Los Videojuegos como aliados de las personas LGTBIQ+

La violencia contra las personas LGTBIQ+ es una problemática que sigue vigente en múltiples formas, desde agresiones físicas y discriminación social hasta mecanismos de opresión institucionalizados.

Entre estas formas de violencia, las terapias de conversión se erigen como una de las más crueles, ya que buscan “corregir” la orientación afectivo-sexual o la identidad de género de las personas a través de métodos psicológicos, religiosos y, en algunos casos, incluso físicos. A pesar de los avances legislativos en muchos países, estas prácticas aún persisten en diferentes partes del mundo bajo eufemismos como “terapias reparativas” o “esfuerzos para cambiar la orientación sexual e identidad de género” (ECOSIG).

Sin embargo, la lucha contra estas violencias no se detiene. Existen múltiples organizaciones y colectivos que trabajan incansablemente para erradicar estas agresiones sistémicas y ofrecer herramientas educativas y de sensibilización. Entre ellas, COGAM, el colectivo LGTBIQ+ de Madrid, organiza talleres y proyectos educativos para visibilizar y combatir estas problemáticas, además de explorar nuevas tecnologías como los videojuegos para generar conciencia, como De Fobos y Deimos (Alexander Rodríguez, 2018). Otra iniciativa clave es No es Terapia, una plataforma que denuncia las terapias de conversión y ofrece apoyo a sus víctimas, promoviendo cambios legislativos y campañas de sensibilización.

Las terapias de conversión: Una violencia sistemática disfrazada de ayuda

Las terapias de conversión han sido condenadas por organismos como la ONU y la OMS, que las han calificado de tortura y trato inhumano. Sin embargo, estas prácticas aún se llevan a cabo en contextos religiosos, médicos y clandestinos. Los métodos varían desde la abstinencia forzada y el aislamiento hasta técnicas psicológicas agresivas y electroshocks.

El impacto de estas “terapias” es devastador: depresión, ansiedad, estrés postraumático, ideación suicida y una profunda pérdida de autoestima son solo algunas de las secuelas que arrastran las víctimas. A pesar de ello, en muchos países no existen leyes específicas que prohíban estas prácticas, lo que perpetúa su existencia bajo la sombra de la desinformación y la impunidad.

En España, la Ley Trans y LGTBIQ+ aprobada en 2023 prohíbe expresamente estas prácticas, pero la lucha continúa para asegurar su cumplimiento y concienciar a la sociedad sobre sus peligros. Aquí es donde entran en juego los esfuerzos educativos y tecnológicos como los videojuegos.

Los videojuegos como motor de cambio social

Los Videojuegos han demostrado ser una herramienta poderosa para la educación y la sensibilización social. Su capacidad de generar empatía a través de la inmersión y la toma de decisiones los convierte en un medio ideal para abordar temas complejos como la violencia contra las personas LGTBIQ+.

Proyectos como Tell Me Why (Dontnod Entertainment) han puesto sobre la mesa temas de identidad de género y discriminación, mientras que The Last of Us Part II presenta una representación honesta de la diversidad sexual en un mundo hostil. Pero más allá de la representación, los videojuegos pueden ser una herramienta activa de denuncia y aprendizaje.

En este sentido, organizaciones como COGAM han explorado el potencial de los videojuegos, con iniciativas como De Fobos y Deimos, un proyecto que usa simulaciones interactivas al estilo Final Fantasy para que los participantes experimenten situaciones de discriminación y comprendan mejor sus efectos. Ideas como esta demuestran que los videojuegos pueden ir más allá del entretenimiento y convertirse en agentes de cambio social.

Además, el auge de plataformas de desarrollo accesibles como Twine o RPG Maker permite a activistas y creadores independientes diseñar experiencias interactivas que reflejen la realidad de las personas LGTBIQ+. Juegos narrativos donde el jugador pueda vivir en primera persona el impacto de la homofobia o la transfobia pueden ser herramientas poderosas para cambiar percepciones y educar a nuevas generaciones.

Hacia un futuro sin violencia LGTBIQ+

El camino hacia la erradicación de las terapias de conversión y otras formas de violencia sistémica contra las personas LGTBIQ+ pasa por una combinación de activismo, educación y tecnología. La labor de colectivos como COGAM y No es Terapia es esencial, pero también lo es el uso de nuevos lenguajes narrativos como los videojuegos para amplificar el mensaje y llegar a un público más amplio, sobre todo, adolescentes habituados a entender su mundo a través de las plataformas digitales.

Las historias que elegimos contar y las experiencias que diseñamos en los videojuegos pueden marcar la diferencia en la forma en que la sociedad percibe y combate la discriminación. Porque la verdadera terapia no es la conversión, sino la educación.

Almudena Anés (Linkedin) es una narradora española especializada en arte, videojuegos e identidad. Trabaja desde la escritura para indagar la fragmentación y el simulacro.

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