Hay una fiebre por ver las bodas de los demás en redes sociales. Y eso está provocando que tiren paladas de arroz a los novios
Como siempre, la moda no es nueva pero las redes sociales lo traen a primer plano. En las últimas semanas vídeos de bodas muy particulares inundan TikTok e Instagram. En ellos, la vieja costumbre de tirar unos puñados de arroz a los novios está siendo sustituido por arrojarles decenas de kilos de arroz con la ayuda de palas. Una maximización de las viejas costumbres que tiene una explicación sencilla más allá de que todo vale con tal de crear contenido viral: la espectacularización de las bodas. Más arroz. Ya en 2023 leíamos que en Galicia los invitados habían lanzado 200 kilos de arroz a los novios con palas y carretilla. Y el año pasado, también en Galicia, se viralizó una boda en la que los novios eran sepultados en confeti. Mezcla de arroz y confeti a granel tuvo una boda reciente con los novios prácticamente indistinguibles bajo un infierno de papel y cereal. Y la más viral y próxima en el tiempo ha sido la de una pareja que también ha quedado sepultada bajo kilos de arroz lanzados con palas hacia ellos. El impacto en redes de esta última ha sido impresionante: 35.000 Me gusta y casi 5.000 comentarios dejan constancia de la importancia de las redes en la propagación de estos fenómenos. Bodas: más y mejor. La espectacularización progresiva de las bodas es algo que está en su misma naturaleza: desde el siglo XIX, las bodas reales consolidaban alianzas y exhibían poder institucional, y es algo que no se ha dejado de ver desde entonces. El advenimiento de las redes sociales y la posibilidad de hacer que todos tengamos nuestro momento de gloria, con miles de personas asistiendo desde el otro lado de la pantalla a los enlaces si el gancho es suficientemente llamativo, ha convertido a las bodas en eventos donde todo está calculado para imitar las de los famosos y nobles, que siguen siendo el espejo en el que mirarse (al menos, el espejo de un elevado porcentaje de las personas que deciden organizar una boda). En Xataka Las bodas se le han ido de las manos a España, literalmente: ya es uno de los países del mundo que más paga por enlace Más espectáculo, más precio. En 2023 hablábamos de cómo el precio de una boda se había disparado en los últimos años, ya rondando los 20.000 euros. A esa cantidad hay que sumarle la luna de miel, y todo ello en un país, España, donde el sueldo medio es inferior al de otros países que entraban en esta comparativa. Una cantidad donde están incluidos vestido y accesorios de la novia, fotos y vídeo, música, traje del novio, organización, flores... Esto no hace que haya más bodas: tras la pandemia hubo un repunte muy notable de la cantidad, con un cremiento del 20'5% , pero en 2023 volvió a descender hasta situarse en cifras similares a años anteriores. Pero aunque no haya más, son más visibles. Tatus y cotillón loco. La cosa va más allá, porque esta espectacularización en busca de la boda más chocante o más glamourosa incluye "jeringuillas" con chupitos, neones, kioscos de maquillaje, tatuajes temáticos... Lo que se conoce como un glitter bar, donde los menos atrevidos pueden optar, si no es un tatuaje, por un maquillaje menos permanente. Y todo, a menudo, orientado a menudo a brindar un buen rendimiento en redes sociales. Las bodas siguen gustando. Las bodas siguen siendo un notorio centro de atención para un elevado número de personas que acuden a las redes sociales (primordialmente, mujeres) para ver bodas ajenas. Influencers como Ale Navas, Carla Vico o Claudia Jiménez se han casado recientemente y han retransmitido con todo lujo de detalles el proceso en sus redes, con millones de seguidores y cubriendo desde la pedida de mano hasta el viaje de novios. Son el espejo en el que se miran parejas que buscan bodas de ensueño comparables a las de estos influencers. El éxito de programas de citas como 'Love is Blind' en Netflix, cuyo centro son bodas a ciegas, son la prueba de que las bodas siguen generando interés. El CM de la boda. Pero no solo las influencers acaparan el interés de las bodas en redes sociales. Todo el mundo quiere convertir su boda en algo memorable o viralizable, y de este modo surgen profesiones como el wedding social manager (un CM centrado exclusivamente en la boda) o, como ya es costumbre en las bodas de influencers, la creación de contenidos (vídeos, fotos, reels, stories, momentos en los que novios e invitados replican memes en boga) pensados expresamente para las redes. Detrás de ello hay una espectacularización de la ceremonia y la fiesta cuyo fin último es parecerse a los influencers de éxito... y algo más. En Xataka En su loca deriva las bodas españolas han encontrado la forma de ser aún más fastuosas: barra libre de tatuajes La boda como show. Convertir una boda en una fiesta espectacular es también un incentivo para novios e invitados, que quizás consideren un fracaso la boda de sus

Como siempre, la moda no es nueva pero las redes sociales lo traen a primer plano. En las últimas semanas vídeos de bodas muy particulares inundan TikTok e Instagram. En ellos, la vieja costumbre de tirar unos puñados de arroz a los novios está siendo sustituido por arrojarles decenas de kilos de arroz con la ayuda de palas. Una maximización de las viejas costumbres que tiene una explicación sencilla más allá de que todo vale con tal de crear contenido viral: la espectacularización de las bodas.
Más arroz. Ya en 2023 leíamos que en Galicia los invitados habían lanzado 200 kilos de arroz a los novios con palas y carretilla. Y el año pasado, también en Galicia, se viralizó una boda en la que los novios eran sepultados en confeti. Mezcla de arroz y confeti a granel tuvo una boda reciente con los novios prácticamente indistinguibles bajo un infierno de papel y cereal. Y la más viral y próxima en el tiempo ha sido la de una pareja que también ha quedado sepultada bajo kilos de arroz lanzados con palas hacia ellos. El impacto en redes de esta última ha sido impresionante: 35.000 Me gusta y casi 5.000 comentarios dejan constancia de la importancia de las redes en la propagación de estos fenómenos.
Bodas: más y mejor. La espectacularización progresiva de las bodas es algo que está en su misma naturaleza: desde el siglo XIX, las bodas reales consolidaban alianzas y exhibían poder institucional, y es algo que no se ha dejado de ver desde entonces. El advenimiento de las redes sociales y la posibilidad de hacer que todos tengamos nuestro momento de gloria, con miles de personas asistiendo desde el otro lado de la pantalla a los enlaces si el gancho es suficientemente llamativo, ha convertido a las bodas en eventos donde todo está calculado para imitar las de los famosos y nobles, que siguen siendo el espejo en el que mirarse (al menos, el espejo de un elevado porcentaje de las personas que deciden organizar una boda).
Más espectáculo, más precio. En 2023 hablábamos de cómo el precio de una boda se había disparado en los últimos años, ya rondando los 20.000 euros. A esa cantidad hay que sumarle la luna de miel, y todo ello en un país, España, donde el sueldo medio es inferior al de otros países que entraban en esta comparativa. Una cantidad donde están incluidos vestido y accesorios de la novia, fotos y vídeo, música, traje del novio, organización, flores... Esto no hace que haya más bodas: tras la pandemia hubo un repunte muy notable de la cantidad, con un cremiento del 20'5% , pero en 2023 volvió a descender hasta situarse en cifras similares a años anteriores. Pero aunque no haya más, son más visibles.
Tatus y cotillón loco. La cosa va más allá, porque esta espectacularización en busca de la boda más chocante o más glamourosa incluye "jeringuillas" con chupitos, neones, kioscos de maquillaje, tatuajes temáticos... Lo que se conoce como un glitter bar, donde los menos atrevidos pueden optar, si no es un tatuaje, por un maquillaje menos permanente. Y todo, a menudo, orientado a menudo a brindar un buen rendimiento en redes sociales.
Las bodas siguen gustando. Las bodas siguen siendo un notorio centro de atención para un elevado número de personas que acuden a las redes sociales (primordialmente, mujeres) para ver bodas ajenas. Influencers como Ale Navas, Carla Vico o Claudia Jiménez se han casado recientemente y han retransmitido con todo lujo de detalles el proceso en sus redes, con millones de seguidores y cubriendo desde la pedida de mano hasta el viaje de novios. Son el espejo en el que se miran parejas que buscan bodas de ensueño comparables a las de estos influencers. El éxito de programas de citas como 'Love is Blind' en Netflix, cuyo centro son bodas a ciegas, son la prueba de que las bodas siguen generando interés.
El CM de la boda. Pero no solo las influencers acaparan el interés de las bodas en redes sociales. Todo el mundo quiere convertir su boda en algo memorable o viralizable, y de este modo surgen profesiones como el wedding social manager (un CM centrado exclusivamente en la boda) o, como ya es costumbre en las bodas de influencers, la creación de contenidos (vídeos, fotos, reels, stories, momentos en los que novios e invitados replican memes en boga) pensados expresamente para las redes. Detrás de ello hay una espectacularización de la ceremonia y la fiesta cuyo fin último es parecerse a los influencers de éxito... y algo más.
La boda como show. Convertir una boda en una fiesta espectacular es también un incentivo para novios e invitados, que quizás consideren un fracaso la boda de sus amigos o primos si no pueden hablar de ella en redes durante meses. De ahí que se favorezca el contenido instagrameable de la boda (los tatus, las avalanchas de arroz) frente a cuestiones más tradicionales (fotos y vídeos de corte más clásico, pero que no se pueden compartir). Nuestra devoción por el cotilleo hace el resto: nos encanta frecuentar redes sociales para comentar el vestido de la novia, algo que llevamos haciendo desde que existe la prensa del corazón. Pero ahora podemos llevarlo a cabo poniendo en el punto de mira a gente tan convencional como uno mismo.
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En Xataka | Asturias acaba de celebrar tres bodas de sologamia: cuando el "sí quiero" es en realidad un "sí (me) quiero"
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La noticia
Hay una fiebre por ver las bodas de los demás en redes sociales. Y eso está provocando que tiren paladas de arroz a los novios
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Xataka
por
John Tones
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