EE.UU. lanza una investigación a los semiconductores para establecer los aranceles y determinar si los chips serán un arma geopolítica en su contra

El Departamento de Comercio de EE.UU. ha abierto una investigación clave sobre cómo afecta a la seguridad nacional la importación de semiconductores y equipos para fabricar estos componentes, fundamentales para toda la industria tecnológica. El gobierno busca evaluar si depender demasiado de proveedores extranjeros representa riesgos estratégicos, especialmente en contextos de tensión geopolítica y competencia tecnológica con otras potencias, como Corea del Sur, Japón, China o Taiwán, entre otros. Este es el pretexto para dar forma a los aranceles a los semiconductores, y de paso, ser conscientes de cómo sus rivales pueden usar los chips como arma geopolítica.

Para ello, ha solicitado la opinión pública sobre diversos aspectos, desde las capacidades productivas locales hasta los efectos de las políticas comerciales de otros países. Esto no es más que la precuela de lo que veremos la semana que viene (si cumplen con lo dicho, que ya es mucho pedir) y que va a afectar a todo componente de PC, portátiles y servidores, así como consolas, que no se fabrique en suelo estadounidense.

EE.UU. pide una investigación sobre semiconductores con las vistas puestas en los aranceles y en el uso mal intencionado como arma geopolítica

Los tintes son ya más de pura política que de costes realmente, pero es el paso previo para fijar las cuantías concretas que, sin ninguna duda, vamos a pagar todos en este sector:

"El Secretario de Comercio inició una investigación para determinar los efectos sobre la seguridad nacional de las importaciones de semiconductores, equipos de fabricación de semiconductores (SME) y sus productos derivados", se puede leer en el Registro Federal.

El objetivo principal de esta iniciativa es claro: entender en profundidad hasta qué punto EE.UU. depende de las importaciones en sectores críticos como los microchips más avanzados o incluso aquellos considerados obsoletos, pero aún fundamentales para industrias esenciales. La consulta pública quiere evaluar especialmente si la concentración de importaciones en pocos países o fabricantes podría ser aprovechada en contra de Estados Unidos, convirtiendo el suministro de chips en un arma geopolítica, casi nada.

Todos los casos posibles determinarán los aranceles a los chips

Otro aspecto que busca esclarecer la investigación es hasta qué punto la industria nacional puede responder rápidamente ante un hipotético corte en el suministro extranjero. Para ello, quiere entender mejor qué tipo de chips se pueden producir en EE.UU. usando exclusivamente equipos fabricados localmente, y qué partes clave se encuentran únicamente disponibles en mercados externos.

Esto pone sobre la mesa una cuestión crucial: ¿Tiene EE.UU. el talento humano suficiente para aumentar significativamente la producción doméstica y reducir la dependencia externa? Es un punto que determinará cuánto debe apretar Trump con la fabricación en su suelo.

El Departamento de Comercio también sospecha que ciertos países podrían estar utilizando subsidios masivos o prácticas comerciales abusivas para manipular los precios y perjudicar la competitividad de los fabricantes estadounidenses. En ese sentido, la investigación busca determinar si estos métodos han generado una situación artificialmente ventajosa para algunos productores extranjeros, poniendo en riesgo la estabilidad económica y la seguridad nacional estadounidense.

Para entendernos y simplificar todo: Trump busca las excusas a modo de evaluación interna y externa para determinar sus políticas comerciales con sus rivales y los aranceles que pondrá, así como las inversiones que necesita EE.UU. para no depender de ningún otro país. Lo curioso de esto es que no hay fecha límite para la investigación, así que, salvo que Trump tenga unas primeras medidas ya tomadas en cuanto a aranceles, su Secretario de Comercio llevaba razón cuando dijo "meses" y no la semana que viene, aunque ambas opciones en este contexto podrían ser verdad.

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