Tiene 30.000 años, pero estas plumas nos muestran un gran giro que no habíamos visto nunca
Un equipo internacional de científicos ha descubierto algo sin precedentes en los anales de la paleontología: plumas perfectamente conservadas dentro de depósitos volcánicos del Pleistoceno Superior. Este hallazgo, con una antigüedad estimada de hasta 30.000 años, rompe todos los esquemas sobre cómo pueden fosilizarse los tejidos blandos y hace que nos planteemos nuevas preguntas.La investigación, publicada en la revista Geology por científicos de la University College Cork, revela un mecanismo de fosilización nunca antes documentado. Las plumas encontradas en los depósitos volcánicos de Colli Albani, cerca de Roma, han sido preservadas mediante zeolitas nanocristalinas, minerales formados por la interacción entre ceniza volcánica y agua.Preservación en zeolitas volcánicasLo extraordinario de este hallazgo es la preservación tridimensional completa. A diferencia de otros fósiles de plumas, habitualmente aplastados o atrapados en ámbar, estas mantienen su estructura original intacta. Los investigadores pudieron observar incluso los melanosomas microscópicos de las plumas, algo prácticamente imposible en fósiles convencionales.El proceso ocurrió cuando una erupción del volcán Colli Albani cubrió rápidamente el cadáver del buitre. Los fluidos ricos en silicio y aluminio de la ceniza volcánica crearon un ambiente químico único que permitió la mineralización ultrarrápida de las plumas, preservándolas antes de que pudieran descomponerse. La NASA ha encontrado una base secreta en una zona remota del planeta que podría ayudar a entender cómo se conservan restos en condiciones extremas.Las implicaciones de este descubrimiento son enormes para la paleontología. Por un lado, sugiere que deberíamos buscar más fósiles en antiguas zonas volcánicas, tradicionalmente no consideradas como yacimientos prometedores. Por otro, abre la posibilidad de hallazgos similares de dinosaurios u otros animales prehistóricos. El robot Curiosity rompió una roca en Marte y los científicos quedaron estupefactos ante cristales que podrían indicar procesos de preservación similares.Valentina Rossi, investigadora principal, explica que "es como si el volcán hubiera tomado una fotografía tridimensional molecular de las plumas". La tecnología actual, que incluye microscopía electrónica y espectroscopía avanzada, ha permitido analizar estas estructuras a nivel nanométrico, revelando detalles nunca antes vistos.Este descubrimiento nos recuerda que la naturaleza aún guarda secretos sorprendentes sobre nuestro pasado. Los volcanes, tradicionalmente vistos como fuerzas destructivas, pueden actuar como perfectos conservadores de vida, capturando instantáneas del pasado con un nivel de detalle que ni los paleontólogos más experimentados habían imaginado posible.El artículo Tiene 30.000 años, pero estas plumas nos muestran un gran giro que no habíamos visto nunca fue publicado originalmente en Andro4all.

Un equipo internacional de científicos ha descubierto algo sin precedentes en los anales de la paleontología: plumas perfectamente conservadas dentro de depósitos volcánicos del Pleistoceno Superior. Este hallazgo, con una antigüedad estimada de hasta 30.000 años, rompe todos los esquemas sobre cómo pueden fosilizarse los tejidos blandos y hace que nos planteemos nuevas preguntas.
La investigación, publicada en la revista Geology por científicos de la University College Cork, revela un mecanismo de fosilización nunca antes documentado. Las plumas encontradas en los depósitos volcánicos de Colli Albani, cerca de Roma, han sido preservadas mediante zeolitas nanocristalinas, minerales formados por la interacción entre ceniza volcánica y agua.
Preservación en zeolitas volcánicas
Lo extraordinario de este hallazgo es la preservación tridimensional completa. A diferencia de otros fósiles de plumas, habitualmente aplastados o atrapados en ámbar, estas mantienen su estructura original intacta. Los investigadores pudieron observar incluso los melanosomas microscópicos de las plumas, algo prácticamente imposible en fósiles convencionales.
El proceso ocurrió cuando una erupción del volcán Colli Albani cubrió rápidamente el cadáver del buitre. Los fluidos ricos en silicio y aluminio de la ceniza volcánica crearon un ambiente químico único que permitió la mineralización ultrarrápida de las plumas, preservándolas antes de que pudieran descomponerse. La NASA ha encontrado una base secreta en una zona remota del planeta que podría ayudar a entender cómo se conservan restos en condiciones extremas.
Las implicaciones de este descubrimiento son enormes para la paleontología. Por un lado, sugiere que deberíamos buscar más fósiles en antiguas zonas volcánicas, tradicionalmente no consideradas como yacimientos prometedores. Por otro, abre la posibilidad de hallazgos similares de dinosaurios u otros animales prehistóricos. El robot Curiosity rompió una roca en Marte y los científicos quedaron estupefactos ante cristales que podrían indicar procesos de preservación similares.
Valentina Rossi, investigadora principal, explica que "es como si el volcán hubiera tomado una fotografía tridimensional molecular de las plumas". La tecnología actual, que incluye microscopía electrónica y espectroscopía avanzada, ha permitido analizar estas estructuras a nivel nanométrico, revelando detalles nunca antes vistos.
Este descubrimiento nos recuerda que la naturaleza aún guarda secretos sorprendentes sobre nuestro pasado. Los volcanes, tradicionalmente vistos como fuerzas destructivas, pueden actuar como perfectos conservadores de vida, capturando instantáneas del pasado con un nivel de detalle que ni los paleontólogos más experimentados habían imaginado posible.
El artículo Tiene 30.000 años, pero estas plumas nos muestran un gran giro que no habíamos visto nunca fue publicado originalmente en Andro4all.