Estamos en 2025 y millones de hombres en todo el mundo se siguen negando a una cosa: los pantalones cortos
En un par de meses tengo una boda. Y aunque aún no sé qué me pondré exactamente (traje, no traje), algo sí tengo claro: no iré en pantalones cortos. Tampoco los sacaré del armario para mi próxima reunión de trabajo, ni para la comida con antiguos compañeros de la escuela, ni seguramente para mi próxima cena familiar, igual que no lo hice ninguno de los 11 años que trabajé en una oficina. Bien visto, en mi día a día hay pocos momentos para los pantalones cortos, ya no digamos las bermudas. Y el mío no es un caso único. La relación entre los shorts y los hombres no es sencilla y (casi) a las puertas del verano quizás sea un buen momento para hacerse la gran pregunta: ¿Por qué? "Solo para el tenis o la playa". Hace unos años el reportero Jefferson Hack, de la revista AnOther, le pidió al diseñador y cineasta Tom Ford que le diera algunas lecciones sencillas para ser "un caballero moderno". Él cito cinco y una la reservó específicamente para hablar de la prenda que, en su opinión, cualquier hombre debe manejar con cautela: los pantalones cortos. "Un hombre nunca debe usarlos en la ciudad. Las chanclas y pantalones cortos nunca son apropiados en la ciudad. Solo deben usarse en la cancha de tenis o la playa", recogió Hack en su pentálogo. ¿Es el único que piensa así? No. Por más prestigio que se haya ganado Ford en el mundo de la moda, sus opiniones son solo eso: opiniones. Sin embargo no está solo en su postura sobre los pantalones masculinos escasos de tela. En ABC of Men´s Fashion el difunto Hardy Amies, otro peso pesado en el mundo del diseño, se pronunció también de forma rotunda sobre el tema: "Un hombre no debe llevar nunca pantalones cortos, excepto cuando esté en la playa o durante una caminata". La lista de diseñadores y profesionales del mundo de la moda que miran con suspicacia el binomio hombre-pantalón corto es amplia y abarca otros muchos nombres. Nicolas Gabard confesaba hace poco que nunca los viste, el cómico Brian Park bromeaba en otro podcast asegurando que deben usarse "solo para hacer deporte o actividades acuáticas" y una búsqueda rápida en Google revela un buen puñado de artículos con un tono similar, de editores convencidos de que un hombre jamás debería ponerse shorts para ir a trabajar o que la prenda no tiene cabida en el armario de un caballero. "Me hizo reflexionar". La tendencia es lo suficientemente pronunciada (y curiosa) como para que haya dado pie a análisis en medios como El País o la revista GQ, donde hace unos días Daniel Varghese firmó un artículo en el que lanza una pregunta al aire: "Pantalones cortos, ¿por qué tantos hombres se niegan a llevarlos?" La pieza es interesante porque, además de recordar las opiniones de Tom Ford o Gabard, Varghese comparte opiniones propias y de algunos amigos. Y si bien no reniegan del short, sí admiten que no lo afrontan con el mismo enfoque que el resto de prendas. "Hace unas semanas extraje del fondo de mi armario el baúl donde guardo mi ropa de verano. Lo saqué casi todo sin pensar, pero hubo una prenda que me hizo reflexionar: unos Patagonia Baggies", recuerda Varghese: "Había empezado a asimilar la idea de que los hombres nunca deberían llevar pantalones cortos". Tras consultar con otros colegas se encontró con que coincidían en que solo llevan shorts en ciertos contextos (como en días muy soleados), no se sienten cómodos con ellos o incluso les resultan infantiles. En Xataka La generación Z, en su absoluta ignorancia, quiere cancelarle a los millennials el uso de los skinny jeans "Me sentiría ridículo". Un ejercicio similar hizo en 2019 en SModa Beatriz Serrano, quien preguntó a algunos hombres qué pensaban ante la posibilidad de presentarse ante sus jefes con pantalones cortos. Las respuestas van en una línea similar. "Las oficinas son lugares formales en los que hay que guardar cierta compostura", comentabaun periodista de 33 años. "Se pueden aligerar un poco las normas de vestimenta en verano, pero las bermudas están fuera de la ecuación en cualquier caso, así como ir en bañador o en chanclas […]. Existen cientos de tejidos ligeros con los que tapar las piernas y no parecer un chaval en el patio del colegio". Otro hombre, ingeniero, a punto de cumplir los 40, se mostraba aún más reticente: "Sinceramente, no me encuentro cómodo. Me sentiría ridículo con las patorras al aire en mi oficina […]. Tengo tanto miedo a que me vean en pantalón corto como a ver las pantorrillas de mis compañeros". En otras culturas, como la japonesa, tampoco es habitual encontrarse con hombres en shorts salvo cuando hacen deportes, como recoge la guía de estilo de Inside Tokyo. ¿Por qué esos recelos? Esa es la pregunta que se planteaba hace justo un año Guillermo Arenas en en Icon y su respuesta va más allá de cuestiones estéticas, culturales o funcionales: entronca directamente con la crónica de los últimos siglos y "una mezcla de pu

En un par de meses tengo una boda. Y aunque aún no sé qué me pondré exactamente (traje, no traje), algo sí tengo claro: no iré en pantalones cortos. Tampoco los sacaré del armario para mi próxima reunión de trabajo, ni para la comida con antiguos compañeros de la escuela, ni seguramente para mi próxima cena familiar, igual que no lo hice ninguno de los 11 años que trabajé en una oficina. Bien visto, en mi día a día hay pocos momentos para los pantalones cortos, ya no digamos las bermudas. Y el mío no es un caso único.
La relación entre los shorts y los hombres no es sencilla y (casi) a las puertas del verano quizás sea un buen momento para hacerse la gran pregunta: ¿Por qué?
"Solo para el tenis o la playa". Hace unos años el reportero Jefferson Hack, de la revista AnOther, le pidió al diseñador y cineasta Tom Ford que le diera algunas lecciones sencillas para ser "un caballero moderno". Él cito cinco y una la reservó específicamente para hablar de la prenda que, en su opinión, cualquier hombre debe manejar con cautela: los pantalones cortos. "Un hombre nunca debe usarlos en la ciudad. Las chanclas y pantalones cortos nunca son apropiados en la ciudad. Solo deben usarse en la cancha de tenis o la playa", recogió Hack en su pentálogo.

¿Es el único que piensa así? No. Por más prestigio que se haya ganado Ford en el mundo de la moda, sus opiniones son solo eso: opiniones. Sin embargo no está solo en su postura sobre los pantalones masculinos escasos de tela. En ABC of Men´s Fashion el difunto Hardy Amies, otro peso pesado en el mundo del diseño, se pronunció también de forma rotunda sobre el tema: "Un hombre no debe llevar nunca pantalones cortos, excepto cuando esté en la playa o durante una caminata".
La lista de diseñadores y profesionales del mundo de la moda que miran con suspicacia el binomio hombre-pantalón corto es amplia y abarca otros muchos nombres. Nicolas Gabard confesaba hace poco que nunca los viste, el cómico Brian Park bromeaba en otro podcast asegurando que deben usarse "solo para hacer deporte o actividades acuáticas" y una búsqueda rápida en Google revela un buen puñado de artículos con un tono similar, de editores convencidos de que un hombre jamás debería ponerse shorts para ir a trabajar o que la prenda no tiene cabida en el armario de un caballero.
"Me hizo reflexionar". La tendencia es lo suficientemente pronunciada (y curiosa) como para que haya dado pie a análisis en medios como El País o la revista GQ, donde hace unos días Daniel Varghese firmó un artículo en el que lanza una pregunta al aire: "Pantalones cortos, ¿por qué tantos hombres se niegan a llevarlos?" La pieza es interesante porque, además de recordar las opiniones de Tom Ford o Gabard, Varghese comparte opiniones propias y de algunos amigos. Y si bien no reniegan del short, sí admiten que no lo afrontan con el mismo enfoque que el resto de prendas.
"Hace unas semanas extraje del fondo de mi armario el baúl donde guardo mi ropa de verano. Lo saqué casi todo sin pensar, pero hubo una prenda que me hizo reflexionar: unos Patagonia Baggies", recuerda Varghese: "Había empezado a asimilar la idea de que los hombres nunca deberían llevar pantalones cortos". Tras consultar con otros colegas se encontró con que coincidían en que solo llevan shorts en ciertos contextos (como en días muy soleados), no se sienten cómodos con ellos o incluso les resultan infantiles.
"Me sentiría ridículo". Un ejercicio similar hizo en 2019 en SModa Beatriz Serrano, quien preguntó a algunos hombres qué pensaban ante la posibilidad de presentarse ante sus jefes con pantalones cortos. Las respuestas van en una línea similar. "Las oficinas son lugares formales en los que hay que guardar cierta compostura", comentabaun periodista de 33 años. "Se pueden aligerar un poco las normas de vestimenta en verano, pero las bermudas están fuera de la ecuación en cualquier caso, así como ir en bañador o en chanclas […]. Existen cientos de tejidos ligeros con los que tapar las piernas y no parecer un chaval en el patio del colegio".
Otro hombre, ingeniero, a punto de cumplir los 40, se mostraba aún más reticente: "Sinceramente, no me encuentro cómodo. Me sentiría ridículo con las patorras al aire en mi oficina […]. Tengo tanto miedo a que me vean en pantalón corto como a ver las pantorrillas de mis compañeros". En otras culturas, como la japonesa, tampoco es habitual encontrarse con hombres en shorts salvo cuando hacen deportes, como recoge la guía de estilo de Inside Tokyo.
¿Por qué esos recelos? Esa es la pregunta que se planteaba hace justo un año Guillermo Arenas en en Icon y su respuesta va más allá de cuestiones estéticas, culturales o funcionales: entronca directamente con la crónica de los últimos siglos y "una mezcla de puritanismo, choque de clases y casualidad". Al fin y al cabo el pantalón (como cualquier otra prenda de ropa) es moda, pero también historia.
El ascenso de la burguesía llegó acompañado de la consagración del pantalón hasta los tobillos y el short pasó a asociarse a ámbitos muy específicos, como los uniformes escolares. El resultado es una asociación que aún se mantiene hoy. "Son infantilizantes", reconoce el fotógrafo Daniel Arnold a Vogue. "Me siento un niño gigante". Otro factor que señala Arenas es su capacidad contestataria y el uso que se ha dado a la prenda en las últimas décadas entre bandas de rock (con shorts caídos y cortados) o la comunidad gay.
¿Una norma inamovible? Si algo se le da bien a la moda es reinventarse y tumbar normas preestablecidas. Y con los pantalones cortos podría ocurrir exactamente eso mismo. Hay quien lleva tiempo preguntándose abiertamente por qué un hombre no puede ir a trabajar en shorts y en los últimos años nombres destacados del mundo del cine o la moda se han dejado ver luciendo la prenda en citas importantes. Pedro Pascal lo hizo por ejemplo durante la gala del MET de 2023, desatando una oleada de comentarios, y Paul Mescal tampoco ha tenido reparos en posar ante las cámaras con ellos.
Quizás parezca una cuestión menor, pero el binomio short-hombres ha saltado ya en alguna ocasión más allá del mundo de la moda para entrar de lleno en la crónica social, laboral o incluso legal. En 2015 el centro penitenciario de Jaén sancionó un mes sin empleo y sueldo a un educador que acudió a trabajar en pantalón corto, en 2019 varios taxistas de Vigo decidieron vestir falda para conseguir que la normativa les permita usar shorts y en 2017 el comité de Telemark se quejó precisamente de lo mismo: que se impida a los hombres llevar pantalón corto. Es moda. Y es mucho más que moda.
Imagen |Chase Chappell (Unsplash), Mohamad Khosravi (Unsplash) y Matthew McBrayer (Unsplash)
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La noticia
Estamos en 2025 y millones de hombres en todo el mundo se siguen negando a una cosa: los pantalones cortos
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Carlos Prego
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