Las ciudades del pasado no son como imaginas. Los romanos pintaban los edificios, pero también los perfumaban

Nuestra visión de la Antigüedad clásica está dominada por mármoles blancos y ruinas descoloridas, pero la realidad arqueológica cuenta una historia muy diferente. Las ciudades romanas eran espacios vibrantes donde el color saturaba cada edificio y plaza. Más sorprendente aún resulta el descubrimiento de que estos espacios no solo impactaban visualmente, sino que estaban diseñados para estimular todos los sentidos, especialmente el olfato.El Oxford Journal of Archaeology ha publicado los resultados de análisis químicos que demuestran cómo los romanos impregnaban estatuas y edificios con aceites perfumados que podían durar días o semanas, creando atmósferas sensoriales completas que variaban según el espacio y su propósito religioso o social.El pasado olía diferente: arqueología sensorial que cambia nuestra perspectiva históricaLa arqueología moderna ha empezado a investigar dimensiones olvidadas de la vida antigua. Los restos de compuestos orgánicos hallados en esculturas y estructuras indican que los perfumes formaban parte integral del diseño arquitectónico, no eran simplemente un añadido decorativo.Los templos dedicados a divinidades específicas emanaban aromas característicos: rosas para Venus, incienso para Júpiter, mirra para espacios funerarios. Este fenómeno tampoco era exclusivo de Roma, sino que las estructuras megalíticas como Stonehenge posiblemente incorporaban elementos aromáticos en sus rituales.Los ingenieros romanos crearon sistemas de distribución de fragancias mediante conductos ocultos y hornos que calentaban mezclas aromáticas, liberando olores a intervalos controlados. La intensidad variaba según la hora del día y las celebraciones religiosas, creando paisajes olfativos reconocibles para los habitantes.Recientes hallazgos en Grecia sugieren que muchas estructuras circulares podrían haber tenido funciones rituales asociadas a experiencias sensoriales complejas. Los arqueólogos están reinterpretando estos espacios considerando cómo el olfato influía en las prácticas religiosas y sociales.Las recetas aromáticas incluían canela, sándalo y aceites esenciales extraídos de flores y resinas importadas desde territorios lejanos. Estas fragancias no solo embellecían el ambiente, sino que muchas tenían propiedades antisépticas, cumpliendo funciones higiénicas en espacios públicos concurridos.Las técnicas analíticas actuales permiten detectar compuestos químicos imperceptibles a simple vista, revelando aspectos del pasado que habían quedado completamente invisibilizados. Estos métodos están transformando nuestra comprensión de la sofisticación que alcanzaron las civilizaciones antiguas.Esta dimensión olfativa de la Antigüedad demuestra que nuestras reconstrucciones históricas son incompletas cuando se limitan a lo visual. Caminar por una ciudad romana suponía experimentar un paisaje sensorial complejo donde los perfumes transmitían significados culturales profundos que solo ahora comenzamos a descifrar. Todavía queda mucho camino por recorrer en esta nueva senda arqueológica que justo ahora comenzamos a transitar.El artículo Las ciudades del pasado no son como imaginas. Los romanos pintaban los edificios, pero también los perfumaban fue publicado originalmente en Andro4all.

Mar 19, 2025 - 14:50
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Las ciudades del pasado no son como imaginas. Los romanos pintaban los edificios, pero también los perfumaban

Nuestra visión de la Antigüedad clásica está dominada por mármoles blancos y ruinas descoloridas, pero la realidad arqueológica cuenta una historia muy diferente. Las ciudades romanas eran espacios vibrantes donde el color saturaba cada edificio y plaza. Más sorprendente aún resulta el descubrimiento de que estos espacios no solo impactaban visualmente, sino que estaban diseñados para estimular todos los sentidos, especialmente el olfato.

El Oxford Journal of Archaeology ha publicado los resultados de análisis químicos que demuestran cómo los romanos impregnaban estatuas y edificios con aceites perfumados que podían durar días o semanas, creando atmósferas sensoriales completas que variaban según el espacio y su propósito religioso o social.

El pasado olía diferente: arqueología sensorial que cambia nuestra perspectiva histórica

La arqueología moderna ha empezado a investigar dimensiones olvidadas de la vida antigua. Los restos de compuestos orgánicos hallados en esculturas y estructuras indican que los perfumes formaban parte integral del diseño arquitectónico, no eran simplemente un añadido decorativo.

Los templos dedicados a divinidades específicas emanaban aromas característicos: rosas para Venus, incienso para Júpiter, mirra para espacios funerarios. Este fenómeno tampoco era exclusivo de Roma, sino que las estructuras megalíticas como Stonehenge posiblemente incorporaban elementos aromáticos en sus rituales.

Los ingenieros romanos crearon sistemas de distribución de fragancias mediante conductos ocultos y hornos que calentaban mezclas aromáticas, liberando olores a intervalos controlados. La intensidad variaba según la hora del día y las celebraciones religiosas, creando paisajes olfativos reconocibles para los habitantes.

Recientes hallazgos en Grecia sugieren que muchas estructuras circulares podrían haber tenido funciones rituales asociadas a experiencias sensoriales complejas. Los arqueólogos están reinterpretando estos espacios considerando cómo el olfato influía en las prácticas religiosas y sociales.

Las recetas aromáticas incluían canela, sándalo y aceites esenciales extraídos de flores y resinas importadas desde territorios lejanos. Estas fragancias no solo embellecían el ambiente, sino que muchas tenían propiedades antisépticas, cumpliendo funciones higiénicas en espacios públicos concurridos.

Las técnicas analíticas actuales permiten detectar compuestos químicos imperceptibles a simple vista, revelando aspectos del pasado que habían quedado completamente invisibilizados. Estos métodos están transformando nuestra comprensión de la sofisticación que alcanzaron las civilizaciones antiguas.

Esta dimensión olfativa de la Antigüedad demuestra que nuestras reconstrucciones históricas son incompletas cuando se limitan a lo visual. Caminar por una ciudad romana suponía experimentar un paisaje sensorial complejo donde los perfumes transmitían significados culturales profundos que solo ahora comenzamos a descifrar. Todavía queda mucho camino por recorrer en esta nueva senda arqueológica que justo ahora comenzamos a transitar.

El artículo Las ciudades del pasado no son como imaginas. Los romanos pintaban los edificios, pero también los perfumaban fue publicado originalmente en Andro4all.