Pantallas en las aulas: por qué prohibir no es siempre la mejor opción

El uso de la tecnología en las aulas puede mejorar la motivación, la participación y el aprendizaje del alumnado. España es pionera en Europa con la implementación de estas herramientas en la Educación.

Mar 24, 2025 - 07:27
 0
Pantallas en las aulas: por qué prohibir no es siempre la mejor opción

El debate sobre el uso de los móviles en las aulas sigue ganando fuerza este año tras el aniversario del anuncio de la Ministra de Educación de España, Pilar Alegría, sobre la prohibición de los dispositivos electrónicos en colegios durante el horario lectivo. En este sentido, la Comunidad de Madrid acaba de manifestar la eliminación del uso individual de estos aparatos en Infantil y Primaria.

Evidentemente, esto se ha convertido en una prioridad en muchas regiones, que han optado por prohibir la utilización de estos dispositivos, salvo con fines pedagógicos.

Las pantallas puedes ser herramientas útiles para aprender

Son muchos los docentes que utilizan dispositivos para tener acceso instantáneo a una amplia gama de recursos educativos: aplicaciones para gamificar las clases, webs especializadas o la proyección o uso de materiales multimedia. Sin embargo, ¿son estos recursos realmente efectivos a la hora de educar en las escuelas?

Hace poco me contaron sobre un recién jubilado profesor español, con más de treinta años de experiencia y actualmente asesor digital en la Conselleria de Educación de la Comunidad Valenciana. Señalaba que cuando él estudiaba las clases se impartían con el profesor como protagonista, prevaleciendo así una clara jerarquía profesor-alumno donde el docente hablaba y la clase se dedicaba a escuchar y anotar.

Años más tarde, entraron en juego nuevas metodologías más adaptadas y personalizadas, como el aprendizaje cooperativo e inclusivo, el aprendizaje basado en proyectos (ABP) o la gamificación, entre otras, que buscaban una mayor participación del alumnado, generando espacios de debate, colaboración y construcción cooperativa del propio aprendizaje.

Podemos recurrir a varios estudios para intentar responder a la pregunta planteada anteriormente. Por ejemplo, un estudio académico revela que, a través del enfoque de aprendizaje lúdico, los estudiantes experimentan niveles significativamente más bajos de síntomas de estrés y ansiedad en comparación con el grupo de control que solo aprendió mediante los métodos de instrucción tradicionales.

Las necesidades del alumnado han cambiado

Creo que las ventajas del uso de la tecnología en el aula superan ampliamente los posibles inconvenientes. Antes, la educación se basaba en una memorización y vaciado de información constante, pero ahora debemos ser conscientes de que las nuevas generaciones son nativos digitales, están rodeados de tecnologías y, por tanto, están más predispuestos a utilizarlas en actividades de estudio y aprendizaje. Esto representa una motivación mucho mayor que simplemente escuchar al profesor.

De hecho, España es pionera en Europa con la implementación de las herramientas de aprendizaje en las aulas.

Además, hay que tener en cuenta que el mercado laboral también ha cambiado. A día de hoy se demandan competencias diferentes que hace unos años, y las tecnologías facilitan a los docentes desarrollar en los alumnos algunas como el trabajo en equipo, el aprendizaje mediante la práctica, la resolución de problemas o la búsqueda relevante de información.

Por todo ello, quizás parte de la solución al debate sobre las pantallas en las aulas pase por dejar de verlo como una elección excluyente. Los métodos tradicionales pueden seguir siendo útiles en momentos que requieren máxima concentración, mientras que las tecnologías pueden convertirse en aliadas para fomentar la participación y dinamizar las clases. Ambas formas de enseñar no solo pueden coexistir, sino complementarse.

En definitiva, los Gobiernos pueden establecer una normativa sobre el uso de los móviles en las aulas basando sus decisiones en la investigación científica y la opinión de los expertos docentes, pero siempre anteponiendo la educación del alumnado. Educar en la utilización correcta y responsable de los dispositivos electrónicos, pero maximizando sus beneficios.

Al fin y al cabo, el debate no debería ser si se prohíben o permiten los dispositivos móviles, sino más bien cómo y cuándo se utilizan estos avanzados compañeros de aprendizaje para ayudar a que la enseñanza sea más inclusiva y atractiva para los estudiantes de todos los niveles.

Apúntate a nuestra newsletter y recibe en tu correo las últimas noticias sobre tecnología.