El gasto eléctrico de una Smart TV se dispara cuando crece su tamaño: comparamos modelos OLED y LCD de entre 55" y 85"
A la hora de comprar un nuevo televisor solemos considerar multitud de aspectos clave como calidad de imagen, sonido, el sistema operativo, las funcionalidades para el hogar conectado, las aplicaciones que trae, etc. Sin embargo, hay un punto que olvidamos con frecuencia pero del que luego nos acordamos una vez cada mes: el consumo energético. Es una característica determinante en la factura de la luz, sobre todo en el caso de que seamos de los que tienen la tele encendida muchas horas al día. Y si compramos un modelo de gran diagonal, la eficiencia energética del televisor cobra aún mucho más valor. Es por eso que, como ya estudiamos en su día, comprar la tele más grande que quepa en el salón no siempre es la mejor opción. Pero veamos por qué haciendo algunos números. Índice de Contenidos (3) Así dispara el gasto eléctrico subir en pulgadas Cuánta más calidad de imagen queramos, más gastará la tele En Xataka Smart Home De pequeños nos decían que ver la tele desde muy cerca era malo para la salud. Pensaba que exageraban, pero tenía todo el sentido Así dispara el gasto eléctrico subir en pulgadas Imagen: LG Los televisores modernos, a pesar de incorporar múltiples funcionalidades como reproducción multimedia, acceso a Internet, algoritmos de IA, imagen espectacular, etc., han conseguido reducir considerablemente su consumo eléctrico si lo comparamos por ejemplo con el de los modelos de plasma de hace unos años o las ya extintas pantallas de tubo. Pero tienen un problema. El gasto en electricidad se dispara rápidamente si subimos en pulgadas, sobre todo al pasar de 55 pulgadas hacia arriba. Esto puede no ser un problema para algunos usuarios que utilizan su tele de forma esporádica, pero si somos de encenderla por la mañana y la tenemos de fondo acompañando todo el día nuestras actividades en casa durante 8 o 10 horas, lo notaremos cada vez que nos llegue la factura de la luz a final de mes. ¿Es mucha la diferencia? Vamos a ver unos ejemplos con diferentes modelos de Smart TV de los últimos años en distintas gamas y procedentes de fabricantes diversos, para tener una visión general de la situación. Para comprobar los datos solo tenemos que ir a las especificaciones de cada marca, en sus páginas web para un modelo concreto, y ver en la etiqueta de eficiencia energética los valores de consumo en SDR/HDR en kWh por cada 1000 horas, que traducimos fácilmente a vatios/hora. El primer término (SDR) hacer referencia a un consumo "estándar" para un uso intermedio con los valores de brillo y luminosidad en el rango medio, mientras que el segundo término (HDR) se refiere a valores "máximos" cuando usamos las funciones de alto rango dinámico de la tele con la luminosidad al máximo. Imagen: Samsung Por ejemplo, podemos empezar tomando los datos de un modelo típico, el Samsung QN95B Neo QLED, un televisor que probamos en 2022 con tecnología puntera LCD-miniLED y puntos cuánticos. En este caso el consumo eléctrico para la versión de 55 pulgadas es de 93(SDR)/193(HDR) vatios, cifra que asciende a 122/205 vatios en la versión de 65 pulgadas, de 126/282 vatios en la de 75 pulgadas y unos 155/364 vatios en el modelo de 85 pulgadas. Esto supone que pasar de 55 a 65 pulgadas incrementa el consumo un 31%/6%. Pasar de 65 a 75 pulgadas hace lo propio en un 3%/37% y pasar de 75 a 85 pulgadas supone un incremento de un 23%/29% respectivamente. Tabla Consumo Samsung QN95B. Elaboración propia Como vemos, son valores por encima del teórico 18% que supone el incremento en diagonal en sí mismo (por ejemplo pasar de 55 a 65 pulgadas, de 65 a 75, etc.), ya que lo que tenemos es una mayor superficie de emisión de luz en el panel y no un mero incremento longitudinal. Además, este mayor gasto de energía se realiza sobre todo en los modos HDR, ya que en SDR los televisores son mucho más eficientes. Si nos vamos a modelos algo más antiguos con más de tres años la situación es similar o incluso peor, dependiendo de la tele en concreto. Por ejemplo, un televisor de gama media LCD-LED como el Sony XG95 tenemos un consumo estándar/máximo de 145/256 vatios en 55 pulgadas, cifra que asciende a 176/313 vatios en 65 pulgadas, 230/371 vatios en 75 pulgadas y llega a los 282/438 vatios en el modelo de 85 pulgadas. Tabla Consumo Sony XG95. Elaboración propia Con la tecnología OLED moderna el consumo baja algo más en términos generales, pero los porcentajes en cuanto a incrementos en las diagonales siguen estando ahí. Por ejemplo, tomando como referencia un modelo de reciente hornada como el LG OLED C4 c

A la hora de comprar un nuevo televisor solemos considerar multitud de aspectos clave como calidad de imagen, sonido, el sistema operativo, las funcionalidades para el hogar conectado, las aplicaciones que trae, etc. Sin embargo, hay un punto que olvidamos con frecuencia pero del que luego nos acordamos una vez cada mes: el consumo energético.
Es una característica determinante en la factura de la luz, sobre todo en el caso de que seamos de los que tienen la tele encendida muchas horas al día. Y si compramos un modelo de gran diagonal, la eficiencia energética del televisor cobra aún mucho más valor.
Es por eso que, como ya estudiamos en su día, comprar la tele más grande que quepa en el salón no siempre es la mejor opción. Pero veamos por qué haciendo algunos números.
Índice de Contenidos (3)
Así dispara el gasto eléctrico subir en pulgadas

Los televisores modernos, a pesar de incorporar múltiples funcionalidades como reproducción multimedia, acceso a Internet, algoritmos de IA, imagen espectacular, etc., han conseguido reducir considerablemente su consumo eléctrico si lo comparamos por ejemplo con el de los modelos de plasma de hace unos años o las ya extintas pantallas de tubo. Pero tienen un problema.
El gasto en electricidad se dispara rápidamente si subimos en pulgadas, sobre todo al pasar de 55 pulgadas hacia arriba. Esto puede no ser un problema para algunos usuarios que utilizan su tele de forma esporádica, pero si somos de encenderla por la mañana y la tenemos de fondo acompañando todo el día nuestras actividades en casa durante 8 o 10 horas, lo notaremos cada vez que nos llegue la factura de la luz a final de mes.
¿Es mucha la diferencia? Vamos a ver unos ejemplos con diferentes modelos de Smart TV de los últimos años en distintas gamas y procedentes de fabricantes diversos, para tener una visión general de la situación. Para comprobar los datos solo tenemos que ir a las especificaciones de cada marca, en sus páginas web para un modelo concreto, y ver en la etiqueta de eficiencia energética los valores de consumo en SDR/HDR en kWh por cada 1000 horas, que traducimos fácilmente a vatios/hora.
El primer término (SDR) hacer referencia a un consumo "estándar" para un uso intermedio con los valores de brillo y luminosidad en el rango medio, mientras que el segundo término (HDR) se refiere a valores "máximos" cuando usamos las funciones de alto rango dinámico de la tele con la luminosidad al máximo.

Por ejemplo, podemos empezar tomando los datos de un modelo típico, el Samsung QN95B Neo QLED, un televisor que probamos en 2022 con tecnología puntera LCD-miniLED y puntos cuánticos. En este caso el consumo eléctrico para la versión de 55 pulgadas es de 93(SDR)/193(HDR) vatios, cifra que asciende a 122/205 vatios en la versión de 65 pulgadas, de 126/282 vatios en la de 75 pulgadas y unos 155/364 vatios en el modelo de 85 pulgadas.
Esto supone que pasar de 55 a 65 pulgadas incrementa el consumo un 31%/6%. Pasar de 65 a 75 pulgadas hace lo propio en un 3%/37% y pasar de 75 a 85 pulgadas supone un incremento de un 23%/29% respectivamente.

Como vemos, son valores por encima del teórico 18% que supone el incremento en diagonal en sí mismo (por ejemplo pasar de 55 a 65 pulgadas, de 65 a 75, etc.), ya que lo que tenemos es una mayor superficie de emisión de luz en el panel y no un mero incremento longitudinal. Además, este mayor gasto de energía se realiza sobre todo en los modos HDR, ya que en SDR los televisores son mucho más eficientes.
Si nos vamos a modelos algo más antiguos con más de tres años la situación es similar o incluso peor, dependiendo de la tele en concreto. Por ejemplo, un televisor de gama media LCD-LED como el Sony XG95 tenemos un consumo estándar/máximo de 145/256 vatios en 55 pulgadas, cifra que asciende a 176/313 vatios en 65 pulgadas, 230/371 vatios en 75 pulgadas y llega a los 282/438 vatios en el modelo de 85 pulgadas.

Con la tecnología OLED moderna el consumo baja algo más en términos generales, pero los porcentajes en cuanto a incrementos en las diagonales siguen estando ahí. Por ejemplo, tomando como referencia un modelo de reciente hornada como el LG OLED C4 con paneles EVO más eficientes, tenemos un consumo de 81/162 vatios en 55 pulgadas, 97/211 vatios en 65 pulgadas, 126/274 vatios en 77 pulgadas y 150/283 vatios en 83 pulgadas.

Es decir, dependiendo del modelo que compremos, pasar de una diagonal de 55 pulgadas a una de 75-77 pulgadas puede suponer cerca de un 65-70% más de consumo eléctrico y algo más aún si nos decidimos por un modelo todavía más grande como los de 83-85 pulgadas.
Este consumo eléctrico no se aprovecha al 100% en producir imágenes y sonido, sino que parte de él se expulsa como calor que influye además en la climatización de la sala. El televisor se comporta como un pequeño calefactor encendido todo el día que en invierno ayuda a calentar pero que en verano lucha contra el aire acondicionado subiendo la temperatura del hogar e incrementando una vez más el gasto en electricidad para rebajar esa temperatura.
Por ejemplo, en mi casa con una tele con un consumo máximo de unos 250 vatios en verano fácilmente se incrementa de 1 a 1,5 grados la temperatura de la sala, con lo que el aire acondicionado necesita más tiempo y energía para mantener la habitación fresquita.
Cuánta más calidad de imagen queramos, más gastará la tele
Como hemos visto, la diferencia en el gasto eléctrico de una tele más pequeña con respecto a una grande puede llegar a ser considerable y suponer un pico importante a final de mes si somos espectadores intensivos. Puede ser una cifra tan abultada, como ya vimos en su día, que incluso hay veces que merece la pena comprar una tele nueva más eficiente y amortizar el gasto en pocos años.
El consumo final del televisor dependerá por tanto del tipo de contenidos que veamos en él. Así, por ejemplo, si lo nuestro es ver habitualmente programas y cine de la TDT, entonces el gasto eléctrico será mucho más reducido al tratarse de contenidos en bajo rango dinámico (SDR) y con bajo bitrate que los procesadores moverán con soltura.

Si por el contrario somos de aprovechar al máximo las capacidades de la pantalla con contenidos en HDR procedentes de streaming, reproducción de archivos 4K de gran tamaño o pasamos mucho tiempo jugando con consolas de nueva generación en HDR, nuestro consumo será más elevado y sí notaremos claramente la diferencia a final de mes.
Entonces, ¿comprar una tele gigante supondrá siempre un despilfarro en la factura eléctrica? Pues depende. Todo dependerá por supuesto del uso cotidiano real que hagamos con la tele, ya que no es lo mismo encenderla un par de horas al día para echar unas partidas o ver una serie en HDR que si somos de dejarla puesta 10 horas al día para que nos "haga compañía".
Imagen portada | Samsung
En Xataka Smart Home | Entendiendo el caos de las etiquetas de clasificación energética: en qué se diferencian las nuevas de las anteriores
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El gasto eléctrico de una Smart TV se dispara cuando crece su tamaño: comparamos modelos OLED y LCD de entre 55" y 85"
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Xataka Smart Home
por
Paco Rodríguez
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