En un giro sin precedentes, han conseguido evitar uno de los grandes problemas al investigar el cerebro

Un equipo internacional de científicos ha logrado lo que durante años parecía inalcanzable: hacer llegar medicamentos al cerebro sorteando su principal barrera natural, la hematoencefálica. En el estudio, publicado en la revista Advanced Healthcare Materials, se describe un sistema de nanotransportadores que abre una vía muy prometedora para tratar afecciones como la caquexia asociada al cáncer.El estudio se ha publicado en la revista Advanced Healthcare Materials, y en él se detalla cómo estos nanotransportadores consiguen dirigirse con precisión a la microglía, las células inmunitarias residentes en el cerebro. ¿Por qué esto es importante? Porque esta inflamación, cuando afecta al hipotálamo, está directamente relacionada con la pérdida de apetito y masa muscular en pacientes con cáncer avanzado.Una estrategia directa al núcleo del problemaEl enfoque consiste en nanotransportadores poliméricos modificados con dos péptidos. Uno les permite atravesar la barrera hematoencefálica; el otro los dirige específicamente a las células de microglía. Una vez en su destino, liberan un inhibidor de IRAK4, una molécula que interfiere con las rutas inflamatorias activadas en estos procesos.Los ensayos realizados en ratones han mostrado resultados muy relevantes. Después de la administración del tratamiento, los investigadores observaron que los nanotransportadores se acumulaban en el hipotálamo, tanto en modelos de inflamación aguda como en aquellos que simulan la caquexia inducida por cáncer de páncreas. Esta acumulación fue verificada mediante análisis específicos como inmunohistoquímica y citometría de flujo. Los efectos fueron evidentes: se redujo la producción de citocinas inflamatorias, aumentó la ingesta de alimentos y los animales tratados conservaron más masa muscular que los del grupo de control. En concreto, la pérdida del músculo gastrocnemio fue un 50 % menor.Este avance no se limita a la caquexia. Podría tener aplicaciones en otros problemas neurológicos donde la inflamación juega un papel clave. Por ejemplo, la presencia creciente de microplásticos en el cerebro está generando preocupación por sus posibles efectos sobre el sistema nervioso. Poder llevar terapias directamente a las células afectadas abre nuevas posibilidades.También se relaciona con procesos vinculados al envejecimiento del cerebro, como la pérdida progresiva de funciones cognitivas, o con dinámicas más cotidianas como el uso intensivo del multitasking, que afectan directamente a la forma en que el cerebro regula funciones clave como el apetito, el descanso y el equilibrio emocional. Poder intervenir en estos circuitos con tratamientos dirigidos no solo mejora el abordaje clínico, sino que también permite diseñar estrategias preventivas más eficaces, especialmente en etapas tempranas del deterioro o en contextos de alto estrés sostenido.Que este sistema actúe de forma tan específica sobre la microglía permite pensar en tratamientos más dirigidos y con menos efectos secundarios. No estamos ante una solución genérica, sino ante una intervención diseñada para actuar con precisión en el punto crítico del proceso inflamatorio. Y lo mejor: se ha probado en organismos vivos, no en simulaciones teóricas.Además, este tipo de tecnología tiene el potencial de ampliar nuestra comprensión sobre cómo funciona el cerebro en contextos muy diversos. Puede aportar datos útiles no solo para el tratamiento, sino también para el estudio de procesos compartidos entre distintas especies. Por ejemplo, las similitudes entre el cerebro humano y el de otras especies abren la posibilidad de aplicar estas terapias en campos como la neurociencia comparada o la investigación del lenguaje y la cognición desde una perspectiva evolutiva.Este avance supone un paso significativo hacia nuevas terapias en el ámbito neurológico. Aunque aún no estemos ante una solución inmediata, abre una vía realista para intervenir en procesos inflamatorios complejos, que hasta ahora quedaban fuera del alcance de la medicina convencional. Lo que antes era una barrera infranqueable hoy empieza a parecer una frontera superable.El artículo En un giro sin precedentes, han conseguido evitar uno de los grandes problemas al investigar el cerebro fue publicado originalmente en Andro4all.

May 7, 2025 - 18:47
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En un giro sin precedentes, han conseguido evitar uno de los grandes problemas al investigar el cerebro

Un equipo internacional de científicos ha logrado lo que durante años parecía inalcanzable: hacer llegar medicamentos al cerebro sorteando su principal barrera natural, la hematoencefálica. En el estudio, publicado en la revista Advanced Healthcare Materials, se describe un sistema de nanotransportadores que abre una vía muy prometedora para tratar afecciones como la caquexia asociada al cáncer.

El estudio se ha publicado en la revista Advanced Healthcare Materials, y en él se detalla cómo estos nanotransportadores consiguen dirigirse con precisión a la microglía, las células inmunitarias residentes en el cerebro. ¿Por qué esto es importante? Porque esta inflamación, cuando afecta al hipotálamo, está directamente relacionada con la pérdida de apetito y masa muscular en pacientes con cáncer avanzado.

Una estrategia directa al núcleo del problema

El enfoque consiste en nanotransportadores poliméricos modificados con dos péptidos. Uno les permite atravesar la barrera hematoencefálica; el otro los dirige específicamente a las células de microglía. Una vez en su destino, liberan un inhibidor de IRAK4, una molécula que interfiere con las rutas inflamatorias activadas en estos procesos.

Los ensayos realizados en ratones han mostrado resultados muy relevantes. Después de la administración del tratamiento, los investigadores observaron que los nanotransportadores se acumulaban en el hipotálamo, tanto en modelos de inflamación aguda como en aquellos que simulan la caquexia inducida por cáncer de páncreas. Esta acumulación fue verificada mediante análisis específicos como inmunohistoquímica y citometría de flujo. Los efectos fueron evidentes: se redujo la producción de citocinas inflamatorias, aumentó la ingesta de alimentos y los animales tratados conservaron más masa muscular que los del grupo de control. En concreto, la pérdida del músculo gastrocnemio fue un 50 % menor.

Este avance no se limita a la caquexia. Podría tener aplicaciones en otros problemas neurológicos donde la inflamación juega un papel clave. Por ejemplo, la presencia creciente de microplásticos en el cerebro está generando preocupación por sus posibles efectos sobre el sistema nervioso. Poder llevar terapias directamente a las células afectadas abre nuevas posibilidades.

También se relaciona con procesos vinculados al envejecimiento del cerebro, como la pérdida progresiva de funciones cognitivas, o con dinámicas más cotidianas como el uso intensivo del multitasking, que afectan directamente a la forma en que el cerebro regula funciones clave como el apetito, el descanso y el equilibrio emocional. Poder intervenir en estos circuitos con tratamientos dirigidos no solo mejora el abordaje clínico, sino que también permite diseñar estrategias preventivas más eficaces, especialmente en etapas tempranas del deterioro o en contextos de alto estrés sostenido.

Que este sistema actúe de forma tan específica sobre la microglía permite pensar en tratamientos más dirigidos y con menos efectos secundarios. No estamos ante una solución genérica, sino ante una intervención diseñada para actuar con precisión en el punto crítico del proceso inflamatorio. Y lo mejor: se ha probado en organismos vivos, no en simulaciones teóricas.

Además, este tipo de tecnología tiene el potencial de ampliar nuestra comprensión sobre cómo funciona el cerebro en contextos muy diversos. Puede aportar datos útiles no solo para el tratamiento, sino también para el estudio de procesos compartidos entre distintas especies. Por ejemplo, las similitudes entre el cerebro humano y el de otras especies abren la posibilidad de aplicar estas terapias en campos como la neurociencia comparada o la investigación del lenguaje y la cognición desde una perspectiva evolutiva.

Este avance supone un paso significativo hacia nuevas terapias en el ámbito neurológico. Aunque aún no estemos ante una solución inmediata, abre una vía realista para intervenir en procesos inflamatorios complejos, que hasta ahora quedaban fuera del alcance de la medicina convencional. Lo que antes era una barrera infranqueable hoy empieza a parecer una frontera superable.

El artículo En un giro sin precedentes, han conseguido evitar uno de los grandes problemas al investigar el cerebro fue publicado originalmente en Andro4all.