Los F-35 y los misiles balísticos de EEUU necesitan el componente clave de un imán. El problema es que era "Made in China"

Finalmente, China llevó a cabo lo que la industria global más temía: bloquear la exportación de las tierras raras más valiosas. Dicho así, sin más, suena tremendo, aunque seguramente muchos se preguntarán hasta dónde llega realmente el alcance del veto, o qué cadena de suministro se verá afectada a corto plazo con la decisión de Pekín. Son muchos los sectores contra las cuerdas, pero hay uno especialmente delicado para Washington: defensa. Si todo sigue igual, le quedan pocos meses para que sus F-35 o los misiles balísticos tengan un serio problema. El talón de Aquiles. Lo contaba el New York Times hace unas horas. La decisión de China de imponer restricciones a la exportación de minerales críticos y, en especial, de ciertos imanes de tierras raras, representa una advertencia directa a la seguridad nacional de Estados Unidos, cuyas capacidades militares dependen en gran medida de estos recursos. ¿Cuáles? Hablamos de cazas de combate de la Fuerza Aérea, como los F-35, de misiles balísticos guiados del Ejército o de drones eléctricos de los Marines, donde estos imanes (elaborados con elementos como neodimio, disprosio o itrio) son esenciales para el funcionamiento de motores, mecanismos de guiado o sistemas de emergencia. Si, por ejemplo, un misil balístico no incluye el componente de estos imanes, sería imposible que llegara a su objetivo. En Espinof "Están totalmente equivocados". Stephen Graham, actor y creador de 'Adolescencia', rechaza que el éxito de Netflix sea "woke" El problema de fondo. Que el 90 % de estos componentes se produce en China, y seis de los metales clave que los componen solo se refinan allí, lo que otorga a Pekín una poderosa herramienta de presión. Esta maniobra, considerada un “disparo de advertencia” por parte de un funcionario de la Fuerza Aérea, podría escalar fácilmente hacia cuotas, aranceles o incluso una prohibición total, generando un impacto inmediato sobre los costes y la disponibilidad de tecnologías bélicas estadounidenses. Una cadena vulnerable. Lo hemos contado otras veces. Las tierras raras (un conjunto de 17 elementos) no es que sean escasas en el sentido estricto, pero su procesamiento resulta costoso (y contaminante), razón por la cual China logró dominar tanto su extracción como la refinación y manufactura asociada. Esta supremacía le ha permitido controlar buena parte del coste final del armamento moderno estadounidense, incluyendo esos cazas furtivos, submarinos, buques de guerra, tanques, misiles y sistemas láser. Para que nos hagamos una idea, solo un F-35 contiene alrededor de 400 kg de materiales de tierras raras, mientras que algunos submarinos superan los 4.000 kg. A pesar de que la industria de defensa estadounidense y el Pentágono han acumulado reservas estratégicas de estos elementos, los analistas advierten que dichos acopios apenas alcanzarían para cubrir unos pocos meses de producción y mantenimiento, ni siquiera años. De ahí, como contamos hace poco, que Washington se haya fijado en el fondo del Pacífico. Advertencias futuras. En realidad, Estados Unidos ya sabía de esta dependencia y lo que podría pasar desde hace unos años. Ocurrió con un caso emblemático, el del llamado “debacle del imán del F-35”, cuando en 2022 el Departamento de Defensa suspendió temporalmente la entrega de estos aviones tras descubrir que un componente contenía una aleación fabricada en China, contraviniendo las normas de adquisición de defensa. Aunque por aquel entonces se consideró que el material no representaba una amenaza directa, el incidente puso en evidencia la profundidad de la dependencia estadounidense. Ahora, con la obligación de que los exportadores chinos soliciten permisos especiales antes de enviar tierras raras a Estados Unidos, los expertos anticipan una subida de precios que afectará a toda la base industrial de defensa. Sí, la mina Mountain Pass en California ha retomado operaciones, pero su producción dista mucho de competir con la capacidad china. Precedentes históricos. Echando la vista atrás, la historia ofrece ejemplos de cómo Estados Unidos ha debido adaptarse a interrupciones de suministro de materiales estratégicos en tiempos de guerra. Por ejemplo, ya ocurrió con la bauxita durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Alemania hundía cargueros aliados que la transportaban desde Surinam. Entonces, Washington recurrió a reservas domésticas en Arkansas para garantizar la producción de aviones. Hoy, contaba el Times que ya existen voces desde el sector, como la del American Enterprise Institute, que insisten en que las reservas actuales no alcanzan para sostener el complejo militar-industrial ante una prolongada interrupción del suministro chino. A pesar de las iniciativas de los gobiernos de Trump y Biden para reactivar la producción nacional de minerales críticos, la industria sigue siendo altamente vulnerable a las decisiones de Pekín.

Abr 16, 2025 - 11:13
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Los F-35 y los misiles balísticos de EEUU necesitan el componente clave de un imán. El problema es que era "Made in China"

Los F-35 y los misiles balísticos de EEUU necesitan el componente clave de un imán. El problema es que era "Made in China"

Finalmente, China llevó a cabo lo que la industria global más temía: bloquear la exportación de las tierras raras más valiosas. Dicho así, sin más, suena tremendo, aunque seguramente muchos se preguntarán hasta dónde llega realmente el alcance del veto, o qué cadena de suministro se verá afectada a corto plazo con la decisión de Pekín. Son muchos los sectores contra las cuerdas, pero hay uno especialmente delicado para Washington: defensa. Si todo sigue igual, le quedan pocos meses para que sus F-35 o los misiles balísticos tengan un serio problema.

El talón de Aquiles. Lo contaba el New York Times hace unas horas. La decisión de China de imponer restricciones a la exportación de minerales críticos y, en especial, de ciertos imanes de tierras raras, representa una advertencia directa a la seguridad nacional de Estados Unidos, cuyas capacidades militares dependen en gran medida de estos recursos.

¿Cuáles? Hablamos de cazas de combate de la Fuerza Aérea, como los F-35, de misiles balísticos guiados del Ejército o de drones eléctricos de los Marines, donde estos imanes (elaborados con elementos como neodimio, disprosio o itrio) son esenciales para el funcionamiento de motores, mecanismos de guiado o sistemas de emergencia. Si, por ejemplo, un misil balístico no incluye el componente de estos imanes, sería imposible que llegara a su objetivo.

El problema de fondo. Que el 90 % de estos componentes se produce en China, y seis de los metales clave que los componen solo se refinan allí, lo que otorga a Pekín una poderosa herramienta de presión. Esta maniobra, considerada un “disparo de advertencia” por parte de un funcionario de la Fuerza Aérea, podría escalar fácilmente hacia cuotas, aranceles o incluso una prohibición total, generando un impacto inmediato sobre los costes y la disponibilidad de tecnologías bélicas estadounidenses.

Una cadena vulnerable. Lo hemos contado otras veces. Las tierras raras (un conjunto de 17 elementos) no es que sean escasas en el sentido estricto, pero su procesamiento resulta costoso (y contaminante), razón por la cual China logró dominar tanto su extracción como la refinación y manufactura asociada. Esta supremacía le ha permitido controlar buena parte del coste final del armamento moderno estadounidense, incluyendo esos cazas furtivos, submarinos, buques de guerra, tanques, misiles y sistemas láser.

Para que nos hagamos una idea, solo un F-35 contiene alrededor de 400 kg de materiales de tierras raras, mientras que algunos submarinos superan los 4.000 kg. A pesar de que la industria de defensa estadounidense y el Pentágono han acumulado reservas estratégicas de estos elementos, los analistas advierten que dichos acopios apenas alcanzarían para cubrir unos pocos meses de producción y mantenimiento, ni siquiera años. De ahí, como contamos hace poco, que Washington se haya fijado en el fondo del Pacífico.

Advertencias futuras. En realidad, Estados Unidos ya sabía de esta dependencia y lo que podría pasar desde hace unos años. Ocurrió con un caso emblemático, el del llamado “debacle del imán del F-35”, cuando en 2022 el Departamento de Defensa suspendió temporalmente la entrega de estos aviones tras descubrir que un componente contenía una aleación fabricada en China, contraviniendo las normas de adquisición de defensa.

Aunque por aquel entonces se consideró que el material no representaba una amenaza directa, el incidente puso en evidencia la profundidad de la dependencia estadounidense. Ahora, con la obligación de que los exportadores chinos soliciten permisos especiales antes de enviar tierras raras a Estados Unidos, los expertos anticipan una subida de precios que afectará a toda la base industrial de defensa. Sí, la mina Mountain Pass en California ha retomado operaciones, pero su producción dista mucho de competir con la capacidad china.

Precedentes históricos. Echando la vista atrás, la historia ofrece ejemplos de cómo Estados Unidos ha debido adaptarse a interrupciones de suministro de materiales estratégicos en tiempos de guerra. Por ejemplo, ya ocurrió con la bauxita durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Alemania hundía cargueros aliados que la transportaban desde Surinam. Entonces, Washington recurrió a reservas domésticas en Arkansas para garantizar la producción de aviones.

Hoy, contaba el Times que ya existen voces desde el sector, como la del American Enterprise Institute, que insisten en que las reservas actuales no alcanzan para sostener el complejo militar-industrial ante una prolongada interrupción del suministro chino. A pesar de las iniciativas de los gobiernos de Trump y Biden para reactivar la producción nacional de minerales críticos, la industria sigue siendo altamente vulnerable a las decisiones de Pekín.

Una disyuntiva crítica. Qué duda cabe, hay un trasfondo mucho más amplio con lo ocurrido en la guerra comercial. El control chino sobre el suministro de tierras raras no solo implica una vulnerabilidad logística o económica: representa un reto geoestratégico de primer orden para la supremacía tecnológica de la que siempre ha presumido Estados Unidos en el ámbito militar. La reciente medida china no clausura las rutas comerciales por completo, pero deja claro que Pekín posee una palanca de presión formidable sobre la industria de defensa estadounidense.

Frente a ello, los analistas coinciden en que Washington debe acelerar los esfuerzos para diversificar sus fuentes de abastecimiento, recuperar capacidades industriales internas y asegurar la resiliencia de una cadena de suministro que sostiene buena parte de su poderío global. De lo contrario, la próxima crisis podría no limitarse a ese “disparo de advertencia”, sino convertirse en un golpe directo a la columna vertebral tecnológica de la defensa nacional.

Imagen | Jasper Nance

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La noticia Los F-35 y los misiles balísticos de EEUU necesitan el componente clave de un imán. El problema es que era "Made in China" fue publicada originalmente en Xataka por Miguel Jorge .