ahora que la guerra de los plásticos las han devuelto a la primera línea. En Xataka El mito del genio creador o por qué la mayoría de innovaciones revolucionarias son puro humo ¿Y qué hace el gigante de la luffa europea en Caldas de Reis? Es una excelente pregunta. Como explicaba Silvia Rodríguez en El País, el motivo más claro es que la familia de Mascato (de madre alemana, pero padre gallego) tenía una finca disponible en un pueblo con un clima muy particular que lo convertía en un buen candidato para probar cultivos subtropicales: Caldas. La casualidad no acaba ahí, claro. Porque el procesamiento de la luffa incluye una fase de fermentación en la que las aguas termales del municipio gallego encajaban como anillo al dedo. Nadie es profeta en su tierra... Y en este caso tampoco ocurre. Porque lo cierto es que Ibérica de Esponjas Vegetales es poco conocida aquí en el país. De las 200.000 esponjas que fabrican al año, solo un 10% se queda en España. El resto se va a países como Corea, Taiwán, Nueva Zelanda, Suecia, Finlandia, Noruega u Oriente Próximo... Ahora mismo, la empresa trabaja en un proyecto de comercialización online en Alemania y en ampliar su infraestructura productiva a EEUU. Lo que las esponjas pueden enseñarnos. Porque aunque la historia ya de por sí es muy interesante, hay algo que realmente crucial: que durante décadas hemos despreciado muchas soluciones tradicionales sencillamente porque lo eran. Y eso es un error. Así lo dejó claro en 2015 Instituto Karolinska de Estocolmo cuando concedió a Tu Youyou el premio Nobel de Medicina. Muchos lo interpretaron como un premio a la medicina tradicional china, pero no era exacto: la proeza de Tu fue increíble. Desde 1965, Tu Youyou fue analizando minuciosamente todos y cada uno de los remedios que la milenaria civilización china había ido seleccionando. Y, efectivamente, la mayoría pura superstición, pseudociencia y placebo. Sin embargo, encontró la artemisinina, un revolucionario tratamiento contra la malaria. Repensar el pasado. Este es un ejemplo de libro de que si nos acercarnos con una mirada abierta (pero rigurosa) a la historia tecnológica de la humanidad, podemos encontrar soluciones realmente creativas a los problemas de nuestro día a día. En mitad de un mundo invadido por los plásticos, las esponjas naturales son un ejemplo excelente. Imagen | Jan Helebrant | Tony Buser En Xataka | Cómo una idea puede modelar sociedades con cientos de millones de personas casi 1000 años después: la hipótesis de Schultz - La noticia Hace 15 años, un ingeniero forestal decidió cultivar esponjas en Galicia. La guerra contra el plástico le ha acabado dando la razón fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez .

A mediados de los años 90, Juan Carlos Mascato terminó de estudiar ciencias forestales en Hamburgo y se enroló en una empresa de la zona. Tuvo suerte: de todas las cosas que podía haber necesitado esa empresa, necesitaba alguien que hablara español, alguien que mandar a Paraguay.
Fue entonces cuando conoció la luffa e inició su cruzada contra el plástico. Hoy es el mayor productor de Europa en el sector de las esponjas y los estropajos naturales.
Y todo desde un pueblecito de Pontevedra.
¿Qué es la luffa? Las luffas son un género de plantas ligeramente emparentado con las calabazas, los pepinos y los melones. De hecho, en el sudeste asiático es un alimento muy popular siempre y cuando se recolecten pronto. En caso contrario se vuelve demasiado fibrosas para poder ser consumidas. Tan fibrosas que, debidamente procesadas, se pueden usar como esponjas exfoliantes.
Durante siglos, este tipo de vegetales (o alguna de sus variantes) fueron muy usados y se encontraban entre los cultivos de cualquier huerta que se preciara. Pero la irrupción del plástico a partir de los años 40 las mandó al cajón de la historia. Hasta ahora que la guerra de los plásticos las han devuelto a la primera línea.
¿Y qué hace el gigante de la luffa europea en Caldas de Reis? Es una excelente pregunta. Como explicaba Silvia Rodríguez en El País, el motivo más claro es que la familia de Mascato (de madre alemana, pero padre gallego) tenía una finca disponible en un pueblo con un clima muy particular que lo convertía en un buen candidato para probar cultivos subtropicales: Caldas.
La casualidad no acaba ahí, claro. Porque el procesamiento de la luffa incluye una fase de fermentación en la que las aguas termales del municipio gallego encajaban como anillo al dedo.
Nadie es profeta en su tierra... Y en este caso tampoco ocurre. Porque lo cierto es que Ibérica de Esponjas Vegetales es poco conocida aquí en el país. De las 200.000 esponjas que fabrican al año, solo un 10% se queda en España. El resto se va a países como Corea, Taiwán, Nueva Zelanda, Suecia, Finlandia, Noruega u Oriente Próximo...
Ahora mismo, la empresa trabaja en un proyecto de comercialización online en Alemania y en ampliar su infraestructura productiva a EEUU.
Lo que las esponjas pueden enseñarnos. Porque aunque la historia ya de por sí es muy interesante, hay algo que realmente crucial: que durante décadas hemos despreciado muchas soluciones tradicionales sencillamente porque lo eran. Y eso es un error.
Así lo dejó claro en 2015 Instituto Karolinska de Estocolmo cuando concedió a Tu Youyou el premio Nobel de Medicina. Muchos lo interpretaron como un premio a la medicina tradicional china, pero no era exacto: la proeza de Tu fue increíble.
Desde 1965, Tu Youyou fue analizando minuciosamente todos y cada uno de los remedios que la milenaria civilización china había ido seleccionando. Y, efectivamente, la mayoría pura superstición, pseudociencia y placebo. Sin embargo, encontró la artemisinina, un revolucionario tratamiento contra la malaria.
Repensar el pasado. Este es un ejemplo de libro de que si nos acercarnos con una mirada abierta (pero rigurosa) a la historia tecnológica de la humanidad, podemos encontrar soluciones realmente creativas a los problemas de nuestro día a día. En mitad de un mundo invadido por los plásticos, las esponjas naturales son un ejemplo excelente.
Imagen | Jan Helebrant | Tony Buser
-
La noticia
Hace 15 años, un ingeniero forestal decidió cultivar esponjas en Galicia. La guerra contra el plástico le ha acabado dando la razón
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Jiménez
.