El iPhone que Steve Jobs presentó en 2007 apenas funcionaba: la keynote fue una obra de teatro que terminó saliendo bien
En la WWDC24, Apple presentó sus nuevas herramientas de inteligencia artificial. Apple Intelligence hacía su puesta de largo en un momento en el que muchas de sus utilidades todavía ni siquiera eran funcionales. Aunque puede parecer una improvisación de última hora, en realidad se trata de una estrategia relativamente frecuente para Apple. El mayor ejemplo está en una de las keynotes más importantes de la historia de la tecnología. 17 años atrás, la presentación del iPhone original fue en realidad una obra de teatro perfectamente orquestada. Su primer objetivo: mostrar al mundo “un producto revolucionario y mágico”. El segundo: que nadie notara que ese smartphone que subió al escenario ni siquiera funcionaba. Los secretos de la presentación del primer iPhone La presentación del iPhone original no solo revolucionó la forma en la que nos relacionábamos con nuestro teléfono móvil. También está considerada como una joya digna de estudio dentro del mundo del marketing tecnológico. Y Steve Jobs tiene mucho que ver con esto. The New York Times Magazine ha desvelado los secretos de lo que realmente ocurrió entre las bambalinas en aquella maravillosa (e histórica) obra de teatro. En Xataka Móvil Steve Jobs usaba "la prueba de la cerveza" para contratar en Apple. Así era este curioso proceso de selección Lo que Jobs tenía entre las manos cuando subió al escenario era casi un prototipo. Al iPhone todavía le quedaban seis meses para salir al mercado y la lista de tareas pendientes por hacer era enorme. Todavía no existía línea de producción y aquellos primeros ejemplares tenían cada uno de ellos diferentes fallos: desde roces en el display hasta huecos entre la pantalla y los marcos. Mención especial merecía el software, que por aquel entonces estaba en pañales. Y, sin embargo, no fue motivo suficiente para que Jobs renunciara a mostrarlo al mundo. Todo podía fallar en aquella keynote, pero no sucedió. Entre los testimonios que recoge el reportaje de The New York Magazine destaca el de Andy Grignon, ingeniero senior responsable de los módulos de comunicación del iPhone, quien ha reconocido que el dispositivo se encontraba todavía en una fase tan inicial que se podía bloquear si ciertas acciones no se ejecutaban en un orden concreto. Tras muchos ensayos, los ingenieros de la compañía encontraron lo que se ha bautizado como “el camino dorado”. Una secuencia perfectamente milimetrada con una serie de acciones que debían ejecutarse en un orden concreto y durante un tiempo exacto. A Steve Jobs le tocó el papel protagonista en este espectáculo. Si algo fallaba, el plan B no era para nada sencillo. En el escenario, sin que nadie se diera cuenta, había varias unidades del iPhone, estéticamente idénticas, a las que Jobs debía recurrir en caso de que la demo del dispositivo que tenía entre manos se bloqueara. Un juego de manos que debía hacerse sin que el público se diera cuenta de nada. Pero este no fue el único secreto que guardaba aquella keynote del iPhone original. Jobs también se preocupó por la estética de la presentación y añadió una tensión más: no quería interferencias visuales, así que pidió una proyección directa del dispositivo. Para ello, los ingenieros a cargo de la presentación idearon un sistema algo artesanal pero que resultó eficaz: incorporar placas personalizadas y cables de vídeo para poder extraer la señal del iPhone y enviarla al proyector. La red móvil y el WiFi fueron otro punto a salvar. Para que las llamadas funcionaran perfectamente, Apple contó con la ayuda de AT&T, quien instaló una torre móvil portátil para garantizar la señal. Para el tema del WiFi, la compañía alteró el software del AirPort y lo modificó para que funcionara en el rango de frecuencias de Japón, en lugar de utilizar el de Estados Unidos. Estos secretos ejemplifican algo mucho más importante. Steve Jobs hizo algo más allá de presentar el iPhone original: demostró que, además de ser un gran orador, también era un magnífico actor. Se aprendió el guion de manera milimétrica y supo mostrar, con la precisión de un cirujano, aquellos primeros coletazos de lo que sería el iPhone. Con unidades que apenas funcionaban, fue capaz de reproducir música y vídeo, navegar por páginas webs, hacer una llamada, mostrar los gestos táctiles e, incluso, buscar un Starbucks en Google Maps y pedir café para todos los asistentes. Todo esto bajo la atenta mirada de periodistas especializados y asistentes con altos conocimientos técnicos. La keynote fue un éxito y Jobs, una vez más, logró la magia. El resto, ya es historia. Imágenes | Ben Stanfield via Wikimedia Commons | Matthew Yohe via Wikimedia Commons En Xataka Móvil | Steve Jobs usaba "la prueba de la cerveza" para contratar en Apple. Así era este curioso proceso de selección En Xataka Móvil | La secretaria de Steve Jobs llegó tarde porque su coche no arrancaba y reci

En la WWDC24, Apple presentó sus nuevas herramientas de inteligencia artificial. Apple Intelligence hacía su puesta de largo en un momento en el que muchas de sus utilidades todavía ni siquiera eran funcionales. Aunque puede parecer una improvisación de última hora, en realidad se trata de una estrategia relativamente frecuente para Apple.
El mayor ejemplo está en una de las keynotes más importantes de la historia de la tecnología. 17 años atrás, la presentación del iPhone original fue en realidad una obra de teatro perfectamente orquestada.
Su primer objetivo: mostrar al mundo “un producto revolucionario y mágico”. El segundo: que nadie notara que ese smartphone que subió al escenario ni siquiera funcionaba.
Los secretos de la presentación del primer iPhone
La presentación del iPhone original no solo revolucionó la forma en la que nos relacionábamos con nuestro teléfono móvil. También está considerada como una joya digna de estudio dentro del mundo del marketing tecnológico.
Y Steve Jobs tiene mucho que ver con esto. The New York Times Magazine ha desvelado los secretos de lo que realmente ocurrió entre las bambalinas en aquella maravillosa (e histórica) obra de teatro.
Lo que Jobs tenía entre las manos cuando subió al escenario era casi un prototipo. Al iPhone todavía le quedaban seis meses para salir al mercado y la lista de tareas pendientes por hacer era enorme. Todavía no existía línea de producción y aquellos primeros ejemplares tenían cada uno de ellos diferentes fallos: desde roces en el display hasta huecos entre la pantalla y los marcos.
Mención especial merecía el software, que por aquel entonces estaba en pañales. Y, sin embargo, no fue motivo suficiente para que Jobs renunciara a mostrarlo al mundo. Todo podía fallar en aquella keynote, pero no sucedió.

Entre los testimonios que recoge el reportaje de The New York Magazine destaca el de Andy Grignon, ingeniero senior responsable de los módulos de comunicación del iPhone, quien ha reconocido que el dispositivo se encontraba todavía en una fase tan inicial que se podía bloquear si ciertas acciones no se ejecutaban en un orden concreto.
Tras muchos ensayos, los ingenieros de la compañía encontraron lo que se ha bautizado como “el camino dorado”. Una secuencia perfectamente milimetrada con una serie de acciones que debían ejecutarse en un orden concreto y durante un tiempo exacto. A Steve Jobs le tocó el papel protagonista en este espectáculo.
Si algo fallaba, el plan B no era para nada sencillo. En el escenario, sin que nadie se diera cuenta, había varias unidades del iPhone, estéticamente idénticas, a las que Jobs debía recurrir en caso de que la demo del dispositivo que tenía entre manos se bloqueara. Un juego de manos que debía hacerse sin que el público se diera cuenta de nada.
Pero este no fue el único secreto que guardaba aquella keynote del iPhone original. Jobs también se preocupó por la estética de la presentación y añadió una tensión más: no quería interferencias visuales, así que pidió una proyección directa del dispositivo.
Para ello, los ingenieros a cargo de la presentación idearon un sistema algo artesanal pero que resultó eficaz: incorporar placas personalizadas y cables de vídeo para poder extraer la señal del iPhone y enviarla al proyector.
La red móvil y el WiFi fueron otro punto a salvar. Para que las llamadas funcionaran perfectamente, Apple contó con la ayuda de AT&T, quien instaló una torre móvil portátil para garantizar la señal. Para el tema del WiFi, la compañía alteró el software del AirPort y lo modificó para que funcionara en el rango de frecuencias de Japón, en lugar de utilizar el de Estados Unidos.
Estos secretos ejemplifican algo mucho más importante. Steve Jobs hizo algo más allá de presentar el iPhone original: demostró que, además de ser un gran orador, también era un magnífico actor. Se aprendió el guion de manera milimétrica y supo mostrar, con la precisión de un cirujano, aquellos primeros coletazos de lo que sería el iPhone.
Con unidades que apenas funcionaban, fue capaz de reproducir música y vídeo, navegar por páginas webs, hacer una llamada, mostrar los gestos táctiles e, incluso, buscar un Starbucks en Google Maps y pedir café para todos los asistentes.
Todo esto bajo la atenta mirada de periodistas especializados y asistentes con altos conocimientos técnicos. La keynote fue un éxito y Jobs, una vez más, logró la magia. El resto, ya es historia.
Imágenes | Ben Stanfield via Wikimedia Commons | Matthew Yohe via Wikimedia Commons
En Xataka Móvil | Steve Jobs usaba "la prueba de la cerveza" para contratar en Apple. Así era este curioso proceso de selección
En Xataka Móvil | La secretaria de Steve Jobs llegó tarde porque su coche no arrancaba y recibió una lección envenenada de puntualidad: un Jaguar de regalo
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La noticia
El iPhone que Steve Jobs presentó en 2007 apenas funcionaba: la keynote fue una obra de teatro que terminó saliendo bien
fue publicada originalmente en
Xataka Móvil
por
Noelia Hontoria
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