EEUU se las prometía muy felices resucitando su industria nuclear. Ahora se ha creado un problema con los aranceles
La guerra comercial que ha iniciado Estados Unidos este mes de abril ha dado mucho de qué hablar, especialmente por la disputa de los aranceles con China. Esta situación ha vuelto a poner sobre la mesa un viejo problema energético: la dependencia del uranio extranjero. Una dependencia incómoda. Las políticas de la actual administración de estadounidense han dejado claro su posición de no seguir hacia el cambio de la transición energética. El enfoque de Trump está puesto en los combustibles fósiles, pero en materia nuclear venía precedido de Biden. En este caso concreto la constante energética se ha mantenido entre ambos gobiernos, que en la hoja de ruta dejó establecido que debería triplicarse la energía nuclear. De esta manera, Estados Unidos ha estado importando el 99% del concentrado de uranio para fabricar combustible para sus reactores. Además, las 54 centrales nucleares del país generan alrededor de una quinta parte de toda la electricidad que consume, según CipherNews. ¿Quiénes son los suministradores? Como han detallado en el mismo medio, la mayor parte del uranio ha provenido de Canadá, Kazajistán, Australia, Rusia y Uzbekistán, y aunque este mineral quedó exento de los aranceles, la situación puede variar viendo el escenario. En definitiva, el tema ha generado un revuelo en el sector energético y ha expuesto una vulnerabilidad estructural en su cadena de suministro nuclear. En Xataka Los reactores SMR son la gran promesa de la energía nuclear. El proyecto piloto de Estados Unidos ha fracasado Una apuesta hacia la minería nacional. Según la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA), el año pasado la producción nacional de concentrado de uranio se multiplicó por trece, pero aun así no es suficiente para cubrir la demanda. No obstante, Scott Melbye, presidente de Uranium Producers of America, ha asegurado que al menos seis empresas han reiniciado operaciones mineras en el país. No siempre fue así. Estados Unidos fue el mayor productor de uranio del mundo en 1980, pero en las siguientes décadas otros países le comieron el terreno, como fue Canadá y Kazajistán porque los costos de extracción eran más bajos. La situación se agravó con un acuerdo de desarme nuclear de la URSS y durante 20 años la mitad del combustible nuclear estadounidense provino del reciclaje de uranio soviético. Después de toda esta situación, en la que empezó cada vez más a depender del uranio de otros llegó el accidente de Fukushima en 2011. Tras esta tragedia muchos países, incluido EEUU, redujeron su inversión en energía nuclear. Las empresas mineras occidentales pausaron operaciones, mientras que Kazajistán, con respaldo estatal, aumentó su producción sin preocuparse por la rentabilidad. Rusia también siguió vendiendo uranio barato, incluso tras la finalización del acuerdo de desarme en 2013. ¿Será autosuficiente? La orientación de las políticas de Trump parece apuntar hacia la reactivación de su cadena de suministro nuclear interna. A pesar de que el uranio aún está libre de aranceles, la tensión global, los avances tecnológicos y la urgencia energética están empujando al país a volver a mirar su propio subsuelo. La gran pregunta es si este renacimiento será suficiente y sostenible a largo plazo. Imagen | PxHere y Gage Skidmore en Flickr Xataka | El uranio cotiza al alza tras el resurgimiento nuclear. Y una empresa quiere empezar a extraerlo en Groenlandia - La noticia EEUU se las prometía muy felices resucitando su industria nuclear. Ahora se ha creado un problema con los aranceles fue publicada originalmente en Xataka por Alba Otero .

La guerra comercial que ha iniciado Estados Unidos este mes de abril ha dado mucho de qué hablar, especialmente por la disputa de los aranceles con China. Esta situación ha vuelto a poner sobre la mesa un viejo problema energético: la dependencia del uranio extranjero.
Una dependencia incómoda. Las políticas de la actual administración de estadounidense han dejado claro su posición de no seguir hacia el cambio de la transición energética. El enfoque de Trump está puesto en los combustibles fósiles, pero en materia nuclear venía precedido de Biden. En este caso concreto la constante energética se ha mantenido entre ambos gobiernos, que en la hoja de ruta dejó establecido que debería triplicarse la energía nuclear.
De esta manera, Estados Unidos ha estado importando el 99% del concentrado de uranio para fabricar combustible para sus reactores. Además, las 54 centrales nucleares del país generan alrededor de una quinta parte de toda la electricidad que consume, según CipherNews.
¿Quiénes son los suministradores? Como han detallado en el mismo medio, la mayor parte del uranio ha provenido de Canadá, Kazajistán, Australia, Rusia y Uzbekistán, y aunque este mineral quedó exento de los aranceles, la situación puede variar viendo el escenario. En definitiva, el tema ha generado un revuelo en el sector energético y ha expuesto una vulnerabilidad estructural en su cadena de suministro nuclear.
Una apuesta hacia la minería nacional. Según la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA), el año pasado la producción nacional de concentrado de uranio se multiplicó por trece, pero aun así no es suficiente para cubrir la demanda. No obstante, Scott Melbye, presidente de Uranium Producers of America, ha asegurado que al menos seis empresas han reiniciado operaciones mineras en el país.
No siempre fue así. Estados Unidos fue el mayor productor de uranio del mundo en 1980, pero en las siguientes décadas otros países le comieron el terreno, como fue Canadá y Kazajistán porque los costos de extracción eran más bajos. La situación se agravó con un acuerdo de desarme nuclear de la URSS y durante 20 años la mitad del combustible nuclear estadounidense provino del reciclaje de uranio soviético.
Después de toda esta situación, en la que empezó cada vez más a depender del uranio de otros llegó el accidente de Fukushima en 2011. Tras esta tragedia muchos países, incluido EEUU, redujeron su inversión en energía nuclear. Las empresas mineras occidentales pausaron operaciones, mientras que Kazajistán, con respaldo estatal, aumentó su producción sin preocuparse por la rentabilidad. Rusia también siguió vendiendo uranio barato, incluso tras la finalización del acuerdo de desarme en 2013.
¿Será autosuficiente? La orientación de las políticas de Trump parece apuntar hacia la reactivación de su cadena de suministro nuclear interna. A pesar de que el uranio aún está libre de aranceles, la tensión global, los avances tecnológicos y la urgencia energética están empujando al país a volver a mirar su propio subsuelo. La gran pregunta es si este renacimiento será suficiente y sostenible a largo plazo.
Imagen | PxHere y Gage Skidmore en Flickr
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EEUU se las prometía muy felices resucitando su industria nuclear. Ahora se ha creado un problema con los aranceles
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Alba Otero
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