Starship de SpaceX aún no está preparado, pero acaba de entrar en la lista de lanzadores aprobados de la NASA

La NASA tiene claro desde hace tiempo que Starship se utilizará en las primeras misiones tripuladas de Artemis. De hecho, firmaron un contrato en el que SpaceX se compromete a preparar su megacohete y nave espacial para el programa espacial que volverá a llevar a humanos a la Luna. Sin embargo, el vehículo todavía no está listo y la agencia estadounidense no había dado el paso de incorporarlo en su lista de lanzadores aprobados. Eso acaba de cambiar, aunque quede mucho por hacer.

En Artemis, la NASA se ha arriesgado a apostar por Starship y otros cohetes que todavía no están listos. Sin embargo, la agencia espacial no había dado el paso de meter el enorme vehículo que SpaceX está preparando en su contrato de Servicios de Lanzamiento II. Recientemente, han anunciado que lo harán y eso implica que podrían utilizarlo en futuras misiones de la NASA, más allá del propósito de regresar a la Luna.

Por supuesto, que la NASA añada Starship dentro de su lista de lanzadores aprobados no implica que vaya a usarlo a corto plazo. No hay que olvidar que la compañía aeroespacial de Elon Musk ha tenido algún que otro traspié en sus últimos vuelos de prueba. Sin ir más lejos, el octavo lanzamiento terminó con la autodestrucción de la nave cerca de las Bahamas y República Dominicana.

El papel de Starship en los Servicios de Lanzamiento II de la NASA

El programa Servicios de Lanzamiento de la NASA está pensado para destinar dinero en contrataciones de empresas que se encarguen del despegue y transporte espacial de misiones científicas. Estas pueden ser de todo tipo: desde investigaciones en microgravedad «cerca» de la Tierra o en la Estación Espacial Internacional (EEI) hasta el envío de naves como Europa Clipper al espacio.

La agencia espacial estadounidense cuenta con distintas divisiones dentro del programa de Servicios de Lanzamiento II. Por un lado, tenemos la Categoría 1, que corresponde a los cohetes nuevos con muy poca o ninguna experiencia de vuelo en órbita. En este caso, el ejemplo más claro y conocido es New Glenn de Blue Origin, que recientemente recibió este tipo de aprobación tras su primer lanzamiento. Este cohete podría usarse en misiones catalogadas como Clase D, asumiendo un mayor riesgo a cambio de ser una opción más económica.

Después, entra la Categoría 2, pensada en cohetes con pocas misiones de vuelo, pero con la suficiente como para lanzar misiones de Clase C o incluso B. Por último, está la Categoría 3, que es el nivel más alto de los Servicios de Lanzamiento de la NASA y permite lanzar misiones de clase A, donde es necesaria una grande probabilidad de éxito. A esta última catalogación, entra el Falcon 9 y Falcon Heavy de SpaceX.

De los ocho lanzamientos de prueba de Starship, ninguno ha alcanzado la órbita con éxito. Por lo tanto, no debería tener espacio siquiera en la Categoría 1 del programa. No obstante, la NASA ha decidido meterlo ya dentro de su lista de lanzadores aprobados. Ahora que está dentro del Servicio de lanzamientos II, SpaceX podría solicitar a la agencia espacial de EEUU que lo certifique para misiones de Clase D. Sin embargo, es poco probable que utilicen el megacohete por su enorme tamaño.

Tras los dos últimos lanzamientos fallidos de Starship, no hay fecha a la vista del noveno vuelo de prueba. SpaceX espera poner en órbita el vehículo espacial en algún momento de 2025. Sin embargo, la NASA lo ha colocado en Servicios de lanzamiento antes de que eso haya ocurrido. No son pocas las veces que otras empresas del sector aeroespacial han acusado a la agencia de tener preferencia por la firma de Elon Musk y este anuncio cabreará a más de una.

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