No es por estilo: el sorprendente motivo por el que los astronautas usan gafas de sol en el espacio

No siempre los astronautas van con gafas de sol en el espacio, pero hay veces en las que los vemos con ellas cuando están en la Estación Espacial Internacional (EEI). Si alguna vez has visto alguna foto de alguien en el espacio con este estiloso accesorio, posiblemente te has preguntado el motivo. No es por moda ni por capricho, hay veces en las que son necesarias.

Aunque hay momentos en los que incluso en la Tierra puede hacer falta llevar gafas de sol, lo cierto es que nuestro planeta está protegido por la atmósfera. Gracias a la capa de gases que nos rodean, limitan la radiación solar y, así, podemos vivir de una forma que sería inviable fuera en el espacio.

Incluso cuando estamos en la Tierra, la exposición directa al Sol es peligrosa. Ahora, imaginémonos más allá de la atmósfera. En ese caso, la situación se agrava y las gafas de sol se convierten en un accesorio clave para los humanos que viajan más allá de la barrera atmosférica terrestre. Con ellas, los astronautas evitan la exposición directa a la radiación. Si no se pusiesen este elemento en según qué ocasiones, podrían terminar dañando sus ojos, provocando afecciones oculares agudas y crónicas.

Las gafas de sol ayudan a los astronautas a adaptarse

Cabe señalar que las gafas que utilizan los astronautas en la EEI no son las típicas que utilizamos en la Tierra, sino que son unas especialmente diseñadas para el espacio. Con ellas, los exploradores espaciales no solo combaten la radiación solar, sino que sobrepasan mejor el impactante contraste entre la oscuridad absoluta y el resplandeciente brillo de la estrella del Sistema Solar.

Al ver las cosas a través de las gafas de sol, los astronautas lo tienen más fácil para adaptarse a las condiciones extremas que pueden vivir en la EEI o en una nave espacial. De este modo, es más cómodo realizar tareas que deben cumplimentar en el laboratorio orbital, aun cuando les llega el reflejo de la luz solar.

Este curioso accesorio también es importante a la hora de volver a la Tierra. Durante las estancias en el espacio, la sensibilidad de los ojos a la luz aumenta y los astronautas deben adaptarse a las condiciones terrestres al poner sus pies en tierra firme.

¿Cómo son las gafas de sol espaciales?

Como ya hemos comentado más arriba en este artículo, las gafas solares que se ponen los astronautas no son las mismas que llevamos en la Tierra. En nuestro planeta, no nos exponemos al mismo nivel de radiación ni a contrastes de luz tan extremos. Por ese motivo, los fabricantes de gafas para el espacio deben diseñar los modelos para el equipo de la ESA, la NASA, la JAXA, Roscosmos y demás teniendo en cuenta una serie de factores muy concretos.

Por lo general, la montura suele ser de titanio que, como hemos conocido gracias a la publicidad de Apple y Samsung, es un material sumamente resistente y ligero. Otro material que triunfa en las gafas de sol es el policarbonato, que también destaca por ser resistente y poco pesado. Además, cuenta con protección ultravioleta. Normalmente, añaden recubrimientos que absorben o reflejan la radiación e incluso hay veces que usan una fina capa de oro. De este modo, los desarrolladores se cercioran de que el accesorio vaya a aguantar los cambios de presión del espacio y otros factores.

También buscan diseños sin bisagras ni tornillos, para evitar que estas pequeñas piezas se suelten en la gravedad cero.

Más allá de querer bloquear los rayos del sol, los fabricantes de gafas solares espaciales incorporan capas de materiales antirreflectantes en los dos lados de las lentes. Así, tratan de evitar que los astronautas sufran resplandores repentinos, que puedan afectar a su trabajo o que dañen su vista.

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