EE.UU. quiere una desescalada de aranceles mutua con China para meter presión, y Xi Jinping baja al 0% todos, menos uno

La guerra comercial entre Estados Unidos y China sigue dando coletazos, pero esta vez con un giro inesperado. Mientras Washington se niega a mover ficha por su cuenta, algunos chips fabricados en EE. UU. se están colando por una rendija arancelaria en China. En medio de declaraciones altisonantes, datos preocupantes y un buen puñado de La entrada EE.UU. quiere una desescalada de aranceles mutua con China para meter presión, y Xi Jinping baja al 0% todos, menos uno aparece primero en El Chapuzas Informático.

Abr 26, 2025 - 11:12
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EE.UU. quiere una desescalada de aranceles mutua con China para meter presión, y Xi Jinping baja al 0% todos, menos uno

La guerra comercial entre Estados Unidos y China sigue dando coletazos, pero esta vez con un giro inesperado. Mientras Washington se niega a mover ficha por su cuenta, algunos chips fabricados en EE. UU. se están colando por una rendija arancelaria en China. En medio de declaraciones altisonantes, datos preocupantes y un buen puñado de incertidumbre, lo cierto es que ambos gigantes están atrapados en un pulso que nadie sabe cómo va a acabar, pero que ya está dejando secuelas en el comercio global. EE.UU. quería una desescalada mutua de aranceles, China contesta reduciendo todos los de los chips al 0% menos en un tipo. ¿Qué está pasando?

Aunque parezca que todo sigue igual, lo que está pasando con los chips muestra que, por debajo del ruido político, hay movimientos que podrían marcar el principio de un deshielo económico entre ambas potencias. La jugada parece haber desconcertado tanto a La Casa Blanca, que da la impresión de que no saben cómo reaccionar, algo similar a los primeros pasos con las pegatinas del Made in Korea que vimos hace días.

De la supuesta ruptura comercial por el incremento de los aranceles a los chips, a bajarlos China casi al 0%

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Desde la Casa Blanca lanzan un mensaje claro: cualquier decisión de peso vendrá directamente del presidente, y lo demás son habladurías. Y es que los rumores y las declaraciones corren rápidamente entre bambalinas. China ha movido ficha entre declaraciones desde Estados Unidos con una única pretensión: no piensa negociar bajo presión y no está dispuesta a que terceros países firmen acuerdos que la perjudiquen.

Incluso ha tachado la estrategia estadounidense de "intimidación económica". A pesar del aparente parón diplomático, algunas exenciones discretas comienzan a verse en sectores estratégicos como el de los semiconductores: ocho códigos arancelarios, ligados a los chips, han quedado exentos. Eso sí, los chips de memoria siguen fuera del combo.

El origen del producto, según las normas aduaneras chinas, depende del código HS de cuatro dígitos y del lugar de salida del chip. Así que si se grabó en EE. UU., paga. Pero si viene de otra zona como el Sudeste Asiático, puede haber margen. Y algunas empresas ya lo están aprovechando: han vuelto a declarar mercancías que tenían paradas desde hacía semanas.

¿Qué está pasando exactamente? La presión de las empresas a ambos dirigentes escala, están perdiendo mucho dinero

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Detrás de esta apertura discreta podría estar la presión de los propios gigantes estadounidenses del retail, como Walmart o Target, que ya han advertido a la Administración de los daños que esta guerra comercial está dejando en los bolsillos del consumidor. Y mientras tanto, China sigue creciendo: su PIB avanzó un 5,4% en el primer trimestre, impulsado en parte por adelantos de exportaciones antes de que el hachazo arancelario se hiciera efectivo.

En una conferencia organizada por JPMorgan, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, dejó claro que la situación actual “no es sostenible”. Las reservas de transporte marítimo desde China a EE. UU. se han desplomado un 64% y el nivel de aranceles, con un 145% por parte de EE. UU. y un 125% de respuesta china, “equivale a un embargo”.

¿Ha dado China el primer paso para resolver la situación? Eso parece. Lo que deja una impresión de debilidad realmente es una losa de presión para Trump, porque quitando a los chips de memoria, todo lo que llegue desde EE.UU. seguirá igual, pero no si llega desde otros países del entorno de China, aunque provengan de empresas estadounidenses.

Con ello, China consigue avanzar más, mientras que EE.UU. no distingue amigo de enemigo. Es un movimiento estratégico con doble intención, que forzará a Trump a mover para no dejar a sus empresas atrás, las cuales, ya le están metiendo presión muy clara.

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