Un niño pidió 70.000 dulces en Amazon con el móvil de su madre. El problema es que llegaron, y la comida no se puede devolver

Hace unos días hablamos de esa nueva fórmula de envío ideada por Amazon para aquellos que no tienen prisa y quieren ahorrar algo de dinero (hasta un 3% de descuento en algunos productos). A la historia que vamos a contar le hubiera venido muy bien aplicar ese “envío sin prisa” del gigante del comercio online. En un descuido de una madre, el hijo tomó el móvil e hizo una compra por error. Lo que ocurrió después es un anuncio para navegantes. Avalancha de dulces. Una mañana de domingo en Lexington, Kentucky, se convirtió en una escena surrealista cuando Holly LaFavers encontró 22 cajas apiladas frente a su apartamento: más de 70.000 piruletas Dum-Dums acababan de ser entregadas por Amazon. Su hijo de ocho años, Liam, las recibió con entusiasmo infantil, sin comprender que su intento de organizar un carnaval para sus amigos había culminado en un pedido real, no una reserva imaginaria. El cargo de 4.200 dólares vació la cuenta bancaria de su madre y desató el pánico. LaFavers intentó rechazar el pedido, pero solo logró frenar parte de este, el resto (ya calificado por Amazon como "alimento") no podía devolverse, lo que la llevó a intentar revender las cajas en redes sociales. Aunque la historia podría haber terminado en un desastre financiero, el revuelo mediático y la simpatía pública ayudaron a cambiar el final. En Xataka Solo hay una forma correcta de colocar el papel higiénico. Una patente acabó con el debate en 1891 La red se vuelca y Amazon cede. Al parecer, el intento de Holly por revender las cajas en Facebook captó la atención de los medios locales y nacionales, y pronto se convirtió en símbolo de los peligros digitales que acechan a los hogares modernos. Padres de todo el país compartieron anécdotas similares de compras accidentales: miles de dólares en monedas virtuales de videojuegos o suscripciones activadas por niños curiosos. Las plataformas tecnológicas, como Roblox, Google Play y Apple, ofrecen sistemas de verificación para evitar estas situaciones, pero no todos los hogares los implementan. LaFavers recibió consejos, apoyo emocional y, finalmente, una solución práctica: Amazon, tras el revuelo, accedió a devolverle el dinero como gesto de buena voluntad. El gigante del comercio electrónico calificó el incidente como una oportunidad para convertir “una situación pegajosa en algo dulce”, en un intento de resolver el daño reputacional. Win win para todos. El error y un gesto de la comunidad. Tras recibir el reembolso, LaFavers decidió no vender las piruletas, sino regalarlas a quienes se habían ofrecido a comprar una caja para ayudarla. Algunas fueron a parar a una oficina bancaria, otras a un consultorio quiropráctico, y muchas a escuelas, iglesias y vecinos del barrio. La empresa Spangler Candy Co., fabricante de Dum-Dums desde 1924, contactó a la familia para invitarla a visitar su fábrica en Ohio, en un giro inesperado que selló la historia con un final de lo más feliz. Incluso contaba el New York Times que Liam demostró su voluntad de ayudar ofreciendo vender sus cartas Pokémon para compensar el error. Por supuesto, sus privilegios de navegación en Amazon fueron revocados indefinidamente. En Xataka Un fenómeno silencioso se está gestando en Madrid: gente que se va a vivir a Valladolid y vuelve a trabajar en tren Tecnología, infancia y vulnerabilidad. Más allá del final del suceso, la historia pone de relieve los riesgos crecientes de dejar a menores interactuar con plataformas de compra sin supervisión. En un contexto donde los dispositivos digitales son parte del paisaje doméstico, muchos niños desarrollan una relación fluida pero peligrosa con el comercio electrónico, y lo hacen sin comprender las consecuencias financieras de sus acciones. La historia de Liam no es única, pero sí llamativa por la magnitud del pedido y la respuesta colectiva que generó. ¿Recomendaciones? Desde desvincular métodos de pago o activar controles parentales hasta restringir el uso de aplicaciones de compras. Plus: el caso también subraya que la alfabetización digital infantil debe incluir desde temprano nociones básicas de consumo responsable.  En la era del e-commerce, la frontera entre juego y transacción real parece demasiado tenue para confiarla a manos tan pequeñas. Imagen | RawPixel En Xataka Móvil | He probado el nuevo "Envío sin prisa" de Amazon. Mi pedido me ha salido más barato simplemente por ser más paciente En Xataka Móvil | Hay vendedores enviando paquetes de Amazon o Temu a gente que no ha comprado nada. Es una estafa más peligrosa de lo que parece - La noticia Un niño pidió 70.000 dulces en Amazon con el móvil de su madre. El problema es que llegaron, y la comida no se puede devolver fue publicada originalmente en Xataka Móvil por

May 9, 2025 - 17:18
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Un niño pidió 70.000 dulces en Amazon con el móvil de su madre. El problema es que llegaron, y la comida no se puede devolver

Un niño pidió 70.000 dulces en Amazon con el móvil de su madre. El problema es que llegaron, y la comida no se puede devolver

Hace unos días hablamos de esa nueva fórmula de envío ideada por Amazon para aquellos que no tienen prisa y quieren ahorrar algo de dinero (hasta un 3% de descuento en algunos productos). A la historia que vamos a contar le hubiera venido muy bien aplicar ese “envío sin prisa” del gigante del comercio online. En un descuido de una madre, el hijo tomó el móvil e hizo una compra por error.

Lo que ocurrió después es un anuncio para navegantes.

Avalancha de dulces. Una mañana de domingo en Lexington, Kentucky, se convirtió en una escena surrealista cuando Holly LaFavers encontró 22 cajas apiladas frente a su apartamento: más de 70.000 piruletas Dum-Dums acababan de ser entregadas por Amazon. Su hijo de ocho años, Liam, las recibió con entusiasmo infantil, sin comprender que su intento de organizar un carnaval para sus amigos había culminado en un pedido real, no una reserva imaginaria.

El cargo de 4.200 dólares vació la cuenta bancaria de su madre y desató el pánico. LaFavers intentó rechazar el pedido, pero solo logró frenar parte de este, el resto (ya calificado por Amazon como "alimento") no podía devolverse, lo que la llevó a intentar revender las cajas en redes sociales. Aunque la historia podría haber terminado en un desastre financiero, el revuelo mediático y la simpatía pública ayudaron a cambiar el final.

La red se vuelca y Amazon cede. Al parecer, el intento de Holly por revender las cajas en Facebook captó la atención de los medios locales y nacionales, y pronto se convirtió en símbolo de los peligros digitales que acechan a los hogares modernos. Padres de todo el país compartieron anécdotas similares de compras accidentales: miles de dólares en monedas virtuales de videojuegos o suscripciones activadas por niños curiosos.

Las plataformas tecnológicas, como Roblox, Google Play y Apple, ofrecen sistemas de verificación para evitar estas situaciones, pero no todos los hogares los implementan. LaFavers recibió consejos, apoyo emocional y, finalmente, una solución práctica: Amazon, tras el revuelo, accedió a devolverle el dinero como gesto de buena voluntad. El gigante del comercio electrónico calificó el incidente como una oportunidad para convertir “una situación pegajosa en algo dulce”, en un intento de resolver el daño reputacional. Win win para todos.

El error y un gesto de la comunidad. Tras recibir el reembolso, LaFavers decidió no vender las piruletas, sino regalarlas a quienes se habían ofrecido a comprar una caja para ayudarla. Algunas fueron a parar a una oficina bancaria, otras a un consultorio quiropráctico, y muchas a escuelas, iglesias y vecinos del barrio.

La empresa Spangler Candy Co., fabricante de Dum-Dums desde 1924, contactó a la familia para invitarla a visitar su fábrica en Ohio, en un giro inesperado que selló la historia con un final de lo más feliz. Incluso contaba el New York Times que Liam demostró su voluntad de ayudar ofreciendo vender sus cartas Pokémon para compensar el error. Por supuesto, sus privilegios de navegación en Amazon fueron revocados indefinidamente.

Tecnología, infancia y vulnerabilidad. Más allá del final del suceso, la historia pone de relieve los riesgos crecientes de dejar a menores interactuar con plataformas de compra sin supervisión. En un contexto donde los dispositivos digitales son parte del paisaje doméstico, muchos niños desarrollan una relación fluida pero peligrosa con el comercio electrónico, y lo hacen sin comprender las consecuencias financieras de sus acciones.

La historia de Liam no es única, pero sí llamativa por la magnitud del pedido y la respuesta colectiva que generó. ¿Recomendaciones? Desde desvincular métodos de pago o activar controles parentales hasta restringir el uso de aplicaciones de compras. Plus: el caso también subraya que la alfabetización digital infantil debe incluir desde temprano nociones básicas de consumo responsable. 

En la era del e-commerce, la frontera entre juego y transacción real parece demasiado tenue para confiarla a manos tan pequeñas.

Imagen | RawPixel

En Xataka Móvil | He probado el nuevo "Envío sin prisa" de Amazon. Mi pedido me ha salido más barato simplemente por ser más paciente

En Xataka Móvil | Hay vendedores enviando paquetes de Amazon o Temu a gente que no ha comprado nada. Es una estafa más peligrosa de lo que parece

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La noticia Un niño pidió 70.000 dulces en Amazon con el móvil de su madre. El problema es que llegaron, y la comida no se puede devolver fue publicada originalmente en Xataka Móvil por Miguel Jorge .