Hay miles de sistemas más eficientes para crear una "fumata blanca". El Vaticano se niega por un motivo: el Espíritu Santo

El 26 de octubre de 1958 ocurrió una de las historias más rocambolescas en torno al humo que anuncia la elección de un nuevo papa. Aquella mañana, apareció humo claramente blanco saliendo de la chimenea de la Capilla Sixtina, y la multitud reunida en la Plaza de San Pedro estalló en júbilo. Sin embargo, poco después el humo se tornó en oscuro, y las caras pasaron a ser de incredulidad. Aquella confusión subrayó la necesidad de mejorar la claridad de la señal y no dejarlo todo en manos del espíritu santo. Una elección entre lo humano y lo divino. Cuando los cardenales entren hoy en la Capilla Sixtina para iniciar el cónclave, invocarán al Espíritu Santo con el canto Veni Creator Spiritus, una oración ancestral que resume la tensión entre razón humana y discernimiento espiritual. En la teología católica, el Espíritu Santo es una de las tres personas de la Trinidad y se considera el verdadero guía de este proceso. Aunque la elección del papa involucra política, estrategia y relaciones humanas, se presenta también como una cooperación con lo divino. Algunos lo describen como una presencia silenciosa que orienta, no impone, como un “educador bueno”, según decía Benedicto XVI, que inspira, pero no toma decisiones por los hombres. Algo de ello permanece en la esencia del anuncio final a través del humo blanco. Una cosa parece clara: la iglesia rechaza cualquier tecnificación del momento. En Xataka EEUU se ha reconciliado con Ucrania. Y como regalo le ha enviado aviones F16 que son incapaces de volar El cónclave que confundió a todos. La insólita escena que comentábamos al inicio debía elegir al sucesor del papa Pío XII. Aquel día, durante una de las votaciones, apareció humo claramente blanco, Habemus Papam, o eso pensaron. La gente reunida en San Pedro gritaba de alegría, las campanas de la basílica comenzaron a repicar y algunos medios llegaron a anunciar la elección. Sin embargo, pasaron minutos, luego horas, sin que se diera el anuncio oficial ni apareciera el nuevo pontífice. Finalmente, el Vaticano aclaró que se había tratado de un error: el humo blanco había sido producto de una combustión incompleta o una mezcla mal calculada, y en realidad no se había alcanzado aún el consenso necesario para elegir papa. La confusión dejó claro que había que mejorar algunas cosas, algo que el Vaticano corrigió en parte con el tiempo y, desde 2005, con el acompañamiento del repique de campanas para confirmar la elección. El lenguaje del humo. Es parte del ritual: cada vez que la Iglesia católica elige un nuevo papa, millones de personas miran hacia la pequeña chimenea del techo de la Capilla Sixtina esperando la señal: humo negro si no hay acuerdo, humo blanco si ha sido elegido el sucesor. Lo que parece un gesto simbólico sencillo es, en realidad, una operación extremadamente precisa y cargada de ingeniería, química, simbolismo y tradición. La quema de papeletas y el uso del humo como forma de comunicación se remontan al siglo XV, cuando se buscó una manera de transmitir al exterior el resultado de la elección sin romper el secreto del cónclave. La imagen del humo ascendiendo al cielo evoca antiguos ritos religiosos y bíblicos, donde el humo se entendía como un puente espiritual entre lo humano y lo divino. Preparativos y tecnología. Tras la muerte del papa Francisco a los 88 años, el Vaticano confirmó que el cónclave comenzaría hoy 7 de mayo con una misa especial en San Pedro, seguida por las votaciones secretas en la Capilla Sixtina. Allí se han instalado dos estufas: una para quemar las papeletas y otra para generar el humo visible al exterior. Estas estufas se conectan a través de un conducto metálico, cuidadosamente ensamblado e insertado por técnicos que trabajan sin dañar la estructura renacentista de la capilla. Cada unión del tubo se sella, se realizan pruebas previas de humo y se cuenta con bomberos en alerta por si se produjera algún fallo técnico. Todo debe funcionar sin margen de error: una fuga o una señal ambigua convertiría el acto litúrgico en una crisis global transmitida en directo. El ejemplo de 1958 no se olvida. La química del mensaje. Para garantizar que el mundo vea con claridad lo que sucede dentro del cónclave, el humo no es producto exclusivo de la combustión de papeletas. Contaba la BBC que se utilizan compuestos químicos empaquetados y activados electrónicamente. Para generar humo negro, se mezcla perclorato de potasio, antraceno y azufre, y para el blanco, se usa clorato de potasio, lactosa y resina de pino. En el pasado se intentó con paja húmeda y seca, pero los resultados eran inconsistentes. Desde 2005, el Vaticano también hace sonar esas campanas de San Pedro para confirmar visual y sonoramente que un nuevo pontífice ha sido elegido, evitando confusiones como las que han ocurrido en el pasado. En Xataka Ya te

May 7, 2025 - 16:58
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Hay miles de sistemas más eficientes para crear una "fumata blanca". El Vaticano se niega por un motivo: el Espíritu Santo

Hay miles de sistemas más eficientes para crear una "fumata blanca". El Vaticano se niega por un motivo: el Espíritu Santo

El 26 de octubre de 1958 ocurrió una de las historias más rocambolescas en torno al humo que anuncia la elección de un nuevo papa. Aquella mañana, apareció humo claramente blanco saliendo de la chimenea de la Capilla Sixtina, y la multitud reunida en la Plaza de San Pedro estalló en júbilo. Sin embargo, poco después el humo se tornó en oscuro, y las caras pasaron a ser de incredulidad. Aquella confusión subrayó la necesidad de mejorar la claridad de la señal y no dejarlo todo en manos del espíritu santo.

Una elección entre lo humano y lo divino. Cuando los cardenales entren hoy en la Capilla Sixtina para iniciar el cónclave, invocarán al Espíritu Santo con el canto Veni Creator Spiritus, una oración ancestral que resume la tensión entre razón humana y discernimiento espiritual. En la teología católica, el Espíritu Santo es una de las tres personas de la Trinidad y se considera el verdadero guía de este proceso.

Aunque la elección del papa involucra política, estrategia y relaciones humanas, se presenta también como una cooperación con lo divino. Algunos lo describen como una presencia silenciosa que orienta, no impone, como un “educador bueno”, según decía Benedicto XVI, que inspira, pero no toma decisiones por los hombres. Algo de ello permanece en la esencia del anuncio final a través del humo blanco. Una cosa parece clara: la iglesia rechaza cualquier tecnificación del momento.

El cónclave que confundió a todos. La insólita escena que comentábamos al inicio debía elegir al sucesor del papa Pío XII. Aquel día, durante una de las votaciones, apareció humo claramente blanco, Habemus Papam, o eso pensaron. La gente reunida en San Pedro gritaba de alegría, las campanas de la basílica comenzaron a repicar y algunos medios llegaron a anunciar la elección.

Sin embargo, pasaron minutos, luego horas, sin que se diera el anuncio oficial ni apareciera el nuevo pontífice. Finalmente, el Vaticano aclaró que se había tratado de un error: el humo blanco había sido producto de una combustión incompleta o una mezcla mal calculada, y en realidad no se había alcanzado aún el consenso necesario para elegir papa. La confusión dejó claro que había que mejorar algunas cosas, algo que el Vaticano corrigió en parte con el tiempo y, desde 2005, con el acompañamiento del repique de campanas para confirmar la elección.

El lenguaje del humo. Es parte del ritual: cada vez que la Iglesia católica elige un nuevo papa, millones de personas miran hacia la pequeña chimenea del techo de la Capilla Sixtina esperando la señal: humo negro si no hay acuerdo, humo blanco si ha sido elegido el sucesor. Lo que parece un gesto simbólico sencillo es, en realidad, una operación extremadamente precisa y cargada de ingeniería, química, simbolismo y tradición.

La quema de papeletas y el uso del humo como forma de comunicación se remontan al siglo XV, cuando se buscó una manera de transmitir al exterior el resultado de la elección sin romper el secreto del cónclave. La imagen del humo ascendiendo al cielo evoca antiguos ritos religiosos y bíblicos, donde el humo se entendía como un puente espiritual entre lo humano y lo divino.

Preparativos y tecnología. Tras la muerte del papa Francisco a los 88 años, el Vaticano confirmó que el cónclave comenzaría hoy 7 de mayo con una misa especial en San Pedro, seguida por las votaciones secretas en la Capilla Sixtina. Allí se han instalado dos estufas: una para quemar las papeletas y otra para generar el humo visible al exterior.

Estas estufas se conectan a través de un conducto metálico, cuidadosamente ensamblado e insertado por técnicos que trabajan sin dañar la estructura renacentista de la capilla. Cada unión del tubo se sella, se realizan pruebas previas de humo y se cuenta con bomberos en alerta por si se produjera algún fallo técnico. Todo debe funcionar sin margen de error: una fuga o una señal ambigua convertiría el acto litúrgico en una crisis global transmitida en directo.

El ejemplo de 1958 no se olvida.

La química del mensaje. Para garantizar que el mundo vea con claridad lo que sucede dentro del cónclave, el humo no es producto exclusivo de la combustión de papeletas. Contaba la BBC que se utilizan compuestos químicos empaquetados y activados electrónicamente. Para generar humo negro, se mezcla perclorato de potasio, antraceno y azufre, y para el blanco, se usa clorato de potasio, lactosa y resina de pino.

En el pasado se intentó con paja húmeda y seca, pero los resultados eran inconsistentes. Desde 2005, el Vaticano también hace sonar esas campanas de San Pedro para confirmar visual y sonoramente que un nuevo pontífice ha sido elegido, evitando confusiones como las que han ocurrido en el pasado.

Negativa a modernizar. Lo cierto es que el sistema podría ser mucho más sencillo si la Iglesia quisiera aprovechar algunas de las nuevas tecnologías. Sin embargo, a pesar de los avances y las sugerencias de implementar luces de colores, alertas digitales o sistemas electrónicos más modernos, el Vaticano insiste en mantener el ritual tal como está.

Si se quiere y desde su perspectiva, para sus excelencias no se trata solo de comunicar una noticia, sino de preservar una experiencia litúrgica con profunda carga teológica. Como explicaba la historiadora Candida Moss, el humo no solo informa: incorpora a los fieles al misterio, los hace sentir partícipes de un momento trascendental en la vida de la Iglesia. La elección papal no es (solo) un evento administrativo, sino una ceremonia cargada de siglos de fe, solemnidad y continuidad espiritual.

Y sí, con el Espíritu Santo como guía de todo el proceso.

Imagen | blues_brother, Wikimedia

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La noticia Hay miles de sistemas más eficientes para crear una "fumata blanca". El Vaticano se niega por un motivo: el Espíritu Santo fue publicada originalmente en Xataka por Miguel Jorge .