Memorias artificiales: la nueva frontera de los wearables
Un muy interesante artículo en The Wall Street Journal, «I recorded everything I said for three months. AI has replaced my memory«, narra la experiencia de una redactora que pasó tres meses evaluando varios dispositivos de la nueva generación de wearables que utilizan inteligencia artificial para captar nuestras conversaciones, reuniones e interacciones, y que nos …

Un muy interesante artículo en The Wall Street Journal, «I recorded everything I said for three months. AI has replaced my memory«, narra la experiencia de una redactora que pasó tres meses evaluando varios dispositivos de la nueva generación de wearables que utilizan inteligencia artificial para captar nuestras conversaciones, reuniones e interacciones, y que nos ofrecen funcionar como una especie de «memoria artificial», capaz de construirnos desde listas de tareas o de cosas que hacer, hasta notas de reuniones, recordatorios, etc. para ayudarnos a organizar nuestra vida.
La irrupción de este tipo de dispositivos portátiles con inteligencia artificial (AI wearables) marca sin duda un punto de inflexión en la interacción humano-máquina. Productos como el Plaud NotePin, el Limitless Pendant o el Bee Pioneer no solo prometen mejorar la productividad, sino también redefinir nuestra relación con la tecnología y la privacidad. Estos dispositivos se presentan como extensiones de nuestra memoria, capaces de registrar, transcribir y resumir conversaciones en tiempo real.
Las ventajas son claras: una productividad y una memoria aumentadas artificialmente, de manera que se evitan olvidos y problemas de atención. Además, capturan Información por nosotros, lo que nos facilita la toma de notas o el registro de ideas espontáneas, y nos añaden un nivel adicional de análisis personal al ofrecernos insights sobre nuestros patrones de comunicación y comportamiento. Sus diseños son ergonómicos y ofrecen un gran nivel de accesibilidad para todo tipo de circunstancias, y sus precios, entre los $50 y los $400, permiten su adopción por diferentes perfiles de usuarios.
Pero si sus ventajas parecen claras, sus eventuales desventajas también lo son: por un lado, los posibles problemas de privacidad derivados de que todo lo que digamos o escuchemos sea grabado, lo que implica posibles cuestiones derivadas de la seguridad de los datos. El almacenamiento en la nube y la transmisión de datos sensibles pueden plantear riesgos de seguridad y de uso indebido, incluso pensando en que la compañía que custodia nuestra información pueda, en el contexto de un fenómeno naciente y con una expansión impredecible, acabar en manos de terceros. A esto se une la sensación de invasión de privacidad: la grabación continua puede afectar a la espontaneidad y generar desconfianza en muchos entornos sociales.
Pero más allá de los problemas derivados de la privacidad, que no son en absoluto poca cosa ni deben ser menospreciados a pesar de las aparentes garantías ofrecidas por las compañías, surge otro problema: la dependencia tecnológica. La externalización de la memoria y la organización personal puede disminuir la autonomía cognitiva a medida que nos acostumbramos a depender de un dispositivo, y convertir a nuestro cerebro en un auténtico vago funcional.
¿Qué perspectivas futuras podemos esperar para este tipo de productos? ¿Adopción masiva o nicho específico? En general, y sin muchos datos a los que agarrarnos al tratarse de una categoría de productos muy incipiente, podría decirse que la adopción generalizada de este tipo de AI wearables dependerá de factores como la regulación y las normativas que se establezcan para ellos, dado que es esencial establecer marcos legales que protejan la privacidad y definan el uso ético de estos dispositivos, pero también de una educación y una concienciación que informe adecuadamente a los usuarios sobre las implicaciones de estos dispositivos, para fomentar un uso responsable. Además, es esencial que las compañías que se lancen a este espacio mantengan una innovación responsable, que debe priorizar la transparencia y la seguridad en el diseño y funcionamiento de sus productos.
Los AI wearables van a representar una evolución significativa en la forma en que interactuamos con la tecnología. Si bien ofrecen ventajas claras en términos de productividad y de gestión de la información, también plantean desafíos éticos y sociales que no pueden ni deben ser ignorados. La clave estará en encontrar un equilibrio entre la innovación tecnológica y el respeto por los derechos individuales, asegurando que estos dispositivos sirvan como herramientas de empoderamiento, y nunca como mecanismos de control o de espionaje masivo. Y dado el nivel de muchos de los responsables de compañías tecnológicas y su capacidad para retorcer o ignorar cualquier regulación, francamente, albergo pocas esperanzas.