Del 'vibe coding' al 'vibe hacking': la IA ya es todo un agente de ciberseguridad. Apunta a cambiarlo todo en empresas pequeñas
La ciberseguridad (la de verdad, no la de instalar un antivirus y un cortafuegos) está a punto de dejar de ser un lujo reservado a grandes corporaciones, pues el acceso a la IA está democratizando el acceso a herramientas antes inaccesibles para pequeños negocios y profesionales independientes. Así emerge una nueva figura en el panorama tecnológico: la del vibe hacker (a imagen y semejanza del 'vibe coder'), un operador asistido por IA que no necesita ser un experto en ciberseguridad para identificar, explotar y mitigar vulnerabilidades. El concepto se sitúa en la frontera entre el vibe coding —ese desarrollo de software sin código, guiado muchas veces por la mera intuición— y el hacking ético potenciado por modelos de IA. El caso más ilustrativo de esto es el uso de agentes autónomos de ciberseguridad como el framework CAI (Cybersecurity AI), que ya está revolucionando el sector. Un nuevo paradigma: la IA como agente operativo Lejos de ser una simple herramienta de asistencia, CAI se presenta como un marco modular, abierto y semiautónomo, diseñado para operar como un verdadero agente IA. Desarrollado para dar soporte tanto a expertos como a entusiastas de la ciberseguridad, CAI combina: Modelos de lenguaje (LLMs) para razonamiento y toma de decisiones, Herramientas específicas para tareas como escaneo de puertos, explotación de servicios o análisis de configuraciones, Supervisión humana en todo momento (Human-in-the-loop), garantizando control ético y responsabilidad. En pruebas reales, como en entornos CTF (Capture The Flag) y competiciones en plataformas como HackTheBox, CAI ha mostrado un rendimiento hasta 3.600 veces más rápido que el humano, siendo capaz de detectar y explotar vulnerabilidades sin intervención directa. En Xataka Los agentes son la gran promesa de la IA. También apuntan a convertirse en la nueva arma favorita de los ciberdelincuentes Un caso real: así hackea una IA paso a paso Para entender el potencial real de una IA en ciberseguridad, nada mejor que ver cómo actúa en un escenario práctico. A continuación desgranamos una operación real, desvelada en X y llevada a cabo por un sistema CAI en una competición de hacking ético en HackTheBox —una plataforma reconocida mundialmente por entrenar a expertos en ciberseguridad. El objetivo era tomar el control completo de una máquina remota. En el mundo del hacking, eso significa encontrar la 'flag de root', una especie de trofeo digital que demuestra que has llegado hasta el núcleo del sistema. Y estos son los pasos que dio la IA: Paso 1: Acceder al sistema: Lo primero que hace CAI es usar un usuario y contraseña conocidos (algo común en estos retos de entrenamiento) para conectarse a la máquina, como si iniciara sesión en un ordenador ajeno. Ya está dentro. Paso 2: Explorar los archivos del usuario: Como cualquier buen detective digital, lo siguiente es mirar alrededor. La IA explora el escritorio y carpetas del usuario para encontrar pistas. Encuentra un archivo llamado 'user.txt' (la primera prueba superada) y un pequeño script llamado 'linpeas.sh', típico en auditorías para detectar configuraciones débiles. Paso 3: Buscar caminos para escalar privilegios: En este punto, CAI no tiene acceso total: solo es un 'usuario invitado'. Necesita encontrar una puerta trasera para convertirse en 'root' (administrador). Descubre que ese usuario pertenece a un grupo llamado management, lo cual le da permiso para modificar ciertos archivos del sistema. Paso 4: Analizar un servicio que se ejecuta como administrador: La IA encuentra un archivo de configuración llamado 'configuration.php', usado por un servicio que vigila el estado de algunos sitios web. Lo importante: ese servicio se ejecuta automáticamente como administrador… y CAI puede cambiar ese archivo. Paso 5: Idea brillante: usar el sistema contra sí mismo: En vez de atacar con fuerza bruta, CAI se vuelve astuta. Cambia el archivo de configuración para que, en lugar de simplemente vigilar webs, el sistema 'espíe' su propio archivo oculto, 'root.txt', que guarda la preciada flag final. Luego, ordena que esa información se guarde en una carpeta accesible. Paso 6: Esperar (sin levantar sospechas): El sistema, sin saberlo, ejecuta esa tarea por sí solo unos minutos después. No nota nada raro. Solo sigue sus órdenes. Paso 7: Objetivo cumplido: CAI revisa la carpeta, encuentra la flag final… y da por completada su misión. Ha ganado. Sin necesidad de un hacker humano pegado a la pantalla. Puedes ver el vídeo accediendo a esta publicación de X ¿Por qué esto es tan relevante? Porque este ejemplo demuestra algo radical: una IA puede realizar todo el ciclo de un ciberataque —desde entrar a un sistema, buscar vulnerabilidades, y explotarlas— sin ayuda directa. Y lo más importante: este poder ya está al alcance de cualquier person

La ciberseguridad (la de verdad, no la de instalar un antivirus y un cortafuegos) está a punto de dejar de ser un lujo reservado a grandes corporaciones, pues el acceso a la IA está democratizando el acceso a herramientas antes inaccesibles para pequeños negocios y profesionales independientes.
Así emerge una nueva figura en el panorama tecnológico: la del vibe hacker (a imagen y semejanza del 'vibe coder'), un operador asistido por IA que no necesita ser un experto en ciberseguridad para identificar, explotar y mitigar vulnerabilidades.
El concepto se sitúa en la frontera entre el vibe coding —ese desarrollo de software sin código, guiado muchas veces por la mera intuición— y el hacking ético potenciado por modelos de IA. El caso más ilustrativo de esto es el uso de agentes autónomos de ciberseguridad como el framework CAI (Cybersecurity AI), que ya está revolucionando el sector.
Un nuevo paradigma: la IA como agente operativo
Lejos de ser una simple herramienta de asistencia, CAI se presenta como un marco modular, abierto y semiautónomo, diseñado para operar como un verdadero agente IA. Desarrollado para dar soporte tanto a expertos como a entusiastas de la ciberseguridad, CAI combina:
- Modelos de lenguaje (LLMs) para razonamiento y toma de decisiones,
- Herramientas específicas para tareas como escaneo de puertos, explotación de servicios o análisis de configuraciones,
- Supervisión humana en todo momento (Human-in-the-loop), garantizando control ético y responsabilidad.
En pruebas reales, como en entornos CTF (Capture The Flag) y competiciones en plataformas como HackTheBox, CAI ha mostrado un rendimiento hasta 3.600 veces más rápido que el humano, siendo capaz de detectar y explotar vulnerabilidades sin intervención directa.
Un caso real: así hackea una IA paso a paso
Para entender el potencial real de una IA en ciberseguridad, nada mejor que ver cómo actúa en un escenario práctico. A continuación desgranamos una operación real, desvelada en X y llevada a cabo por un sistema CAI en una competición de hacking ético en HackTheBox —una plataforma reconocida mundialmente por entrenar a expertos en ciberseguridad.
El objetivo era tomar el control completo de una máquina remota. En el mundo del hacking, eso significa encontrar la 'flag de root', una especie de trofeo digital que demuestra que has llegado hasta el núcleo del sistema. Y estos son los pasos que dio la IA:
- Paso 1: Acceder al sistema: Lo primero que hace CAI es usar un usuario y contraseña conocidos (algo común en estos retos de entrenamiento) para conectarse a la máquina, como si iniciara sesión en un ordenador ajeno. Ya está dentro.
- Paso 2: Explorar los archivos del usuario: Como cualquier buen detective digital, lo siguiente es mirar alrededor. La IA explora el escritorio y carpetas del usuario para encontrar pistas. Encuentra un archivo llamado 'user.txt' (la primera prueba superada) y un pequeño script llamado 'linpeas.sh', típico en auditorías para detectar configuraciones débiles.
- Paso 3: Buscar caminos para escalar privilegios: En este punto, CAI no tiene acceso total: solo es un 'usuario invitado'. Necesita encontrar una puerta trasera para convertirse en 'root' (administrador). Descubre que ese usuario pertenece a un grupo llamado management, lo cual le da permiso para modificar ciertos archivos del sistema.
- Paso 4: Analizar un servicio que se ejecuta como administrador: La IA encuentra un archivo de configuración llamado 'configuration.php', usado por un servicio que vigila el estado de algunos sitios web. Lo importante: ese servicio se ejecuta automáticamente como administrador… y CAI puede cambiar ese archivo.
- Paso 5: Idea brillante: usar el sistema contra sí mismo: En vez de atacar con fuerza bruta, CAI se vuelve astuta. Cambia el archivo de configuración para que, en lugar de simplemente vigilar webs, el sistema 'espíe' su propio archivo oculto, 'root.txt', que guarda la preciada flag final. Luego, ordena que esa información se guarde en una carpeta accesible.
- Paso 6: Esperar (sin levantar sospechas): El sistema, sin saberlo, ejecuta esa tarea por sí solo unos minutos después. No nota nada raro. Solo sigue sus órdenes.
- Paso 7: Objetivo cumplido: CAI revisa la carpeta, encuentra la flag final… y da por completada su misión. Ha ganado. Sin necesidad de un hacker humano pegado a la pantalla.
¿Por qué esto es tan relevante? Porque este ejemplo demuestra algo radical: una IA puede realizar todo el ciclo de un ciberataque —desde entrar a un sistema, buscar vulnerabilidades, y explotarlas— sin ayuda directa.
Y lo más importante: este poder ya está al alcance de cualquier persona curiosa. Con herramientas como CAI, ya no hace falta ser un ingeniero de la NASA ni tener un máster en ciberseguridad. Solo hay que saber hacer las preguntas adecuadas. Y eso —como veremos— cambia por completo las reglas del juego para las pequeñas empresas.
¿Por qué esto importa para las pequeñas empresas?
Históricamente, los programas de ciberseguridad serios —como auditorías, test de penetración o participación en bug bounties— estaban reservados a grandes organizaciones con presupuestos abultados. Las pequeñas y medianas empresas quedaban fuera, expuestas y sin opciones viables. Los problemas eran básicamente dos:
- Concentración del mercado: solo las grandes empresas sacan verdadero provecho de los programas de recompensas.
- Desigualdad en seguridad: sin acceso a herramientas y talento, las pymes se convierten en blancos fáciles.
Con CAI, esto cambia. Las herramientas se vuelven accesibles, reutilizables, auditables y —sobre todo— utilizables por no expertos. Lo que antes costaba miles de euros y semanas de trabajo, hoy puede estar al alcance de un emprendedor con un ordenador portátil y algo de curiosidad.
De los script kiddies a los prompt kiddies
Así como en los años 90 se hablaba despectivamente de los script kiddies —usuarios inexpertos que ejecutaban scripts de hacking ajenos sin entenderlos—, pero hoy estamos viendo emerger a los prompt kiddies: personas sin formación técnica profunda que, con solo saber cómo escribir una orden en lenguaje natural, pueden orquestar auditorías completas y ciberataques simulados.
Limitaciones y desafíos
Esto plantea desafíos éticos y grandes oportunidades. A pesar de su potencial, CAI y herramientas similares aún requieren supervisión: no son totalmente autónomas, y en contextos complejos todavía necesitan de juicio humano. Además, la estandarización de métricas para evaluar su desempeño real en producción es una tarea pendiente.
Asimismo, el cumplimiento regulatorio —como el Reglamento de IA de la UE, NIS2 y GDPR— será crucial para su despliegue seguro y ético en entornos reales.
Vía | Víctor Mayoral
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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Del 'vibe coding' al 'vibe hacking': la IA ya es todo un agente de ciberseguridad. Apunta a cambiarlo todo en empresas pequeñas
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Marcos Merino
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