Mientras Tim Cook habla de conciliación, el empleo perfecto según Elon Musk es trabajar 120 horas a la semana y dormir en la oficina
En la mitología moderna de Silicon Valley, hay dos tipos de dioses: los que construyen catedrales de cristal donde la innovación florece entre horarios flexibles y café de especialidad, y los que creen que el éxito es una carrera de resistencia donde solo sobreviven los que duermen con un ojo abierto. Elon Musk parece que pertenece a este segundo grupo. El magnate sudafricano, dueño de Tesla y SpaceX ha convertido el agotamiento en un símbolo de estatus. Su última hazaña: asegurar que los empleados del recién creado Department of Government Efficiency (DOGE) trabajan 120 horas a la semana. Hablamos de 17 horas diarias, de lunes a domingo. Si se descuenta el tiempo mínimo para dormir, comer y desplazarse, apenas queda espacio para ser humano. Elon Musk puede hacer que una empresa-sangría sea rentable económicamente, como X (antes 'Twitter'). También poner contra las cuerdas el bienestar de Tesla por su cabezonería. Porque la clave no está en el éxito monetario: ¿qué pasa con las personas? Mientras Musk eleva el sacrificio laboral a la categoría de credo, Tim Cook tiene otra filosofía: productividad y el equilibrio personal son piezas de un delicado engranaje que, bien ajustado, llevan la innovación mucho más lejos. Elon Musk vive obsesionado por la eficiencia Es normal, hablamos de una persona que no quiere morir sin haber pisado Marte. En la época dorada de Tesla, hacae apenas un lustro, Musk llegó a dormir en la línea de producción para inspirar a sus empleados. Su filosofía recuerda a la del escritor Jack London, quien decía que prefería ser ceniza antes que polvo. En Applesfera Un estudio sobre la jornada laboral de cuatro días concluye que cuando trabajamos cinco pasamos uno sin hacer nada. En Apple han encontrado la solución Pero, como enseña la regla de los 10 minutos de Jobs, lo importante no es la presencialidad sino la optimización de recursos y tiempo. De hecho, la ciencia no respalda el enfoque de Elon Musk. Y no solo porque trabajar en exceso "afea", sino porque te destruye. Un estudio con empleados de Corea del Sur encontró una relación entre calvicie y exceso de horas en oficina. Otro estudio de John Pencavel para la Universidad de Stanford demostró que la productividad se desploma drásticamente cuando se superan las 50 horas de trabajo semanal. Al cruzar esa línea, cada hora adicional tiene un retorno cada vez menor, hasta que el agotamiento no solo frena la creatividad, sino que la destruye. En Applesfera Según el premio Nobel Joseph Stiglitz, "Elon Musk y Mark Zuckerberg carecen de valores morales". Hay un modelo ético alternativo: Apple Entonces, ¿por qué insistir en la épica del desgaste? Pues por imagen pública, por estoicismo mal entendido. Para Musk, la narrativa del sacrificio absoluto refuerza la mitología de que los grandes logros requieren sufrimiento. Pero ahí está Apple tomando el camino opuesto. Aunque comparte con Musk la ambición de cambiar el mundo, en Cupertino entienden que la innovación florece en entornos donde las personas tienen tiempo para pensar. Decía Tim Cook que transformar la rutina en una fuente de disfrute son claves para el éxito y la satisfacción laboral. Y sin conciliación, flexibilidad horaria y realización personal, no hay bienestar La devoción de Musk y el equilibrio de Apple En Apple, el culto no es al trabajo, sino a la creatividad. Durante un discurso en la Universidad Federico II de Nápoles, Cook señaló que, ante épocas complicadas, hay que ir a la esencia. Por eso Apple busca en su equipo cualidades como colaboración, creatividad, curiosidad, cuidado y experiencia. La inspiración llega cuando la mente tiene espacio para (di)vagar. Steve Jobs, que no era precisamente un defensor del trabajo fácil, entendía que la excelencia no se logra con jornadas maratonianas, sino con un entorno que muta según las necesidades. De hecho, Apple no ha dudado en implementar políticas de bienestar que chocan frontalmente con la visión de Musk. Desde la posibilidad de trabajar en remoto hasta herramientas como Tiempo de Uso en iOS, diseñadas para que cualquiera (currantes y usuarios) puedan controlar cuánto tiempo pasan frente a las pantallas. Porque, como confesaba María Becerra en 'La Revuelta', siempre pasamos frente al iPhone más tiempo del que creemos. En Applesfera Elon Musk, Bill Gates y Zuckerberg dan por muerto al smartphone. Tim Cook tiene una opinión totalmente distinta Y no olvidemos ese "teatro de productividad" que fingen muchos jefes para mantener su posición. En esta dicotomía se dibujan dos futuros distintos: uno donde la innovación es fruto de la resiliencia (hasta que estallas) y otro donde nace del bienestar. Tal vez por eso la generación Z no quiere jefes, quiere compañeros. La p

En la mitología moderna de Silicon Valley, hay dos tipos de dioses: los que construyen catedrales de cristal donde la innovación florece entre horarios flexibles y café de especialidad, y los que creen que el éxito es una carrera de resistencia donde solo sobreviven los que duermen con un ojo abierto. Elon Musk parece que pertenece a este segundo grupo.
El magnate sudafricano, dueño de Tesla y SpaceX ha convertido el agotamiento en un símbolo de estatus. Su última hazaña: asegurar que los empleados del recién creado Department of Government Efficiency (DOGE) trabajan 120 horas a la semana. Hablamos de 17 horas diarias, de lunes a domingo. Si se descuenta el tiempo mínimo para dormir, comer y desplazarse, apenas queda espacio para ser humano.
Elon Musk puede hacer que una empresa-sangría sea rentable económicamente, como X (antes 'Twitter'). También poner contra las cuerdas el bienestar de Tesla por su cabezonería. Porque la clave no está en el éxito monetario: ¿qué pasa con las personas? Mientras Musk eleva el sacrificio laboral a la categoría de credo, Tim Cook tiene otra filosofía: productividad y el equilibrio personal son piezas de un delicado engranaje que, bien ajustado, llevan la innovación mucho más lejos.
Elon Musk vive obsesionado por la eficiencia
Es normal, hablamos de una persona que no quiere morir sin haber pisado Marte. En la época dorada de Tesla, hacae apenas un lustro, Musk llegó a dormir en la línea de producción para inspirar a sus empleados. Su filosofía recuerda a la del escritor Jack London, quien decía que prefería ser ceniza antes que polvo.
Pero, como enseña la regla de los 10 minutos de Jobs, lo importante no es la presencialidad sino la optimización de recursos y tiempo. De hecho, la ciencia no respalda el enfoque de Elon Musk. Y no solo porque trabajar en exceso "afea", sino porque te destruye. Un estudio con empleados de Corea del Sur encontró una relación entre calvicie y exceso de horas en oficina. Otro estudio de John Pencavel para la Universidad de Stanford demostró que la productividad se desploma drásticamente cuando se superan las 50 horas de trabajo semanal. Al cruzar esa línea, cada hora adicional tiene un retorno cada vez menor, hasta que el agotamiento no solo frena la creatividad, sino que la destruye.
Entonces, ¿por qué insistir en la épica del desgaste? Pues por imagen pública, por estoicismo mal entendido. Para Musk, la narrativa del sacrificio absoluto refuerza la mitología de que los grandes logros requieren sufrimiento. Pero ahí está Apple tomando el camino opuesto. Aunque comparte con Musk la ambición de cambiar el mundo, en Cupertino entienden que la innovación florece en entornos donde las personas tienen tiempo para pensar. Decía Tim Cook que transformar la rutina en una fuente de disfrute son claves para el éxito y la satisfacción laboral. Y sin conciliación, flexibilidad horaria y realización personal, no hay bienestar
La devoción de Musk y el equilibrio de Apple

En Apple, el culto no es al trabajo, sino a la creatividad. Durante un discurso en la Universidad Federico II de Nápoles, Cook señaló que, ante épocas complicadas, hay que ir a la esencia. Por eso Apple busca en su equipo cualidades como colaboración, creatividad, curiosidad, cuidado y experiencia. La inspiración llega cuando la mente tiene espacio para (di)vagar. Steve Jobs, que no era precisamente un defensor del trabajo fácil, entendía que la excelencia no se logra con jornadas maratonianas, sino con un entorno que muta según las necesidades.
De hecho, Apple no ha dudado en implementar políticas de bienestar que chocan frontalmente con la visión de Musk. Desde la posibilidad de trabajar en remoto hasta herramientas como Tiempo de Uso en iOS, diseñadas para que cualquiera (currantes y usuarios) puedan controlar cuánto tiempo pasan frente a las pantallas. Porque, como confesaba María Becerra en 'La Revuelta', siempre pasamos frente al iPhone más tiempo del que creemos.
Y no olvidemos ese "teatro de productividad" que fingen muchos jefes para mantener su posición. En esta dicotomía se dibujan dos futuros distintos: uno donde la innovación es fruto de la resiliencia (hasta que estallas) y otro donde nace del bienestar. Tal vez por eso la generación Z no quiere jefes, quiere compañeros. La productividad nunca se debería medir en horas, porque la verdadera eficiencia no está en cuántas estás plantado en una oficina, sino en cuántas vives plenamente. El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional, que decía Buda.
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La noticia
Mientras Tim Cook habla de conciliación, el empleo perfecto según Elon Musk es trabajar 120 horas a la semana y dormir en la oficina
fue publicada originalmente en
Applesfera
por
Isra Fdez
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