En China hay un intenso debate sobre qué es mejor: el váter normal o en cuclillas. El turismo está decantando la balanza
En China, al igual que en otros países asiáticos, existe un debate sobre el uso de los baños, ya que históricamente la balanza se ha inclinado por los inodoros de uso en cuclillas. Si bien este debate va asociado a un problema principalmente común en turistas, también se trata de un tema de conversación dentro del propio país. Durante generaciones, los aseos públicos chinos han estado dominados por los inodoros tradicionales a ras de suelo, en los que la persona debe colocarse en cuclillas. Sin embargo, en los últimos años, los inodoros de estilo occidental están ganando terreno en centros comerciales modernos, aeropuertos y otros espacios urbanos (también en hoteles y casas), generando cierto conflicto entre dos culturas muy diferentes. Váteres occidentales que se usan en cuclillas Tal y como se ha hecho eco el medio What's on Weibo, un reciente reportaje publicado por Beijing News puso el foco en un problema muy concreto: las huellas de zapatos en los asientos de los inodoros. El medio descubrió que muchos usuarios, especialmente mujeres, prefieren subirse al inodoro occidental y usarlo en cuclillas en lugar de sentarse, dejando el asiento sucio y con marcas de pisadas. Imagen: What's on Weibo En una de las visitas a centros comerciales de Pekín, el medio observó que, aunque había siete inodoros de estilo occidental frente a solo tres tradicionales, aproximadamente el 70% de las personas optaron por estos últimos. Al examinar los inodoros occidentales, encontraron evidentes manchas de orina y huellas de pisadas, a pesar de contar con protectores desechables para el asiento. "No me sentaré a menos que sea absolutamente necesario", comentó una de las entrevistadas, reflejando una opinión generalizada entre las mujeres entrevistadas, de las cuales casi el 80% admitió que prefiere mantenerse en cuclillas sin tocar el inodoro directamente. En un reciente viaje a Japón, donde además pude comprobar de primera mano lo bien que funcionan sus inodoros con chorrito, también nos fijamos en este hecho común en buena parte de los países asiáticos, donde en baños públicos podemos ver tanto inodoros occidentales como aquellos que se usan normalmente en cuclillas. Ponerse en cuclillas no siempre es fácil y puede suponer un riesgo para ancianos, embarazadas o personas con discapacidad El cambio gradual hacia los inodoros occidentales en China forma parte de la llamada "Revolución de los Aseos", un movimiento nacional que cobró fuerza en 2015 y que recibió incluso el respaldo público del presidente Xi Jinping. Esta iniciativa busca modernizar los baños del país. Esta transformación fue impulsada sobre todo por el sector turístico. Tal y como contaba China Daily en 2015, una de las quejas más frecuentes entre los turistas era el mal estado de los baños públicos, un problema serio considerando que los turistas utilizan estos servicios más de 27.000 millones de veces al año, según datos del medio. Consecuencias de usar un inodoro occidental subiéndose y en cuclillas. Imagen: What's on Weibo Esta "revolución" no solo tienen la intención de mejorar la higiene, sino también la imagen que China proyecta al mundo. Y es que a pesar de la preferencia local, el turismo está inclinando la balanza hacia el uso de los inodoros occidentales. Según Liang Ji, vicepresidente del Comité de Aseos de la Asociación China de Saneamiento Ambiental Urbano (Toilet Committee of the China Urban Environmental Sanitation Association), existen múltiples razones para la proliferación de inodoros occidentales en espacios públicos chinos: Por un lado, los inodoros occidentales son generalmente considerados más higiénicos en baños compartidos, ya que liberan menos gérmenes al aire tras la descarga y reducen el riesgo de infección, aunque algunos estudios comparativos entre ambos sistemas muestran resultados mixtos. En Xataka Smart Home Odiamos vivir en pisos y perdernos las ventajas de una casa. En China lo solucionan con edificios que parecen casas de juguete También hay consideraciones prácticas: ponerse en cuclillas no siempre es fácil y puede suponer un riesgo para ancianos, embarazadas o personas con discapacidad. Además, construir inodoros tradicionales requiere un diseño de suelo más profundo debido al espacio hundido necesario, lo que aumenta tanto el tiempo como el coste de construcción. También está el factor estético: los inodoros occidentales simplemente parecen más "de alta gama" y son más fáciles de limpiar, motivo por el cual muchos espacios orientados al consumidor prefieren instalarlos. Váteres occidentales vs. el método tradicional chino En las redes sociales chinas, sin embargo, la mayoría de los comentarios defienden los inodoros tradicionales. "Por favor, haced que todos los baños públicos tengan inodoros de cuclillas, con solo

En China, al igual que en otros países asiáticos, existe un debate sobre el uso de los baños, ya que históricamente la balanza se ha inclinado por los inodoros de uso en cuclillas. Si bien este debate va asociado a un problema principalmente común en turistas, también se trata de un tema de conversación dentro del propio país.
Durante generaciones, los aseos públicos chinos han estado dominados por los inodoros tradicionales a ras de suelo, en los que la persona debe colocarse en cuclillas. Sin embargo, en los últimos años, los inodoros de estilo occidental están ganando terreno en centros comerciales modernos, aeropuertos y otros espacios urbanos (también en hoteles y casas), generando cierto conflicto entre dos culturas muy diferentes.
Váteres occidentales que se usan en cuclillas
Tal y como se ha hecho eco el medio What's on Weibo, un reciente reportaje publicado por Beijing News puso el foco en un problema muy concreto: las huellas de zapatos en los asientos de los inodoros. El medio descubrió que muchos usuarios, especialmente mujeres, prefieren subirse al inodoro occidental y usarlo en cuclillas en lugar de sentarse, dejando el asiento sucio y con marcas de pisadas.

En una de las visitas a centros comerciales de Pekín, el medio observó que, aunque había siete inodoros de estilo occidental frente a solo tres tradicionales, aproximadamente el 70% de las personas optaron por estos últimos. Al examinar los inodoros occidentales, encontraron evidentes manchas de orina y huellas de pisadas, a pesar de contar con protectores desechables para el asiento.
"No me sentaré a menos que sea absolutamente necesario", comentó una de las entrevistadas, reflejando una opinión generalizada entre las mujeres entrevistadas, de las cuales casi el 80% admitió que prefiere mantenerse en cuclillas sin tocar el inodoro directamente.
En un reciente viaje a Japón, donde además pude comprobar de primera mano lo bien que funcionan sus inodoros con chorrito, también nos fijamos en este hecho común en buena parte de los países asiáticos, donde en baños públicos podemos ver tanto inodoros occidentales como aquellos que se usan normalmente en cuclillas.
El cambio gradual hacia los inodoros occidentales en China forma parte de la llamada "Revolución de los Aseos", un movimiento nacional que cobró fuerza en 2015 y que recibió incluso el respaldo público del presidente Xi Jinping. Esta iniciativa busca modernizar los baños del país.
Esta transformación fue impulsada sobre todo por el sector turístico. Tal y como contaba China Daily en 2015, una de las quejas más frecuentes entre los turistas era el mal estado de los baños públicos, un problema serio considerando que los turistas utilizan estos servicios más de 27.000 millones de veces al año, según datos del medio.

Esta "revolución" no solo tienen la intención de mejorar la higiene, sino también la imagen que China proyecta al mundo. Y es que a pesar de la preferencia local, el turismo está inclinando la balanza hacia el uso de los inodoros occidentales.
Según Liang Ji, vicepresidente del Comité de Aseos de la Asociación China de Saneamiento Ambiental Urbano (Toilet Committee of the China Urban Environmental Sanitation Association), existen múltiples razones para la proliferación de inodoros occidentales en espacios públicos chinos:
Por un lado, los inodoros occidentales son generalmente considerados más higiénicos en baños compartidos, ya que liberan menos gérmenes al aire tras la descarga y reducen el riesgo de infección, aunque algunos estudios comparativos entre ambos sistemas muestran resultados mixtos.
También hay consideraciones prácticas: ponerse en cuclillas no siempre es fácil y puede suponer un riesgo para ancianos, embarazadas o personas con discapacidad. Además, construir inodoros tradicionales requiere un diseño de suelo más profundo debido al espacio hundido necesario, lo que aumenta tanto el tiempo como el coste de construcción.
También está el factor estético: los inodoros occidentales simplemente parecen más "de alta gama" y son más fáciles de limpiar, motivo por el cual muchos espacios orientados al consumidor prefieren instalarlos.
Váteres occidentales vs. el método tradicional chino
En las redes sociales chinas, sin embargo, la mayoría de los comentarios defienden los inodoros tradicionales. "Por favor, haced que todos los baños públicos tengan inodoros de cuclillas, con solo uno occidental reservado para personas con discapacidad", sugería un comentario destacado en la red social Weibo.
La preferencia por ponerse en cuclillas no siempre tiene que ver con la tradición o el tránsito intestinal. Muchos usuarios citan la falta de confianza en cómo otros utilizan los baños públicos: "Cuando se trata de cosas de uso público, es mejor reducir el contacto directo. Honestamente, no confío en otra gente..."
Otros ven el cambio gradual hacia los inodoros occidentales como resultado de una occidentalización: "Los inodoros para sentarse son producto de una 'occidentalización' generalizada de hace tiempo; cuanto más al sur vas, peor se vuelve".
También hay quienes defienden los inodoros occidentales: "¿Realmente hay gente que todavía piensa que los inodoros de cuclillas son más limpios? Las probabilidades de pisar excrementos son mucho mayores que con los occidentales. Los asientos se pueden limpiar con desinfectante o cubrir con papel".

La situación lleva a un círculo vicioso: la gente generalmente prefiere baños limpios y muchos tienen predilección por los inodoros tradicionales. Esto lleva a que los inodoros occidentales se utilicen como si fueran tradicionales, subiéndose a ellos, lo que los acaba ensuciando y muchos acaban prefiriendo los tradicionales.
En tiendas online ya hay soluciones para los que siguen prefiriendo váteres para ponerse en cuclillas. En Taobao, popular tienda china, es posible adquirir por unos 50 yuanes (aproximadamente 6,10 euros) una plataforma antideslizante que convierte un inodoro occidental en uno tradicional, permitiendo ponerse en cuclillas de forma segura. Para los centros comerciales chinos, ofrecer estos productos quizás resultaría más económico que lidiar con inodoros rotos y una interminable batalla contra las huellas en los asientos de los baños.
Imagen de portada | Raymond Cunningham
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La noticia
En China hay un intenso debate sobre qué es mejor: el váter normal o en cuclillas. El turismo está decantando la balanza
fue publicada originalmente en
Xataka Smart Home
por
Antonio Vallejo
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