Taiwán se prepara para lo peor y ya está realizando la mayor simulación de su historia: una invasión china de 14 días

En la mañana del pasado 6 de abril la isla de Taiwán se levantó con una sensación de Deja Vú. Frente a sus costas, una flota de 21 barcos junto al portaaviones Shandong había comenzado una serie de ejercicios militares que se extenderían varios días. China lo había vuelto a hacer, siempre manteniendo ese límite de 24 millas náuticas que separan la exhibición de “algo más”, pero había ocurrido tantas veces en los últimos meses que la isla tomó una decisión: activar un plan B. Advertencia internacional. Aquella última exhibición fue tan publicitada que incluso los ministros de Relaciones Exteriores del Grupo de los Siete (G7) emitieron una condena inusualmente contundente contra los ejercicios militares, calificándolos de “provocadores” y “desestabilizadores”. En una declaración oficial, expresaron su profunda preocupación por el creciente número de maniobras militares chinas que elevan las tensiones en el estrecho y representan un riesgo directo para la seguridad y prosperidad global. Reiteraron, además, que tanto los miembros del G7 como la comunidad internacional en su conjunto tienen un interés vital en preservar la paz y la estabilidad en la región, oponiéndose a cualquier intento unilateral de alterar el statu quo, especialmente si involucra el uso de la fuerza o la coerción. En Xataka La última táctica de Ucrania es un dron que busca que lo atrapen. Cuando Rusia lo abre despliega su amenaza: un virus Una respuesta estratégica. Pero como decíamos, la isla ha decidio activar un plan B. ¿Cómo? El Ejército de Taiwán ha iniciado un ejercicio militar sin precedentes que simula su peor escenario posible: que el Ejército Popular de Liberación (EPL) de China transforme una de sus maniobras regulares en un ataque a gran escala contra la isla. Se trata de una fase de simulación de guerra asistida por computadora que forma parte de las maniobras anuales Han Kuang, extendida este año a 14 días (seis más que en 2024) y programada para desarrollarse hasta el 18 de abril. El simulacro responde a la creciente preocupación por el aumento de la frecuencia, escala y agresividad de las maniobras en torno al estrecho de Taiwán, las mismas que podrían encubrir una invasión real demasiado rápida para ser contenida eficazmente. Realismo las 24 horas. Así, utilizando la plataforma Joint Theatre Level Simulation (JTLS), las Fuerzas Armadas taiwanesas han activado un centro de operaciones conjuntas que simula una transición inmediata de tiempo de paz a estado de guerra. Los escenarios están modelados sobre posibles acciones del EPL, incluyendo no solo una ofensiva directa, sino también amenazas híbridas en la zona gris: campañas de desinformación, ciberataques, acoso mediante drones y flotas pesqueras paramilitares. El objetivo es claro: probar la capacidad de coordinación y respuesta de las fuerzas bajo condiciones extremas, manteniendo las operaciones activas las 24 horas del día durante todo el periodo del ejercicio. En Xataka SpaceX se ha disparado a niveles insospechados. Tanto que Gwynne Shotwell ha entrado en la lista de multimillonarios Estados Unidos. No solo eso. Los medios taiwaneses han explicado que personal militar estadounidense asistirá a las simulaciones como observador, reforzando la ya estrecha cooperación defensiva entre Taipéi y Washington, aunque sin detallar qué funcionarios estarán presentes. En febrero, el Mayor General Jay Bargeron, director de planificación estratégica del Comando Indo-Pacífico de Estados Unidos, participó en una fase previa de las maniobras, hecho que provocó críticas del gobierno chino. La creciente influencia del Partido Democrático Progresista (DPP) y la llegada al poder de William Lai Ching-te, percibido por Pekín como un “separatista”, ha intensificado las tensiones, lo que se refleja en el endurecimiento del discurso y la presión militar de China sobre la isla. Capacidades de guerra asimétrica. El ejercicio no solo responde a un cambio táctico, sino también a una transformación estratégica: Taiwán está validando la incorporación de activos de guerra asimétrica, adaptados a compensar su inferioridad numérica frente al EPL. Entre estos activos se incluyen drones, tanques M1A2T, sistemas de cohetes HIMARS, misiles antitanques TOW 2B y baterías costeras Harpoon. Todos estos sistemas están siendo integrados en las simulaciones actuales y serán sometidos a nuevas pruebas durante la fase de fuego real del ejercicio Han Kuang, prevista del 9 al 18 de julio. Combate urbano y operaciones. Cuando llegue el momento, la etapa de julio incluirá maniobras conjuntas continuas, tanto en territorio continental como en islas periféricas, espacio aéreo y zonas marítimas. También se realizarán ejercicios de resiliencia urbana, centrados en la cooperación entre fuerzas armadas y civiles. Las áreas clave, al parecer

Abr 8, 2025 - 11:52
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Taiwán se prepara para lo peor y ya está realizando la mayor simulación de su historia: una invasión china de 14 días

Taiwán se prepara para lo peor y ya está realizando la mayor simulación de su historia: una invasión china de 14 días

En la mañana del pasado 6 de abril la isla de Taiwán se levantó con una sensación de Deja Vú. Frente a sus costas, una flota de 21 barcos junto al portaaviones Shandong había comenzado una serie de ejercicios militares que se extenderían varios días. China lo había vuelto a hacer, siempre manteniendo ese límite de 24 millas náuticas que separan la exhibición de “algo más”, pero había ocurrido tantas veces en los últimos meses que la isla tomó una decisión: activar un plan B.

Advertencia internacional. Aquella última exhibición fue tan publicitada que incluso los ministros de Relaciones Exteriores del Grupo de los Siete (G7) emitieron una condena inusualmente contundente contra los ejercicios militares, calificándolos de “provocadores” y “desestabilizadores”. En una declaración oficial, expresaron su profunda preocupación por el creciente número de maniobras militares chinas que elevan las tensiones en el estrecho y representan un riesgo directo para la seguridad y prosperidad global.

Reiteraron, además, que tanto los miembros del G7 como la comunidad internacional en su conjunto tienen un interés vital en preservar la paz y la estabilidad en la región, oponiéndose a cualquier intento unilateral de alterar el statu quo, especialmente si involucra el uso de la fuerza o la coerción.

Una respuesta estratégica. Pero como decíamos, la isla ha decidio activar un plan B. ¿Cómo? El Ejército de Taiwán ha iniciado un ejercicio militar sin precedentes que simula su peor escenario posible: que el Ejército Popular de Liberación (EPL) de China transforme una de sus maniobras regulares en un ataque a gran escala contra la isla.

Se trata de una fase de simulación de guerra asistida por computadora que forma parte de las maniobras anuales Han Kuang, extendida este año a 14 días (seis más que en 2024) y programada para desarrollarse hasta el 18 de abril. El simulacro responde a la creciente preocupación por el aumento de la frecuencia, escala y agresividad de las maniobras en torno al estrecho de Taiwán, las mismas que podrían encubrir una invasión real demasiado rápida para ser contenida eficazmente.

Realismo las 24 horas. Así, utilizando la plataforma Joint Theatre Level Simulation (JTLS), las Fuerzas Armadas taiwanesas han activado un centro de operaciones conjuntas que simula una transición inmediata de tiempo de paz a estado de guerra. Los escenarios están modelados sobre posibles acciones del EPL, incluyendo no solo una ofensiva directa, sino también amenazas híbridas en la zona gris: campañas de desinformación, ciberataques, acoso mediante drones y flotas pesqueras paramilitares.

El objetivo es claro: probar la capacidad de coordinación y respuesta de las fuerzas bajo condiciones extremas, manteniendo las operaciones activas las 24 horas del día durante todo el periodo del ejercicio.

Estados Unidos. No solo eso. Los medios taiwaneses han explicado que personal militar estadounidense asistirá a las simulaciones como observador, reforzando la ya estrecha cooperación defensiva entre Taipéi y Washington, aunque sin detallar qué funcionarios estarán presentes.

En febrero, el Mayor General Jay Bargeron, director de planificación estratégica del Comando Indo-Pacífico de Estados Unidos, participó en una fase previa de las maniobras, hecho que provocó críticas del gobierno chino. La creciente influencia del Partido Democrático Progresista (DPP) y la llegada al poder de William Lai Ching-te, percibido por Pekín como un “separatista”, ha intensificado las tensiones, lo que se refleja en el endurecimiento del discurso y la presión militar de China sobre la isla.

Capacidades de guerra asimétrica. El ejercicio no solo responde a un cambio táctico, sino también a una transformación estratégica: Taiwán está validando la incorporación de activos de guerra asimétrica, adaptados a compensar su inferioridad numérica frente al EPL.

Entre estos activos se incluyen drones, tanques M1A2T, sistemas de cohetes HIMARS, misiles antitanques TOW 2B y baterías costeras Harpoon. Todos estos sistemas están siendo integrados en las simulaciones actuales y serán sometidos a nuevas pruebas durante la fase de fuego real del ejercicio Han Kuang, prevista del 9 al 18 de julio.

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Combate urbano y operaciones. Cuando llegue el momento, la etapa de julio incluirá maniobras conjuntas continuas, tanto en territorio continental como en islas periféricas, espacio aéreo y zonas marítimas. También se realizarán ejercicios de resiliencia urbana, centrados en la cooperación entre fuerzas armadas y civiles. Las áreas clave, al parecer, incluyen la respuesta a amenazas híbridas, la preparación y reacción rápida, los mecanismos de autorización de acciones militares, la seguridad operacional, la logística y la evaluación del rendimiento de los sistemas recientemente incorporados.

Peligro: ofensiva relámpago. En este punto han surgido voces de expertos que han advertido durante años sobre la estrategia china de la denominada como “salami slicing”, es decir, avances progresivos que desdibujan las fronteras entre maniobra y agresión.

Aquí volvemos a un tema que hemos contado en los últimos meses. El EPL ha ido incrementando su presencia en torno a Taiwán, violando convenciones tradicionales como el respeto a la línea media del estrecho, esa división no oficial de 180 km que separa la isla del continente. Una eventual ofensiva sorpresa, según los analistas, podría colocar a cazas chinos en Taipéi en cuestión de minutos, reduciendo de forma drástica la capacidad de respuesta inicial de Taiwán.

Coordinación sin precedentes. Según Chou Yu-ping, ex director de planificación de misiles de Taiwán, esta evolución táctica requiere una coordinación total entre las ramas del ejército, y por ello se ha ampliado tanto el número como la complejidad de los escenarios del ejercicio Han Kuang.

La planificación ahora contempla no solo escenarios militares tradicionales, sino también dinámicas híbridas y multidominio, con el fin de preservar la capacidad de defensa de Taiwán frente a un agresor que actúa con cada vez menos sutileza.

La importancia de Taiwán para EEUU. De fondo, no hay que olvidar que “pinta” Estados Unidos en las tensiones del estrecho. De hecho, una invasión china a Taiwán. fue el centro del análisis que planteaba hace poco Ben Thompson en su newsletter Stratechery. Para el analista, la verdadera gravedad del conflicto no residiría únicamente en quién controle Taipéi, sino en la ruptura profunda de las cadenas de suministro globales, en particular del sector más crítico del siglo XXI: los semiconductores.

Taiwán no es una isla cualquiera; es la sede de TSMC, el fabricante más avanzado del mundo de chips. Sin sus operaciones, colapsa la infraestructura digital que sostiene desde móviles hasta inteligencia artificial, pasando por defensa, industria, salud y transporte.

Autodestrucción como disuasión. Según Thompson, es tanta la dependencia global de los chips taiwaneses que existe, que hay una hipótesis muy discutida en círculos de seguridad: que Taiwán podría amenazar con destruir sus fábricas de semiconductores para disuadir una invasión, una especie de "botón de autodestrucción económica" que haría inviable el control por parte de China.

Sin importar quién gane el enfrentamiento militar, el resultado económico parece el mismo: China aislada, Taiwán destruida, el comercio global colapsado, la inflación disparada y los mercados en caída libre. Lo ocurrido durante el caos de las cadenas de suministro en la pandemia o los efectos inmediatos de los nuevos aranceles impuestos por Trump serían solo una muestra diminuta ante el desastre de una guerra real de este calibre.

Una guerra como reseteo. Thompson lanzaba una reflexión de lo más provocadora para terminar: más que una amenaza, la guerra podría ser la única forma de reiniciar un sistema económico global que ya está roto. El orden actual, nacido en Bretton Woods tras la Segunda Guerra Mundial y acelerado con la apertura de China al mercado mundial, se sostiene sobre desequilibrios estructurales: Estados Unidos externalizó su capacidad industrial a cambio de bienes baratos, extendió sus cadenas logísticas hasta el otro lado del planeta y dejó huecos de resiliencia en su propio corazón productivo.

Las consecuencias para el analista son conocidas: empleos industriales perdidos, regiones devastadas y déficits crónicos, "y es en ese vacío donde resuenan discursos populistas como el de JD Vance, que apelan a una clase trabajadora abandonada por la globalización", contaba. Frente a ese colapso latente, Thompson cree que los aranceles de Trump, aunque torpes, costosos y divisivos, se presentan como una medida incómoda pero posiblemente necesaria. No son una solución definitiva, pero sí una manera de forzar el reajuste sin recurrir a las armas.

Un termómetro. Lo que sí parece meridianamente claro es que la cuestión de Taiwán ya no puede analizarse solo en términos de soberanía o geopolítica regional. En el pequeño territorio se juega también el futuro de la economía global y la estructura misma del poder internacional.

Mientras, Taiwán se prepara para lo impensable: una invasión disfrazada de maniobra. La simulación de este escenario extremo no solo fortalece su capacidad operativa, sino que busca enviar un mensaje claro: la isla está lista para resistir cualquier intento de anexión forzada, con el respaldo tácito (y quizás más) de socios estratégicos como Estados Unidos.

Imagen | Al Jazeera Englis, 總統府

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La noticia Taiwán se prepara para lo peor y ya está realizando la mayor simulación de su historia: una invasión china de 14 días fue publicada originalmente en Xataka por Miguel Jorge .