GuliKit KK3 Pro, un excelente mando para Linux al que le puedes actualizar el firmware
Desde que el Steam Controller fue descontinuado, he comprado distintos mandos para videojuegos: el 8BitDo Pro 2 con sticks analógicos “tradicionales”, el DualShock 4, el 8Bitdo Ultimate 2.4G Wireless Controller y más recientemente el GuliKit KK3 Pro. Viendo que en el fondo Linux es PC, mi intención ha sido ir mejorando mi experiencia con los […] La entrada GuliKit KK3 Pro, un excelente mando para Linux al que le puedes actualizar el firmware es original de MuyLinux

Desde que el Steam Controller fue descontinuado, he comprado distintos mandos para videojuegos: el 8BitDo Pro 2 con sticks analógicos “tradicionales”, el DualShock 4, el 8Bitdo Ultimate 2.4G Wireless Controller y más recientemente el GuliKit KK3 Pro. Viendo que en el fondo Linux es PC, mi intención ha sido ir mejorando mi experiencia con los juegos, sobre todo teniendo en cuenta mi perfil profundamente consolero como videojugador.
Precedentes
El 8BitDo Pro 2 y el DualShock 4 me dejaron bastante satisfecho, pero había un invento que me moría por probar para ver si realmente me aportaba algo: los sticks con efecto hall. En primer lugar compré el 8BitDo Ultimate 2.4G Wireless Controller, y si bien el mando me gustó al principio, me encontré después con algunos disgustos, como por ejemplo que no fui capaz de actualizar su firmware con el móvil, algo que el Pro 2 me permitía hacer fácilmente, y descubrí un bug que hacía que el periférico no respondiera o lo hiciera de manera errática con los juegos nativos para Linux hechos con Unity. Este hecho, además de reportarlo a los responsables del kernel Linux con una propuesta, lo pude confirmar con Jose, que tiene la versión “completa” del mando con soporte para Nintendo Switch.
Mi enojo con 8BitDo era bastante grande, más viendo que la marca china llegó hasta a permitir la actualización del firmware de sus mandos a través de fwupd. Sin embargo, a partir del lanzamiento del Pro 2 original fue retrocediendo en este sentido hasta prácticamente obligar al usuario a tener que emplear Windows o macOS para actualizar el firmware. Para colmo, la ficha del Ultimate 2.4G Wireless Controller en el sitio web de 8BitDo dice que el mando es compatible con SteamOS, cosa que es igual de cierta que si yo dijera que soy una superestrella de la NBA.

Sistemas operativos compatibles con el 8BitDo Ultimate 2.4G Wireless Controller según la web del fabricante.
Tras pensármelo mucho durante la segunda mitad de febrero, decidí comprar un mando nuevo: el GuliKit KK3 Pro. Este periférico tiene los mismos sticks con efecto hall que el 8BitDo Ultimate 2.4G Wireless Controller, los cuales proceden de GuliKit. A nivel de expectativas prometía mejorar enormemente el soporte para la actualización del firmware y tenía la esperanza de que corrigiera el problema que tenía con los juegos nativos para Linux hechos con Unity (curiosamente, la ejecución de los juegos Unity a través de Proton o Wine-GE no presenta este problema).
Tardé un tiempo en darme cuenta del problema con los juegos nativos hechos con Unity debido a que Steam Input tapó en un principio las carencias del 8BitDo Ultimate 2.4G Wireless Controller, pero después de que el reempaquetado Flatpak de Steam empezara a darme problemas, vi que el mando no respondía en aquellos juegos o lo hacía de manera errática, estando entre los títulos afectados Huntdown, BallisticNG y #DRIVE Rally.
El GuliKit KK3 Pro corrigió los problemas que tenía con el 8BitDo Ultimate
Lo primero que comprobé es que lo que decía el fabricante sobre su actualización de firmware era totalmente cierto. Al contrario de lo que suele ocurrir con este tipo de periféricos, lo único que necesitas para actualizar el firmware de un mando de GuliKit es un explorador de archivos, por lo que el proceso puede ser llevado a cabo desde Linux. Lo único que tienes que hacer es seguir las instrucciones y copiar y pegar el nuevo firmware en el mando como si fuera un pendrive. Como GuliKit no tiene una aplicación dedicada, esto hace que ofrezca un marco bastante abstracto con respecto al sistema operativo, aunque eso no quita la necesidad de que el driver, en este caso el Xpad presente en Linux, tenga que estar parcheado para que el mando funcione. Desgraciadamente, no he logrado averiguar la versión mínima de Linux requerida.
El GuliKit KK3 Pro corrigió mi problema con los juegos nativos para Linux hechos con Unity, ya que este es detectado como un mando genérico de Xbox 360 incluso con su dongle oficial, el cual según la ficha del producto en la web del fabricante ofrece una tasa de sondeo de 1.000Hz. Un detalle importante es que se trata de un periférico multiplataforma que oficialmente soporta Nintendo Switch, Android, Windows y su dongle, pero a través de Bluetooth la tasa de sondeo baja hasta los 125Hz. La tasa de sondeo mediante el cable que trae en el embalaje es también de 1.000Hz, pero yo me he acostumbrado a ir inalámbrico todo el tiempo.
Sensación en las manos y autonomía
El GuliKit KK3 Pro se siente al principio un poco raro en las manos, pero uno se adapta rápidamente a él. Tanto los sticks como los gatillos analógicos tienen efecto hall, con los primeros sintiéndose muy ágiles a los pulgares y los segundos precisos cuando uno tiene que estar acelerando y frenando en un juego de conducción. Para los sticks mi experiencia se basa principalmente en la que he obtenido con Yamagi Quake 2 (requiere de configurar el mando desde cero y en la versión Flatpak hay que conceder el permiso para los dispositivos de entrada device=input
), mientras que los gatillos analógicos los he puesto a prueba sobre todo con Art of rally, un simulador que es más exigente de lo que aparenta a través de sus gráficos y que es un juego hecho con Unity y con soporte para Linux.
Un aspecto que me ha sorprendido para bien es la cruceta, de la cual leí y escuché ciertas malas opiniones a través de Internet, pero que para mí es bastante buena. De apariencia es algo pequeña, pero en mi experiencia y con mis pequeñas manos se siente más cómoda que la del 8BitDo Ultimate 2.4G Wireless Controller, más teniendo en cuenta su ubicación, que no es especialmente cómoda para el retrogaming.
Lo que más puedo destacar de la cruceta es que rebotar en las paredes me ha resultado muy fácil en Super Metroid, lo cual es un indicativo no solo de su comodidad, sino también de que el dongle oficial tiene unos niveles de lag que son al menos relativamente bajos. Por otro lado, me he sentido ágil y preciso en Cadillacs & Dinosaurs, pudiendo lidiar contra multitudes con gran soltura, y controlar a Ryu y Ken en Street Fighter Alpha 2 no ha estado mal, si bien hacer las combinaciones para los movimientos con el gatillo L resulta un poco difícil por la posición de la cruceta.
La disposición del resto de los botones no es nada fuera de lo común, con el YXBA de los mandos de Nintendo que funciona como el XYAB de Xbox en los juegos ejecutados mediante Heroic Games Launcher y Steam (salvo posiblemente si se usa la configuración para Nintendo Switch) y unos botones de Start (+) y Select (-) que están ubicados en la parte frontal superior, lo que recuerda un poco a los Options y Share de los mandos de PlayStation. Por el centro están el botón de home y otros que permiten realizar distintas configuraciones en el GuliKit KK3 Pro.
En la parte superior del periférico se encuentran el modo con su correspondiente botón y el botón de sincronización junto al LED que indica el número de jugador. Aquí no hay nada que no sea similar a otros mandos multiplataforma, así que no voy a profundizar, y la interfaz para cargar la batería y cablear el mando es USB Type-C. Recomiendo utilizar el cable que viene dentro del embalaje para obtener la presunta tasa de sondeo de 1.000Hz.
Al igual que en otros muchos mandos para videojuegos tanto para consolas como PC, en la parte trasera de los agarres hay una textura rugosa orientada a mejorar el propio agarre, la cual también está presente parcialmente en los gatillos analógicos. Este detalle no es innovador, pero contribuye a evitar que el mando se haga resbaladizo, sobre todo si uno empieza a sudar por las manos.
En cuanto a la vibración, hay dos niveles de intensidad y tres modos, estando por defecto en fuerte para lo primero y en modo háptico GuliKit Maglev para lo segundo. Como soy un usuario muy simple, he dejado este aspecto como está y puedo decir que el mando vibra bien fuerte al menos en mi opinión, cosa que me gusta muchísimo. Si me siento consolero es debido a que prefiero jugar con mando y a que me siento extraño cuando un videojuego 3D no vibra, una sensación que no se me quita cuando empleo el teclado y el ratón en videojuegos que obligan a utilizarlos, como el primer F.E.A.R..
Siempre he usado el KK3 Pro con su dongle oficial, el cual es llamado Hyperlink y es un “adaptador patentado” según GuliKit, y no he experimentado ninguna desconexión en sesiones con un único juego que han rozado las tres horas consecutivas con la versión 5.4 del firmware, si bien en una ocasión la vibración me dejó de funcionar inexplicablemente. La vibración parece inhabilitarse cuando la batería empieza a tener poca carga, pero en aquella ocasión no fue el caso.
El GuliKit KK3 Pro implementa una batería interna compuesta de polímero de litio y de 950mAh que es capaz de ofrecer entre 15 y 28 horas de autonomía, dependiendo principalmente, según la ficha del producto, de si las luces de los sticks están encendidas, aunque también hay otros factores como el nivel de vibración que tengan los títulos a los que se está jugando. Para mí en este frente cumple correctamente.
Las partes que no me han gustado del GuliKit KK3 Pro
A pesar de que he visto que el GuliKit KK3 Pro tiene sus virtudes, entre ellas la comodidad, la facilidad para actualizar el firmware, la presencia de gatillos y sticks con efecto hall y una cruceta que ha superado mis expectativas, también hay una serie de aspectos que no han sido de mi agrado, aunque por suerte estos no han mermado mi satisfacción con el producto.
Lo primero negativo que se puede apreciar es la calidad de la construcción, la cual deja algo que desear en un producto de esta categoría. Si os fijáis en la imagen de abajo, podéis ver unas manchas que no son mías y la calidad de la junta del ensamblaje no da muy buena espina. Pese a este último detalle, el mando se siente muy robusto en las manos.
El segundo aspecto negativo y para mí el más importante es el hecho de que, cuando se conecta el mando a través de su dongle oficial, uno nota un lag más que notable durante el primer minuto o minuto y medio, pudiendo este hacer que jugar se vuelva imposible. Esto depende un poco desde donde se arranca, porque si uno emplea Steam, Heroic Games Launcher o RetroArch, va “ganando tiempo” hasta iniciar el título que desea jugar, por lo que este fallo pasa más desapercibido. Sin embargo, con Yamagi Quake 2, reimplementación del juego de Id Software que estaba instalada directamente en mi sistema en formato Flatpak, la cosa se notaba más debido a que el juego era iniciado de manera inmediata y a gran velocidad. No sé si este problema se reproduce en Windows, pero al menos en Linux está.
Es importante tener en cuenta que el tema del lag dura el primer minuto o minuto y medio y luego todo se normaliza, con unos tiempos de respuesta que son al menos muy aceptables en títulos monojugador. De hecho, antes ya mencioné que rebotar en las paredes me resulta fácil en Super Metroid, y quien haya jugado a dicho título sabrá que para esa acción resulta un tanto exigente con los tiempos. Vamos, que rebotar en las paredes es bastante más complicado que en Hollow Knight, por poner un ejemplo.
Las ubicaciones de los botones Start (+) y Select (-) no son las más cómodas y el usuario puede acabar pulsando sin querer el botón de home en lugar del Start, pudiendo tener distintos efectos dependiendo de lo que se esté ejecutando. En mi caso, con Yamagi Quake 2 y Heroic Games Launcher el efecto era ninguno, mientras que con RetroArch aparece el menú del frontend pausando la partida y en Steam debería aparecer la interfaz de la aplicación, pudiendo pausar el juego o no.
Algo que recomiendo encarecidamente hacer justo después de desembalar el mando es actualizar el firmware, ya que el incluido por defecto puede provocar una avalancha de entradas fantasma o al menos eso fue lo que experimenté cuando estrené el periférico sobre Heroic Games Launcher, Fedora Silverblue 41 y Linux 6.13. Tras actualizar el firmware, recomiendo calibrar los sticks a partir de la combinación de botones que uno puede encontrar en el manual de instrucciones.
Conclusión
A pesar de que no ser perfecto, el GuliKit KK3 Pro me ha dejado muy satisfecho, pudiéndose decir que es el mando que realmente buscaba desde la descontinuación del Steam Controller. La agilidad que me aportan los sticks con efecto hall me ha permitido pasarme al mando para jugar a los shooters en primer persona (salvo en los títulos que no soportan mando o su soporte no está al día, como el mencionado F.E.A.R.), y el poder actualizar el firmware desde GNU/Linux es un aspecto muy valioso viendo que no hago arranque dual con Windows desde el otoño de 2017.
Un punto a tener en cuenta en este análisis es que no he profundizado en el uso del periférico, sobre todo por mi perfil consolero y a que soy un usuario de Linux bastante simple que no personaliza los sistemas y que para colmo ha abrazado con fuerza los sistemas inmutables. Todo eso ha tenido como consecuencia que no he colocado los botones traseros al GuliKit KK3 Pro debido a que estos requieren de ser configurados para funcionar, y eso contando que al final puedan funcionar a través del driver Xpad del kernel Linux. Viendo que la aplastante mayoría de los juegos en PC están adaptados al mando de Xbox 360 (si es que hay compatibilidad con los mandos), la disposición predeterminada del GuliKit KK3 Pro es más que suficiente.
Desgraciadamente, el soporte para mandos de Linux es bastante pobre, siendo el Steam Controller (y solo sobre Xorg y Steam), el DualShock 4, el DualSense original y el DualSense Edge los únicos oficialmente soportados. El GuliKit KK3 Pro se apoya en el driver Xpad, que va orientado a soportar mandos de Xbox y no es oficial, pero dentro de lo que cabe y si uno no profundiza demasiado en su uso, me atrevo a decir que el GuliKit KK3 Pro es el mejor mando de terceros (mando que no es de Microsoft, Sony PlayStation o Nintendo) que uno puede comprar para Linux.
Para terminar, tengo dos deseos para GuliKit: que no cambie nunca la perspectiva genérica de sus mandos para así poder actualizar siempre el firmware desde Linux y que se implique un poco en el driver Xpad para mejorar la compatibilidad, si es que no ve viable el desarrollo de un driver propio.
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