Resolviendo uno de los grandes misterios de nuestro tiempo: si sirve de algo apuntarse a la Lista Robinson
La publicidad no deseada sigue siendo, en 2025, una de las grandes molestias cotidianas. Mensajes de texto que interrumpen la sobremesa, llamadas comerciales intempestivas o correos electrónicos promocionales que se cuelan sin permiso. Las listas de exclusión publicitaria buscan reducir ese bombardeo constante, y en España ya hay más de tres millones de personas inscritas en ellas. Puede que te hayas apuntado a una de estas listas esperando tranquilidad, pero los mensajes siguen llegando. Entonces, ¿qué son exactamente? ¿Están cumpliendo su función? ¿O es que esperamos más de lo que realmente puede ofrecer? En este artículo analizamos, con la ayuda de voces expertas, cómo funcionan estos sistemas de exclusión y hasta qué punto logran cumplir su promesa. Qué son las listas de exclusión publicitaria “Son servicios donde te puedes dar de alta de forma totalmente gratuita, y lo que te permiten es dejar de recibir comunicaciones de carácter comercial”, explica Beatriz Romero, consultora de Derecho TIC en Secure&IT. Detalla que el usuario puede registrar los canales específicos por los que no desea recibir publicidad, como el correo electrónico, el teléfono o incluso el domicilio, y serán precisamente esos los que las empresas deberán excluir de sus campañas. Es muy importante tener en cuenta un detalle que puede pasar desapercibido: tal como recuerda el Portal del Consumidor de la Comunidad de Madrid, estos servicios permiten bloquear comunicaciones de empresas con las que no se tiene una relación contractual. Es decir, compañías de las que no se es cliente o que, aun siéndolo, no cuentan con el consentimiento expreso para enviar información comercial. La Lista Robinson existe desde 1993, cuando se centraba exclusivamente en detener la publicidad por correo postal. Desde hace más de una década, sin embargo, amplió su alcance a correos electrónicos, llamadas telefónicas y mensajes SMS. Cualquier persona física puede apuntarse gratuitamente desde su web, incluyendo representantes de menores. La inscripción puede tardar hasta dos meses en hacerse plenamente efectiva, y se renueva automáticamente cada año salvo que se solicite la baja. La Lista Robinson está gestionada por Adigital (Asociación Española de la Economía Digital), una organización que promueve la economía digital en España y representa a más de 500 empresas. Aunque el servicio es completamente gratuito para los ciudadanos, las empresas generalmente deben pagar para acceder a las consultas. Existen opciones sin coste para microempresas que consulten hasta 30.000 registros anuales, pero para aquellas que superen esa cifra, los precios varían en función del tamaño de la empresa: desde 1.900 euros anuales para microempresas hasta 5.500 euros para grandes empresas. También existen bonos adicionales para grandes volúmenes de consultas, que pueden llegar a los 37.500 euros anuales para 2.400 millones de registros. Además, la Lista distingue entre dos tipos de entidades: los anunciantes, que consultan la lista para campañas propias, y los prestadores de servicios, que lo hacen en nombre de terceros. En este segundo caso, las tarifas son, por algún motivo, más elevadas: 6.450 euros anuales para consultar hasta 600.000 registros. Desde finales de enero de 2025 funciona en España la Lista Stop Publicidad, una iniciativa de la Asociación Española para la Privacidad Digital. Beatriz Romero señala que esta nueva lista “amplía todos aquellos medios de comunicación en los que no se desean recibir comunicaciones”, incluyendo redes sociales y aplicaciones de mensajería como WhatsApp. Además de bloquear publicidad en general, la Lista Stop Publicidad permite ajustar el filtro por sectores concretos: por ejemplo, se puede evitar la publicidad relacionada con seguros o telefonía. Por defecto, se bloquean todos los sectores, salvo que el usuario indique lo contrario. Los responsables de la Lista Stop Publicidad remarcan que su iniciativa no proviene del entorno empresarial, sino que está orientada a la protección del ciudadano. Subrayan, además, que la Lista Robinson está gestionada por Adigital, una asociación que, según destacan, representa a empresas vinculadas al sector digital y publicitario. ¿Funcionan realmente? José Manuel Sendín, director del Máster en Derecho Digital de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), reconoce que “funcionan, aunque no son infalibles. Su eficacia depende, en parte, del compromiso de las empresas a consultarlas antes de lanzar campañas publicitarias”. El problema principal, apunta, es que muchas empresas subcontratan a terceros que trabajan con bases de datos poco fiables, lo que deja huecos por donde se cuelan los mensajes no deseados. La principal causa de frustración entre los usuarios radica en que “las grandes empresas subcontratan a terceros las labores comercia

La publicidad no deseada sigue siendo, en 2025, una de las grandes molestias cotidianas. Mensajes de texto que interrumpen la sobremesa, llamadas comerciales intempestivas o correos electrónicos promocionales que se cuelan sin permiso. Las listas de exclusión publicitaria buscan reducir ese bombardeo constante, y en España ya hay más de tres millones de personas inscritas en ellas.
Puede que te hayas apuntado a una de estas listas esperando tranquilidad, pero los mensajes siguen llegando. Entonces, ¿qué son exactamente? ¿Están cumpliendo su función? ¿O es que esperamos más de lo que realmente puede ofrecer? En este artículo analizamos, con la ayuda de voces expertas, cómo funcionan estos sistemas de exclusión y hasta qué punto logran cumplir su promesa.
Qué son las listas de exclusión publicitaria
“Son servicios donde te puedes dar de alta de forma totalmente gratuita, y lo que te permiten es dejar de recibir comunicaciones de carácter comercial”, explica Beatriz Romero, consultora de Derecho TIC en Secure&IT. Detalla que el usuario puede registrar los canales específicos por los que no desea recibir publicidad, como el correo electrónico, el teléfono o incluso el domicilio, y serán precisamente esos los que las empresas deberán excluir de sus campañas.

Es muy importante tener en cuenta un detalle que puede pasar desapercibido: tal como recuerda el Portal del Consumidor de la Comunidad de Madrid, estos servicios permiten bloquear comunicaciones de empresas con las que no se tiene una relación contractual. Es decir, compañías de las que no se es cliente o que, aun siéndolo, no cuentan con el consentimiento expreso para enviar información comercial.
La Lista Robinson existe desde 1993, cuando se centraba exclusivamente en detener la publicidad por correo postal. Desde hace más de una década, sin embargo, amplió su alcance a correos electrónicos, llamadas telefónicas y mensajes SMS. Cualquier persona física puede apuntarse gratuitamente desde su web, incluyendo representantes de menores. La inscripción puede tardar hasta dos meses en hacerse plenamente efectiva, y se renueva automáticamente cada año salvo que se solicite la baja.
La Lista Robinson está gestionada por Adigital (Asociación Española de la Economía Digital), una organización que promueve la economía digital en España y representa a más de 500 empresas. Aunque el servicio es completamente gratuito para los ciudadanos, las empresas generalmente deben pagar para acceder a las consultas. Existen opciones sin coste para microempresas que consulten hasta 30.000 registros anuales, pero para aquellas que superen esa cifra, los precios varían en función del tamaño de la empresa: desde 1.900 euros anuales para microempresas hasta 5.500 euros para grandes empresas.
También existen bonos adicionales para grandes volúmenes de consultas, que pueden llegar a los 37.500 euros anuales para 2.400 millones de registros. Además, la Lista distingue entre dos tipos de entidades: los anunciantes, que consultan la lista para campañas propias, y los prestadores de servicios, que lo hacen en nombre de terceros. En este segundo caso, las tarifas son, por algún motivo, más elevadas: 6.450 euros anuales para consultar hasta 600.000 registros.

Desde finales de enero de 2025 funciona en España la Lista Stop Publicidad, una iniciativa de la Asociación Española para la Privacidad Digital. Beatriz Romero señala que esta nueva lista “amplía todos aquellos medios de comunicación en los que no se desean recibir comunicaciones”, incluyendo redes sociales y aplicaciones de mensajería como WhatsApp.
Además de bloquear publicidad en general, la Lista Stop Publicidad permite ajustar el filtro por sectores concretos: por ejemplo, se puede evitar la publicidad relacionada con seguros o telefonía. Por defecto, se bloquean todos los sectores, salvo que el usuario indique lo contrario.
Los responsables de la Lista Stop Publicidad remarcan que su iniciativa no proviene del entorno empresarial, sino que está orientada a la protección del ciudadano. Subrayan, además, que la Lista Robinson está gestionada por Adigital, una asociación que, según destacan, representa a empresas vinculadas al sector digital y publicitario.
¿Funcionan realmente?
José Manuel Sendín, director del Máster en Derecho Digital de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), reconoce que “funcionan, aunque no son infalibles. Su eficacia depende, en parte, del compromiso de las empresas a consultarlas antes de lanzar campañas publicitarias”.

El problema principal, apunta, es que muchas empresas subcontratan a terceros que trabajan con bases de datos poco fiables, lo que deja huecos por donde se cuelan los mensajes no deseados. La principal causa de frustración entre los usuarios radica en que “las grandes empresas subcontratan a terceros las labores comerciales que a su vez adquieren grandes bases de datos que luego van a emplear en sus acciones comerciales”, explica Sendín. Eso provoca que sea muy difícil saber si los datos no están ya incluidos en las listas de exclusión.
“Aunque es una obligación por parte de las empresas, también es cierto que muchas no consultan estas listas o no están dadas de alta. Al final, son servicios de suscripción que tienen un coste para las empresas, entonces hay empresas que no pagan ese coste y se arriesgan a ser alcanzadas por sanciones”, advierte Romero.
Cuando las listas no bastan
Si a pesar de estar inscrito en una lista de exclusión sigues recibiendo publicidad, hay pasos que puedes seguir. El primero es responder directamente a la empresa indicando que no deseas más comunicaciones. Si el problema persiste, existen dos vías: acudir a AUTOCONTROL, el organismo de autorregulación publicitaria en España, para una mediación, o presentar una reclamación ante la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).
“Debemos aportar pruebas de que hemos indicado a la empresa que estamos en la Lista Robinson y que queremos que no nos vuelvan a contactar”, señala Sendín. Capturas de pantalla, correos electrónicos o registros de llamadas pueden ser clave. Desde la Comunidad de Madrid también recomiendan guardar toda comunicación de alta o baja como respaldo ante posibles reclamaciones.

Estas listas no son un capricho: están respaldadas por la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPDGDD), el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y la Ley General de Telecomunicaciones (LGT). El artículo 23 de la LOPDGDD prevé explícitamente la existencia de sistemas de exclusión publicitaria, detalla Romero. Además, la propia AEPD recuerda que los ciudadanos pueden ejercer derechos como oposición, supresión o limitación del tratamiento de sus datos ante las empresas.
La AEPD ha sancionado en varias ocasiones a compañías por ignorar la Lista Robinson. Uno de los casos más conocidos es el de Vodafone, multada tras contactar con personas inscritas en este sistema. En la resolución oficial de la Agencia (EXP202305853) se detalla que un ciudadano recibió cuatro llamadas comerciales a pesar de haber solicitado la supresión de sus datos y estar apuntado en la lista de exclusión.
Según asegura la operadora, todo se debió a un error humano: el número no se subió correctamente al sistema interno de enrutamiento de Vodafone. Las llamadas fueron realizadas por una agencia colaboradora, VESALEADS S.L., en nombre de la operadora. Aunque Vodafone alegó que la incidencia ya estaba resuelta y pidió disculpas, la AEPD impuso una sanción de 15.000 euros, que se redujo a 12.000 euros tras el pago voluntario.
“En muchas ocasiones consentimos el tratamiento de nuestros datos sin haber leído las políticas de privacidad. Antes de marcar la casilla ‘He leído y acepto’, deberíamos asegurarnos de estar realmente conformes”, recuerda Sendín. Las listas de exclusión, como hemos visto, están lejos de ser perfectas, pero permiten recuperar cierta soberanía sobre cuándo y cómo recibir publicidad. Y en un entorno saturado de mensajes, son herramientas a tener en cuenta.
Imágenes | Lista Robinson | Lista Stop Publicidad | freepik | Murat Ts.
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La noticia
Resolviendo uno de los grandes misterios de nuestro tiempo: si sirve de algo apuntarse a la Lista Robinson
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por
Javier Marquez
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