Quiero poner una mirilla digital para ver quién llama a la puerta aunque no esté en casa. Qué tener en cuenta y modelos recomendados
Las mirillas digitales pueden ser un recurso fantástico para seguir ampliando nuestro hogar inteligente. Sin embargo, hay tantas dudas e incertidumbre en torno a ellas que no terminan de vivir el boom que merecerían, quizá porque como usuarios a veces pecamos de precavidos. Yo misma quiero poner una mirilla digital en casa y al principio todo eran preguntas sin resolver. Me he informado bien sobre ellas y te quiero contar todo lo que he averiguado para que tú no tengas que invertir en esto tanto tiempo como hice yo. Qué dice la ley acerca de las mirillas digitales Si vives en una vivienda unifamiliar, con un porche o un jardín delante de la puerta donde vas a instalar la mirilla no hay mayor problema, ya que es tu propiedad privada. Sin embargo, la cosa se complica cuando hablamos de poner las mirillas conectadas en un rellano o un descansillo en un bloque de pisos. Aquí la ley sí que entra en juego. Concretamente, y aunque no existe una regulación específica como tal para estos temas, las respuestas se encuentran en dos documentos: el Reglamento General de Protección de Datos y la Ley de Propiedad Horizontal. En Xataka Móvil Las mirillas digitales son muy prácticas para ver quién llama a la puerta desde el móvil. Qué dice la ley de su instalación Por un lado, en el Reglamento General de Protección de Datos y más concretamente en el artículo 6.1, se trata el tema del consentimiento, que debe ser “de voluntad libre, específica, informada e inequívoca”. Por otro lado, también entra en juego la Ley de Propiedad Horizontal, en su artículo 17.3, que explica que, “el establecimiento o supresión de los servicios de portería, conserjería, vigilancia u otros servicios comunes de interés general, supongan o no modificación del título constitutivo o de los estatutos, requerirán el voto favorable de las tres quintas partes del total de los propietarios que, a su vez, representen las tres quintas partes de las cuotas de participación”. Por lo tanto, el primer paso para plantearnos el uso de una mirilla digital sería contar con el consentimiento del 60% de la comunidad de propietarios. Además, estas se deben colocar de manera que no invadan la intimidad de los vecinos y aquí es importante que se trate de una mirilla fija, para que nadie nos pueda decir que estamos alterando el ángulo de visión a nuestro antojo. Después de informarme muy bien sobre este tema, tengo claro que no quiero una mirilla digital con grabación, ya que esto solo complica la jugada. Si está grabando todo el rato no se considera mirilla, sería un sistema de videovigilancia y entonces el asunto cambia. Incluso si solo graba de manera puntual (cuando detecta una presencia, por ejemplo), también puede ser sujeto a la interpretación de la norma. En Xataka Móvil 300 euros de multa por tener una mirilla digital en la puerta de casa: lo que dice la AEPD sobre estos casos genera ciertas dudas Igual que pasó con los patinetes eléctricos o con tantas otras cosas, el marco legal no está preparado para esto y puede quedar a la libre interpretación. Tenemos sobre la mesa casos de sentencias contradictorias. En 2023, la Agencia Española de Protección de Datos multó con 300 euros a un usuario que instaló una mirilla sin el consentimiento de sus vecinos. En 2022, la misma AEPD archivó otra demanda similar alegando que “su función es exactamente idéntica a las mirillas tradicionales, pudiendo el propietario de las mismas conocer las entradas/salidas de los vecinos próximos de la misma manera que lo conocía con una mirilla tradicional”. Lo que he sacado en claro: no quiero que mi mirilla digital pueda grabar Esta sentencia es bastante lógica. La mirilla tradicional nos sirve como un escudo de protección para saber quién llama a nuestra puerta antes de abrir. Y este puede ser el mismo objetivo en las mirillas digitales, con la diferencia de que podemos ver desde el móvil lo que pasa en nuestra puerta, sin levantarnos del sofá, mientras estamos en el baño o, mejor todavía, cuando estamos fuera de casa. A mí me parecen tremendamente útiles y en mi caso, que trabajo en remoto y el 90% de mi jornada laboral es en casa, me ayudaría muchísimo a evitar distracciones. Suelo tener un baile importante de mensajeros en casa, así que desatender la puerta no es una opción, pero me cabrea bastante cuando me interrumpen la concentración y tengo que levantarme a abrir la puerta a comerciales a puerta fría a los que nadie ha invitado. Por supuesto, poder ver lo que pasa en la puerta de casa cuando estoy fuera también me parece muy interesante. Igual que dejo activa una cámara en el interior de casa cuando estoy de vacaciones, tener otra en la puerta y poder mirarlo desde el móvil me parece una tranquilidad adicional. Además de pedir consentimiento a los vecinos, usar una mirilla fija que no

Las mirillas digitales pueden ser un recurso fantástico para seguir ampliando nuestro hogar inteligente. Sin embargo, hay tantas dudas e incertidumbre en torno a ellas que no terminan de vivir el boom que merecerían, quizá porque como usuarios a veces pecamos de precavidos.
Yo misma quiero poner una mirilla digital en casa y al principio todo eran preguntas sin resolver. Me he informado bien sobre ellas y te quiero contar todo lo que he averiguado para que tú no tengas que invertir en esto tanto tiempo como hice yo.
Qué dice la ley acerca de las mirillas digitales
Si vives en una vivienda unifamiliar, con un porche o un jardín delante de la puerta donde vas a instalar la mirilla no hay mayor problema, ya que es tu propiedad privada.
Sin embargo, la cosa se complica cuando hablamos de poner las mirillas conectadas en un rellano o un descansillo en un bloque de pisos. Aquí la ley sí que entra en juego.
Concretamente, y aunque no existe una regulación específica como tal para estos temas, las respuestas se encuentran en dos documentos: el Reglamento General de Protección de Datos y la Ley de Propiedad Horizontal.
Por un lado, en el Reglamento General de Protección de Datos y más concretamente en el artículo 6.1, se trata el tema del consentimiento, que debe ser “de voluntad libre, específica, informada e inequívoca”.
Por otro lado, también entra en juego la Ley de Propiedad Horizontal, en su artículo 17.3, que explica que, “el establecimiento o supresión de los servicios de portería, conserjería, vigilancia u otros servicios comunes de interés general, supongan o no modificación del título constitutivo o de los estatutos, requerirán el voto favorable de las tres quintas partes del total de los propietarios que, a su vez, representen las tres quintas partes de las cuotas de participación”.
Por lo tanto, el primer paso para plantearnos el uso de una mirilla digital sería contar con el consentimiento del 60% de la comunidad de propietarios.

Además, estas se deben colocar de manera que no invadan la intimidad de los vecinos y aquí es importante que se trate de una mirilla fija, para que nadie nos pueda decir que estamos alterando el ángulo de visión a nuestro antojo.
Después de informarme muy bien sobre este tema, tengo claro que no quiero una mirilla digital con grabación, ya que esto solo complica la jugada. Si está grabando todo el rato no se considera mirilla, sería un sistema de videovigilancia y entonces el asunto cambia. Incluso si solo graba de manera puntual (cuando detecta una presencia, por ejemplo), también puede ser sujeto a la interpretación de la norma.
Igual que pasó con los patinetes eléctricos o con tantas otras cosas, el marco legal no está preparado para esto y puede quedar a la libre interpretación.
Tenemos sobre la mesa casos de sentencias contradictorias. En 2023, la Agencia Española de Protección de Datos multó con 300 euros a un usuario que instaló una mirilla sin el consentimiento de sus vecinos.
En 2022, la misma AEPD archivó otra demanda similar alegando que “su función es exactamente idéntica a las mirillas tradicionales, pudiendo el propietario de las mismas conocer las entradas/salidas de los vecinos próximos de la misma manera que lo conocía con una mirilla tradicional”.
Lo que he sacado en claro: no quiero que mi mirilla digital pueda grabar
Esta sentencia es bastante lógica. La mirilla tradicional nos sirve como un escudo de protección para saber quién llama a nuestra puerta antes de abrir. Y este puede ser el mismo objetivo en las mirillas digitales, con la diferencia de que podemos ver desde el móvil lo que pasa en nuestra puerta, sin levantarnos del sofá, mientras estamos en el baño o, mejor todavía, cuando estamos fuera de casa.
A mí me parecen tremendamente útiles y en mi caso, que trabajo en remoto y el 90% de mi jornada laboral es en casa, me ayudaría muchísimo a evitar distracciones. Suelo tener un baile importante de mensajeros en casa, así que desatender la puerta no es una opción, pero me cabrea bastante cuando me interrumpen la concentración y tengo que levantarme a abrir la puerta a comerciales a puerta fría a los que nadie ha invitado.
Por supuesto, poder ver lo que pasa en la puerta de casa cuando estoy fuera también me parece muy interesante. Igual que dejo activa una cámara en el interior de casa cuando estoy de vacaciones, tener otra en la puerta y poder mirarlo desde el móvil me parece una tranquilidad adicional.
Además de pedir consentimiento a los vecinos, usar una mirilla fija que no pueda mover su ángulo de visión y evitar grabaciones (en la mayoría de modelos basta con desmarcar esta opción desde la app móvil y no ponerle tarjeta de memoria), tienes que tener en cuenta cómo instalarla. Normalmente la instalación de una mirilla digital es muy sencilla, pero un pelín de bricolaje sí que tienes que hacer.
Modelos recomendados de mirillas digitales
Uno de los fabricantes que lo está haciendo muy bien en el tema de las mirillas digitales conectadas es Ezviz. Por ejemplo, modelos como el Ezviz DP2 permiten ver desde el móvil lo que pasa en tu puerta o incluso recibir avisos cuando detecta la presencia de una persona (puedes configurarlo para que salte después de un tiempo razonable, así te sientes seguro pero evitas falsos positivos si simplemente alguien ha pasado por tu puerta).

Este modelo de Bextgoo cuenta con visión de infrarrojos para verla bien por la noche y la opción de recibir una videollamada en tu smartphone a través de la app, cuando alguien toque al timbre. Además puedes hablar con la persona que esté en la puerta e incluso aplicar un filtro de cambio de voz, para que no puedan identificarte si no conoces a la persona que está tocando a tu casa.

El modelo Nivian de Leroy Merlín también tiene la opción de ver quién llama a tu puerta desde la app o recibir avisos de detección de presencia humana en tu móvil.

Para elegir una buena mirilla digital conectada es interesante mirar que tenga una buena autonomía de la batería, visión nocturna, que pueda vincularse al móvil a través de una app específica para controlar desde él lo que pasa en tu hogar (estés o no en casa) y que no grabe lo que sucede en tu puerta, para curarte en salud.
Si la utilizas como una mirilla tradicional, pero con el plus de poder ver lo que sucede desde el móvil sin tener que ir a la propia puerta, y los vecinos han dado su consentimiento expreso, no deberías tener ningún problema con ella.
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Quiero poner una mirilla digital para ver quién llama a la puerta aunque no esté en casa. Qué tener en cuenta y modelos recomendados
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Xataka Móvil
por
Noelia Hontoria
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