Trump deja fuera de los aranceles a los iPhone y otros dispositivos electrónicos chinos
Trump exime a iPhone, ordenadores y chips chinos del arancel del 145%. ¿Qué implica esto para Apple y los consumidores?

La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de excluir ciertos productos tecnológicos fabricados en China del nuevo paquete arancelario ha dado un inesperado giro en la ya tensa guerra comercial entre Washington y Pekín. En un movimiento que ha sorprendido tanto a analistas como a empresas multinacionales, los aranceles del 145% que inicialmente se aplicarían de manera general a las importaciones chinas no afectarán a dispositivos como teléfonos móviles, ordenadores portátiles, semiconductores y otros componentes electrónicos estratégicos.
La noticia, que se conoció a través de un comunicado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU., supone una importante concesión a empresas tecnológicas globales como Apple, Nvidia, Dell o Samsung, muchas de las cuales ensamblan y fabrican la mayor parte de sus productos en territorio chino o en países que se verían afectados por los aranceles si no fuera por esta exención. La medida también buscaría contener el impacto en los consumidores, al evitar un estallido de los precios finales de venta.
¿A qué productos afecta la exclusión?
Entre los aparatos que quedan fuera de los gravámenes figuran los iPhone, iPads, Mac, procesadores informáticos, discos duros, paneles solares, tarjetas de memoria y unidades de estado sólido. También se eximen las máquinas empleadas en la producción de semiconductores, lo que representa un guiño claro a compañías como Taiwan Semiconductor Manufacturing, ASML y Tokyo Electron, fundamentales para la cadena de fabricación de chips.
La medida, que será retroactiva desde el pasado 5 de abril, se suma a la tregua de 90 días anunciada por Trump en la imposición de aranceles para todos los países salvo China. Esto significa que los productos electrónicos que ingresen a EE.UU. o salgan de depósito a partir de esa fecha estarán exceptuados del arancel base del 10% y del 145% específico para China. Por su parte, el gigante asiático ha respondido con una tasa del 125% a los bienes estadounidenses.
Impacto sobre Apple y la industria tecnológica
Apple, cuya producción depende en más del 90% de fábricas situadas en China, se encontraba entre las más expuestas a los efectos directos de los aranceles. Un incremento impositivo equivalente podría haber elevado el precio de un iPhone hasta niveles cercanos a los 3.500 euros en algunos modelos de gama alta, según cálculos de expertos. La incertidumbre llevó a muchos usuarios estadounidenses a anticiparse a una posible subida de precios y vaciar las tiendas durante los días previos al anuncio oficial de la exención.
¿Medida definitiva o alivio momentáneo?
Aunque la exención representa una victoria para el sector tecnológico, los expertos advierten que se trata de un alivio provisional. Las exenciones derivan de una orden inicial que evitaba la duplicidad de aranceles sobre productos que ya tenían tasas generales aplicadas. Esto significa que podrían implementarse nuevas tarifas específicas en un futuro próximo, especialmente sobre bienes que contengan componentes sensibles como semiconductores o tecnología asociada a la inteligencia artificial. Se debe prestar atención a cómo podrían afectarse las estrategias de precios en el futuro.
Desde la Casa Blanca se ha filtrado que el Ejecutivo trabaja en una nueva investigación sobre la dependencia extranjera de chips y otros productos estratégicos, lo que podría desembocar en aranceles selectivos más adelante. En particular, Trump ha prometido imponer tasas adicionales a semiconductores, si bien estos todavía no se han concretado completamente.
La respuesta de China y la nueva fase del conflicto
Mientras tanto, China no se ha quedado de brazos cruzados. El país asiático ha endurecido su postura al aplicar un arancel del 125% a los productos estadounidenses y ha elevado sus críticas al enfoque unilateral de Trump. El Gobierno de Pekín ha calificado las medidas comerciales del presidente estadounidense como una forma de coerción injustificada que va en contra del sistema económico mundial.
Además de los aranceles, China ha tomado medidas adicionales como suspender importaciones clave, restringir exportaciones de minerales estratégicos e incluir empresas de EE.UU. en listas negras comerciales. Todo ello complica aún más las relaciones económicas entre las dos potencias y agrava la incertidumbre para las multinacionales que operan a caballo entre ambos mercados. Esto también podría afectar el lanzamiento y la producción de nuevos modelos de iPhone en el futuro.
Las tensiones también tienen una dimensión política y simbólica. El presidente chino, Xi Jinping, ha subrayado públicamente su rechazo a las prácticas intimidatorias y ha pedido a Europa colaboración para defender una globalización económica inclusiva frente a medidas proteccionistas.