El festival que dejó tirados a los influencers quiere resucitar… convertido en un Spotify

¿Alguien se acuerda del Fyre Festival? Han pasado ya bastantes años, pero los memes y bromas que generó en redes siguen resonando como una leyenda de lo peor del turismo de lujo e influencers. Pese al ridículo internacional que se vivió y la total destrucción del prestigio de la marca, los de Fyre quieren volver a hacer dinero con la música. Esta vez, de una forma distinta.

El Fyre Festival, anunciado en 2017 por el emprendedor Billy McFarland y el rapero Ja Rule, prometía ser una experiencia inolvidable con villas de lujo, artistas de primer nivel y gastronomía exclusiva. Sin embargo, lo que encontraron los asistentes al llegar fue muy distinto: tiendas de campaña mojadas, comida precaria y ningún artista confirmado.

Las redes sociales se llenaron de fotos y quejas, convirtiendo el evento en una burla mundial que todos podíamos ver desde Twitter. McFarland, de hecho, terminó en prisión por fraude y el festival pasó a la historia como uno de los mayores fiascos del entretenimiento.

Ahora, con esa misma fama, aunque sea negativa, Rech planea lanzar Fyre Music Streaming, una plataforma que mezclará suscripción de video bajo demanda con canales gratuitos sostenidos por publicidad. La idea es ofrecer contenido musical online, aunque el proyecto no está directamente relacionado con música en vivo o festivales (tal vez una decisión inteligente).

«No tiene nada que ver con un festival ni con eventos en vivo», ha señalado Rech. «Es una estrategia de marketing. El nombre es lo que atraerá a la gente».

El nuevo servicio se espera que esté disponible para el público durante la fiesta de Acción de Gracias en Estados Unidos, en noviembre de este año. Rech afirma que no busca solo aprovecharse del nombre, sino construir «algo auténtico y duradero».

¿Le queda fuego a Fyre?

Aun así, el escepticismo que suscita la idea es enorme. La idea de revivir el nombre de Fyre, convertido en un símbolo de engaño y fracaso, como marca comercial para una nueva empresa digital, suena a una jugada muy arriesgada. No todos van a estar dispuestos a pagar por algo que les recuerda al mayor desastre festivalero de la década. El empresario parece creer a pies juntillas en esa idea de que no existe publicidad mala, pero es que la reputación de marca es muy real.

Mientras tanto, el propio Billy McFarland prometió un Fyre Festival 2, aunque ese proyecto ya ha sido pospuesto indefinidamente, y pocos creen que realmente llegue a realizarse.

Por ahora, el destino de esta nueva plataforma de nombre maldito está por verse. Lo que sí que es de admirar, es la voluntad de Rech para no rendirse. Y de todas formas, seguro que se han visto reinvenciones más locas.

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