Empezamos a descubrir el efecto de los microplásticos en nuestro cuerpo gracias a la cosa más insospechada: el agua del grifo

Llega el calor y, con él, viene la sed. De promedio, según algunas estimaciones públicas, el consumo de los hogares crece hasta un 44%. Pero esos datos son incompletos porque, buena parte del agua que bebemos, viene en botella. En España se venden 5.331 millones de litros de agua embotellada cada año. Y es un mercado en pleno crecimiento. Las ventas crecen anualmente a un ritmo del 2,5%. Lo que solemos olvidar es que este tipo de producto tiene consecuencias: nos sube la presión tensión. ¿Cómo? ¿Que hace qué? Uno podría pensar que beber agua sube la presión arteria de normal. Al fin y al cabo, la presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Si hay más líquido en el sistema o más sal, debería haber más presión... Pero no. Aunque evidentemente en casos extremos y, por supuesto, las condiciones y composiciones puntuales alteran la presión dentro de una horquilla, el sistema tiene decenas de mecanismos para garantizar que la presión arterial de un ser humano normal es la que tiene que ser. En Xataka Alguien ha cruzado más de 13 millones de datos para encontrar el mejor agua del grifo del país. Esto es lo que se ha encontrado ¿Y entonces? Eso es lo que se preguntaron unos científicos de la Universidad del Danubio cuando, en mitad de un pequeñísimo ensayo clínico descubrieron que no pasaba lo mismo con el agua embotellada. El equipo austriaco descubrió que al mantener a ocho personas sanas (de ambos géneros) a un "régimen hídrico" de solo agua del grifo, su presión arterial diastólica basal bajaba. Pasaba en hombres y en mujres, pero en estas últimas el efecto era mucho más llamativo. ¿Por qué? Ahora mismo solo tenemos hipótesis, pero la más sólida son los ftalatos (unas substancias químicas que hacen el plástico más flexible y duradero). Y, sinceramente, es algo bastante interesante: porque, aunque todo el agua que consumimos ahora mismo tiene microplásticos y substancias complejas, lo cierto es que no tienen las mismas cosas. Y eso es una noticia excepcionalmente buena. No porque con la información disponible sea (o no sea) recomendable tomar (o dejar de tomar) agua embotellada. Sino porque son estas pequeñas cosas las que nos permiten ir mejorando nuestra comprensión de lo que los microplásticos hacen en nuestros cuerpos. Imagen | Noppadon Manadee | engin akyurt En Xataka | Cuando el agua del grifo sabe a rayos: la química invisible del agua potable que explica por qué sabe cómo sabe (y por qué es uno de los mejores inventos del mundo) - La noticia Empezamos a descubrir el efecto de los microplásticos en nuestro cuerpo gracias a la cosa más insospechada: el agua del grifo fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez .

Abr 30, 2025 - 18:48
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Empezamos a descubrir el efecto de los microplásticos en nuestro cuerpo gracias a la cosa más insospechada: el agua del grifo

Empezamos a descubrir el efecto de los microplásticos en nuestro cuerpo gracias a la cosa más insospechada: el agua del grifo

Llega el calor y, con él, viene la sed. De promedio, según algunas estimaciones públicas, el consumo de los hogares crece hasta un 44%. Pero esos datos son incompletos porque, buena parte del agua que bebemos, viene en botella.

En España se venden 5.331 millones de litros de agua embotellada cada año. Y es un mercado en pleno crecimiento. Las ventas crecen anualmente a un ritmo del 2,5%. Lo que solemos olvidar es que este tipo de producto tiene consecuencias: nos sube la presión tensión.

¿Cómo? ¿Que hace qué? Uno podría pensar que beber agua sube la presión arteria de normal. Al fin y al cabo, la presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Si hay más líquido en el sistema o más sal, debería haber más presión...

Pero no. Aunque evidentemente en casos extremos y, por supuesto, las condiciones y composiciones puntuales alteran la presión dentro de una horquilla, el sistema tiene decenas de mecanismos para garantizar que la presión arterial de un ser humano normal es la que tiene que ser.

¿Y entonces? Eso es lo que se preguntaron unos científicos de la Universidad del Danubio cuando, en mitad de un pequeñísimo ensayo clínico descubrieron que no pasaba lo mismo con el agua embotellada.

El equipo austriaco descubrió que al mantener a ocho personas sanas (de ambos géneros) a un "régimen hídrico" de solo agua del grifo, su presión arterial diastólica basal bajaba. Pasaba en hombres y en mujres, pero en estas últimas el efecto era mucho más llamativo.

¿Por qué? Ahora mismo solo tenemos hipótesis, pero la más sólida son los ftalatos (unas substancias químicas que hacen el plástico más flexible y duradero). Y, sinceramente, es algo bastante interesante: porque, aunque todo el agua que consumimos ahora mismo tiene microplásticos y substancias complejas, lo cierto es que no tienen las mismas cosas.

Y eso es una noticia excepcionalmente buena. No porque con la información disponible sea (o no sea) recomendable tomar (o dejar de tomar) agua embotellada. Sino porque son estas pequeñas cosas las que nos permiten ir mejorando nuestra comprensión de lo que los microplásticos hacen en nuestros cuerpos.

Imagen | Noppadon Manadee | engin akyurt

En Xataka | Cuando el agua del grifo sabe a rayos: la química invisible del agua potable que explica por qué sabe cómo sabe (y por qué es uno de los mejores inventos del mundo)

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