No eres tú, Portal 2, soy yo: cuando no te deslumbra uno de los mejores videojuegos de todos los tiempos
Instalar en el PC uno de los 50 mejores videojuegos de todos los tiempos ilusiona a cualquiera y, después de mi experiencia con la primera entrega, afronté Portal 2 con la esperanza de disfrutar más todavía. No he escuchado más que alabanzas hacia la obra de Valve desde su lanzamiento en 2011, así que comprarlo por menos de un euro en Steam se antojaba obligatorio. La pistola de portales no ha sido únicamente referenciada y parodiada en toda clase de productos culturales, sino que se trata de una de las herramientas más innovadoras que se hayan visto en la industria. La capacidad de innovar por parte de la compañía de Gabe Newell parece infinita y supieron elevar todavía más el nivel en todos los aspectos con la secuela en Aperture Science. Es curiosa la preferencia del estudio hacia protagonistas totalmente silenciosos, pues tanto Gordon Freeman como Chell no pronuncian palabra alguna en sus respectivas aventuras. Aún con todo, la trama no se resiente ni un ápice en Portal 2, ya que el peso narrativo se lo llevan tanto GLaDOS como Wheatley, el gran alivio cómico. Me ha gustado la combinación de ambas inteligencias artificiales, cada una con sus fortalezas y debilidades propias. Mientras que GLaDOS ya se había presentado como muy ácida, sarcástica y calculadoramente fría, en el caso de Wheatley tenemos a la típica personalidad sobrepasada por la situación, por lo que no para de bombardear con chascarrillos para aliviar presión. Sin embargo, esconde una ambición desmedida que no le corresponde, pero que se arroga como válida tras años de menosprecio. Por eso el final de Weathley es mucho más satisfactorio que el de GLaDOS. El tipo es un idiota de manual desde el primer momento en el que la lía intentando ayudar a Chell a escapar. Ella se deja aconsejar por la esfera parlanchina y termina despertando a la IA más peligrosa sobre la faz de la Tierra; estupendo. Nunca he soportado a los personajes torpes a los que, de alguna forma, les salen las cosas bien, ni que sea por casualidad. Odio cómo obtienen recompensas sin merecerlo y Valve creó el imbécil de turno perfecto para ello. Eso sí, reitero que me lo he pasado bien con sus intentos de chistes, pues con algo hay que entretenerse durante el carrusel de pruebas de Portal 2. Incluso cuando GLaDOS se convierte en una triste patata es necesario que te recuerden lo inútil que eres por no resolver un puzle al primer intento. Despertar después de haber estado criogenizada tropecientos años, lo normal es que las capacidades psicomotrices estén al mínimo. Con todo, es de valorar el esfuerzo de Gabe Newell y el resto del equipo para añadir más retos para la secuela... pero no me ha terminado de conquistar. Es aquí cuando me toca abrir un melón que creo que todos hemos tenido entre nuestras manos alguna vez. ¿Recuerdas aquella película de la que solo escuchabas alabanzas y no te gustó? ¿Te viene a la memoria esa canción que ha sido un exitazo en todos los países del mundo y a ti no te llenó? Me ha sucedido lo mismo con Portal 2 y con semejante bagaje de aplausos hacia el videojuego, solo cabe pensar que el problema es mío. "No puede ser que no me guste tanto como a los demás". Ese es el pensamiento que me ha atravesado la cabeza mientras avanzaba y, sí, me divertía, aunque no con el fervor que noto entre la comunidad. Me pareció simpática la broma recurrente con la tarta en el primer Portal, me reí cuando GLaDOS me vaciló con que me iba a matar y me parece que la pistola de portales es una de las grandes genialidades de toda la historia de la ficción. Aún con todo, Portal 2, siendo un más y mejor de manual, no me ha hecho el click que esperaba. En Vida Extra Por qué los mandos de las NES japonesas tenían micrófonos y no se podían desenchufar de las consolas Respeto enormemente la pasión que desprenden los universos virtuales creados por Valve, y puedo llegar a comprenderlo, pero con Portal 2 no ha existido tal conexión. No me resulta atractivo descubrir lo que pasó en Aperture Science, ni quiénes fueron sus fundadores, ni el futuro de las instalaciones. A pesar de añadidos que dan mucha vida, como los puentes luminosos o el gel repelente, realmente entré en piloto automático al avanzar. Es de elogiar que el videojuego te deje frente a la adversidad de un rompecabezas sin ofrecer prácticamente ninguna pista de lo que debes hacer, pero el estímulo que recibía se me antojaba insuficiente. Llegados a este punto, no puedo más que culparme a mí mismo y declararme pecador por un hecho que jamás quise perpetrar. No hay nada de malo en ello, sino tan solo la sensación de que una joya brillante ha pasado frente a mí y no me ha deslumbrado como al resto. En VidaExtra | Encontré esta joya olvidada en mi Biblioteca de Steam y esa noche no dormí para jugarlo una vez más En VidaExtra | Me he pasado la noche jugando a esta demo de Steam y no me arrepiento de nada

Instalar en el PC uno de los 50 mejores videojuegos de todos los tiempos ilusiona a cualquiera y, después de mi experiencia con la primera entrega, afronté Portal 2 con la esperanza de disfrutar más todavía. No he escuchado más que alabanzas hacia la obra de Valve desde su lanzamiento en 2011, así que comprarlo por menos de un euro en Steam se antojaba obligatorio.
La pistola de portales no ha sido únicamente referenciada y parodiada en toda clase de productos culturales, sino que se trata de una de las herramientas más innovadoras que se hayan visto en la industria. La capacidad de innovar por parte de la compañía de Gabe Newell parece infinita y supieron elevar todavía más el nivel en todos los aspectos con la secuela en Aperture Science.
Es curiosa la preferencia del estudio hacia protagonistas totalmente silenciosos, pues tanto Gordon Freeman como Chell no pronuncian palabra alguna en sus respectivas aventuras. Aún con todo, la trama no se resiente ni un ápice en Portal 2, ya que el peso narrativo se lo llevan tanto GLaDOS como Wheatley, el gran alivio cómico. Me ha gustado la combinación de ambas inteligencias artificiales, cada una con sus fortalezas y debilidades propias.
Mientras que GLaDOS ya se había presentado como muy ácida, sarcástica y calculadoramente fría, en el caso de Wheatley tenemos a la típica personalidad sobrepasada por la situación, por lo que no para de bombardear con chascarrillos para aliviar presión. Sin embargo, esconde una ambición desmedida que no le corresponde, pero que se arroga como válida tras años de menosprecio. Por eso el final de Weathley es mucho más satisfactorio que el de GLaDOS.
El tipo es un idiota de manual desde el primer momento en el que la lía intentando ayudar a Chell a escapar. Ella se deja aconsejar por la esfera parlanchina y termina despertando a la IA más peligrosa sobre la faz de la Tierra; estupendo. Nunca he soportado a los personajes torpes a los que, de alguna forma, les salen las cosas bien, ni que sea por casualidad. Odio cómo obtienen recompensas sin merecerlo y Valve creó el imbécil de turno perfecto para ello.
Eso sí, reitero que me lo he pasado bien con sus intentos de chistes, pues con algo hay que entretenerse durante el carrusel de pruebas de Portal 2. Incluso cuando GLaDOS se convierte en una triste patata es necesario que te recuerden lo inútil que eres por no resolver un puzle al primer intento. Despertar después de haber estado criogenizada tropecientos años, lo normal es que las capacidades psicomotrices estén al mínimo.
Con todo, es de valorar el esfuerzo de Gabe Newell y el resto del equipo para añadir más retos para la secuela... pero no me ha terminado de conquistar. Es aquí cuando me toca abrir un melón que creo que todos hemos tenido entre nuestras manos alguna vez. ¿Recuerdas aquella película de la que solo escuchabas alabanzas y no te gustó? ¿Te viene a la memoria esa canción que ha sido un exitazo en todos los países del mundo y a ti no te llenó? Me ha sucedido lo mismo con Portal 2 y con semejante bagaje de aplausos hacia el videojuego, solo cabe pensar que el problema es mío.
"No puede ser que no me guste tanto como a los demás". Ese es el pensamiento que me ha atravesado la cabeza mientras avanzaba y, sí, me divertía, aunque no con el fervor que noto entre la comunidad. Me pareció simpática la broma recurrente con la tarta en el primer Portal, me reí cuando GLaDOS me vaciló con que me iba a matar y me parece que la pistola de portales es una de las grandes genialidades de toda la historia de la ficción. Aún con todo, Portal 2, siendo un más y mejor de manual, no me ha hecho el click que esperaba.
Respeto enormemente la pasión que desprenden los universos virtuales creados por Valve, y puedo llegar a comprenderlo, pero con Portal 2 no ha existido tal conexión. No me resulta atractivo descubrir lo que pasó en Aperture Science, ni quiénes fueron sus fundadores, ni el futuro de las instalaciones. A pesar de añadidos que dan mucha vida, como los puentes luminosos o el gel repelente, realmente entré en piloto automático al avanzar. Es de elogiar que el videojuego te deje frente a la adversidad de un rompecabezas sin ofrecer prácticamente ninguna pista de lo que debes hacer, pero el estímulo que recibía se me antojaba insuficiente.
Llegados a este punto, no puedo más que culparme a mí mismo y declararme pecador por un hecho que jamás quise perpetrar. No hay nada de malo en ello, sino tan solo la sensación de que una joya brillante ha pasado frente a mí y no me ha deslumbrado como al resto.
En VidaExtra | Encontré esta joya olvidada en mi Biblioteca de Steam y esa noche no dormí para jugarlo una vez más
En VidaExtra | Me he pasado la noche jugando a esta demo de Steam y no me arrepiento de nada
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La noticia
No eres tú, Portal 2, soy yo: cuando no te deslumbra uno de los mejores videojuegos de todos los tiempos
fue publicada originalmente en
Vida Extra
por
Juan Sanmartín
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