El cifrado de WhatsApp es fiable. El fiscal general ha descubierto que para no dejar rastro hay que tener algo más en cuenta

Durante años, WhatsApp ha vendido su sistema de mensajería como un bastión infranqueable de la privacidad. Gracias al cifrado de extremo a extremo, prometía que nadie más que el emisor y el receptor de un mensaje podrían acceder a su contenido, ni siquiera la propia empresa. Sin embargo, un reciente escándalo de la política española (la presunta filtración de información confidencial por parte del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz) ha puesto a prueba esta afirmación: en su aparente intento de borrar las huellas, el fiscal ha descubierto que, incluso en el mundo digital, nada desaparece por completo. El origen del escándalo En octubre de 2024, García Ortiz fue imputado por un delito de revelación de secretos: se le acusó de haber filtrado correos electrónicos relacionados con Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Ocho meses antes, el abogado de González Amador había enviado un correo al fiscal Julián Salto proponiendo un acuerdo de conformidad para admitir dos delitos fiscales. Este correo, que debía permanecer en el ámbito privado de la investigación, fue posteriormente difundido a los medios de comunicación, desatando una tormenta política y judicial. La difusión de este correo confidencial llevó al Tribunal Supremo a abrir una causa contra García Ortiz por un presunto delito de revelación de secretos. Durante la investigación, se descubrió que, el mismo día en que se había abierto esta, García Ortiz había eliminado sus mensajes de WhatsApp y su cuenta de Google. Además, cambió de teléfono y reseteó el que había utilizado hasta ese momento. En Xataka Corrupción chanante: 13 ejemplos extravagantes de saqueo de las arcas públicas Estas acciones levantaron sospechas sobre un posible intento de destruir pruebas relacionadas con la filtración, por lo que el Tribunal Supremo decidió investigar a fondo. Y lo que parecía un intento exitoso de eliminación digital se convirtió en todo un estudio de caso sobre la persistencia de los datos en la era tecnológica. La intervención de Google y WhatsApp El juez Ángel Luis Hurtado, encargado del caso, solicitó ayuda internacional a través de Eurojust (la Agencia de la Unión Europea para la Cooperación Judicial Pena). La petición de datos se dirigió a las sedes irlandesas de Google y Meta, matriz de WhatsApp. Sin embargo, debido a la gestión de datos desde Estados Unidos, las solicitudes terminaron en territorio norteamericano. El resultado: tanto Google como WhatsApp han remitido al tribunal español archivos comprimidos en formato ZIP que contenían información relevante del caso. A día de hoy, el contenido exacto de estos archivos sigue siendo secreto, pero las primeras valoraciones del juez indican que la entrega de información fue "exitosa". ¿Cómo se recuperaron los datos? El proceso para recuperar la información supuestamente eliminada se apoya en tres hipótesis principales: I) Metadatos y conversaciones paralelas Aunque WhatsApp no puede acceder a los mensajes por estar cifrados, sí almacena metadatos: quién habló con quién, cuándo y durante cuánto tiempo. Además, en este caso resultó clave un detalle: la fiscal jefa de Madrid, Pilar Rodríguez —con quien García Ortiz intercambió mensajes— no borró sus conversaciones. A través de su dispositivo, la Guardia Civil pudo reconstruir parcialmente el intercambio. II) Copias de seguridad sin cifrado WhatsApp permite hacer copias de seguridad en la nube, pero estas no están cifradas por defecto. Si el usuario no activa el cifrado, plataformas como Google Drive pueden acceder al contenido. Es posible que García Ortiz no protegiera estas copias, facilitando así que Google las entregara tras la solicitud judicial. III) Análisis forense de dispositivos Aunque el fiscal reseteó su dispositivo, existen técnicas forenses que, con acceso físico, permiten extraer información residual. En este caso, sin embargo, el borrado completo del teléfono hizo inviable esta opción, por lo que se priorizó la obtención de datos por otras vías. En Genbeta "A nuestros políticos les flipa el PDF". Es el mejor modo de ocultar cosas a plena vista, según denuncia este ciberactivista Implicaciones jurídicas y éticas La clave de este escándalo no es solo tecnológica, sino política y jurídica. El juez sospecha que los mensajes de WhatsApp borrados podrían confirmar que la filtración de información confidencial partió directamente de la Fiscalía General del Estado con destino a Presidencia del Gobierno, quien luego se lo habría hecho llegar a los medios. Esta conexión, de probarse, podría tener repercusiones legales de gran envergadura y un impacto político considerable. El papel de las empresas tecnológicas Este caso también pone en el punto de mira a gigantes como Google y Meta. Aunque WhatsApp presume de su cifrado, la existenci

Abr 24, 2025 - 17:27
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El cifrado de WhatsApp es fiable. El fiscal general ha descubierto que para no dejar rastro hay que tener algo más en cuenta

El cifrado de WhatsApp es fiable. El fiscal general ha descubierto que para no dejar rastro hay que tener algo más en cuenta

Durante años, WhatsApp ha vendido su sistema de mensajería como un bastión infranqueable de la privacidad. Gracias al cifrado de extremo a extremo, prometía que nadie más que el emisor y el receptor de un mensaje podrían acceder a su contenido, ni siquiera la propia empresa.

Sin embargo, un reciente escándalo de la política española (la presunta filtración de información confidencial por parte del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz) ha puesto a prueba esta afirmación: en su aparente intento de borrar las huellas, el fiscal ha descubierto que, incluso en el mundo digital, nada desaparece por completo.

El origen del escándalo

En octubre de 2024, García Ortiz fue imputado por un delito de revelación de secretos: se le acusó de haber filtrado correos electrónicos relacionados con Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Ocho meses antes, el abogado de González Amador había enviado un correo al fiscal Julián Salto proponiendo un acuerdo de conformidad para admitir dos delitos fiscales. Este correo, que debía permanecer en el ámbito privado de la investigación, fue posteriormente difundido a los medios de comunicación, desatando una tormenta política y judicial.

La difusión de este correo confidencial llevó al Tribunal Supremo a abrir una causa contra García Ortiz por un presunto delito de revelación de secretos. Durante la investigación, se descubrió que, el mismo día en que se había abierto esta, García Ortiz había eliminado sus mensajes de WhatsApp y su cuenta de Google. Además, cambió de teléfono y reseteó el que había utilizado hasta ese momento.

Estas acciones levantaron sospechas sobre un posible intento de destruir pruebas relacionadas con la filtración, por lo que el Tribunal Supremo decidió investigar a fondo. Y lo que parecía un intento exitoso de eliminación digital se convirtió en todo un estudio de caso sobre la persistencia de los datos en la era tecnológica.

La intervención de Google y WhatsApp

El juez Ángel Luis Hurtado, encargado del caso, solicitó ayuda internacional a través de Eurojust (la Agencia de la Unión Europea para la Cooperación Judicial Pena). La petición de datos se dirigió a las sedes irlandesas de Google y Meta, matriz de WhatsApp. Sin embargo, debido a la gestión de datos desde Estados Unidos, las solicitudes terminaron en territorio norteamericano.

El resultado: tanto Google como WhatsApp han remitido al tribunal español archivos comprimidos en formato ZIP que contenían información relevante del caso. A día de hoy, el contenido exacto de estos archivos sigue siendo secreto, pero las primeras valoraciones del juez indican que la entrega de información fue "exitosa".

¿Cómo se recuperaron los datos?

El proceso para recuperar la información supuestamente eliminada se apoya en tres hipótesis principales:

I) Metadatos y conversaciones paralelas

Aunque WhatsApp no puede acceder a los mensajes por estar cifrados, sí almacena metadatos: quién habló con quién, cuándo y durante cuánto tiempo.

Además, en este caso resultó clave un detalle: la fiscal jefa de Madrid, Pilar Rodríguez —con quien García Ortiz intercambió mensajes— no borró sus conversaciones. A través de su dispositivo, la Guardia Civil pudo reconstruir parcialmente el intercambio.

II) Copias de seguridad sin cifrado

WhatsApp permite hacer copias de seguridad en la nube, pero estas no están cifradas por defecto. Si el usuario no activa el cifrado, plataformas como Google Drive pueden acceder al contenido. Es posible que García Ortiz no protegiera estas copias, facilitando así que Google las entregara tras la solicitud judicial.

III) Análisis forense de dispositivos

Aunque el fiscal reseteó su dispositivo, existen técnicas forenses que, con acceso físico, permiten extraer información residual. En este caso, sin embargo, el borrado completo del teléfono hizo inviable esta opción, por lo que se priorizó la obtención de datos por otras vías.

Implicaciones jurídicas y éticas

La clave de este escándalo no es solo tecnológica, sino política y jurídica. El juez sospecha que los mensajes de WhatsApp borrados podrían confirmar que la filtración de información confidencial partió directamente de la Fiscalía General del Estado con destino a Presidencia del Gobierno, quien luego se lo habría hecho llegar a los medios. Esta conexión, de probarse, podría tener repercusiones legales de gran envergadura y un impacto político considerable.

El papel de las empresas tecnológicas

Este caso también pone en el punto de mira a gigantes como Google y Meta. Aunque WhatsApp presume de su cifrado, la existencia de copias de seguridad no cifradas revela una vulnerabilidad clave. Más aún, pone sobre la mesa el hecho de que estas empresas pueden acceder esas copias cifradas bajo presión legal: el usuario, a menudo sin saberlo, deja expuestos datos sensibles simplemente por no configurar correctamente su privacidad.

Consejos para los usuarios

  • Activa el cifrado de tus copias de seguridad en WhatsApp desde los ajustes de la aplicación.
  • No guardes copias en la nube si no es imprescindible.
  • Utiliza contraseñas fuertes y únicas para las copias cifradas.
  • Recuerda que los metadatos no se pueden ocultar: tu actividad digital deja rastro aunque borres el contenido.

Y, por último, ahórrate problemas judiciales evitando filtrar información privada.

Imagen | Marcos Merino mediante IA + La Moncloa (fotomontaje)

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La noticia El cifrado de WhatsApp es fiable. El fiscal general ha descubierto que para no dejar rastro hay que tener algo más en cuenta fue publicada originalmente en Genbeta por Marcos Merino .