La NASA asegura que la nave Starliner tendrá una segunda oportunidad a pesar del fiasco de la primera misión
La NASA no tira la toalla con el Starliner. La agencia espacial estadounidense ha confirmado que la cápsula de Boeing tendrá una segunda oportunidad para...

La NASA no tira la toalla con el Starliner. A pesar de su accidentado primer vuelo tripulado, la agencia espacial estadounidense ha confirmado que la nave CST-100 de Boeing tendrá una segunda oportunidad. Si se completan con éxito las pruebas previstas para este año, el próximo vuelo podría realizarse a finales de 2025 o principios de 2026.
La noticia llega después de un año complicado para Boeing y para su nave CST-100 Starliner, que quedó en el punto de mira tras los graves fallos registrados durante su primer vuelo tripulado en junio de 2024. Aquel despegue, que debía marcar el inicio de una nueva era para Boeing en la exploración espacial, acabó con fugas de helio, fallos en los propulsores y una misión que se alargó más de lo previsto, dejando a los astronautas Butch Wilmore y Suni Williams ‘atrapados’ durante nueve meses en la Estación Espacial Internacional (ISS).
La situación obligó a lanzar una misión de rescate con una cápsula Crew Dragon de SpaceX, que terminó devolviendo a la Tierra a Wilmore y Williams el pasado 19 de marzo.
Más del 70% de las anomalías, ya resueltas
Desde que la nave regresó a la Tierra, Boeing y la NASA han estado trabajando para analizar los datos posvuelo y resolver las anomalías detectadas. Según la agencia, “se ha completado una cantidad significativa de trabajo” y más del 70% ya han sido cerradas en los paneles de control del programa, aunque los principales fallos en los propulsores siguen abiertos y lo seguirán estando durante este año, cuando concluyan las pruebas terrestres previstas.
Estas pruebas se realizarán en la primavera y el verano en las instalaciones de White Sands, en Nuevo México, e incluirán el encendido integrado de los propulsores dentro de una cabina de un solo módulo de servicio. El objetivo: validar los modelos térmicos, probar mejoras en los sistemas de propulsión y protección térmica e introducir soluciones operativas para futuros vuelos. Dos de las optimizaciones a probar para evitar sobrecalentamientos serán añadir barreras térmicas y modificar los perfiles de pulso de los propulsores. También se están probando nuevas opciones de sellado para evitar futuras fugas de helio.
“Una vez que completemos estas campañas de pruebas planificadas, tendremos una mejor idea de cuándo podremos realizar el próximo vuelo de Boeing”, ha declarado Steve Stich, gerente del Programa de Tripulación Comercial de la NASA.
Stich ha subrayado que se seguirá “trabajando en la certificación hacia finales de este año” y luego se determinará “cuál es el mejor momento para que Starliner se integre en el calendario de la Estación Espacial Internacional y sus misiones de tripulación y carga”.
Pero esto no será pronto: “Es probable que el próximo vuelo de Starliner sea a finales de este año o principios del próximo”, ha concluido.
Un programa en revisión, pero aún vivo
La nave CST-100 Starliner, desarrollada por Boeing en el marco del Programa de Tripulación Comercial de la NASA, se planteó como una alternativa al Crew Dragon de SpaceX, que lleva desde 2020 haciendo vuelos tripulados a la ISS. Pero su camino ha estado plagado de retrasos, sobrecostes y errores técnicos que han llegado a poner en duda su continuidad. Tal y como ya explicamos en 20bits, Boeing incluso estudió vender su división espacial tras el fiasco de su debut.
Pese a todo, la NASA sigue considerando fundamental contar con más de un proveedor operativo para garantizar la seguridad y la presencia humana continua en la Estación Espacial Internacional, la cual va camino de cumplir un cuarto de siglo habitada. De hecho, el programa exige dos vehículos certificados, y aunque SpaceX ha demostrado su fiabilidad con más de diez misiones, la agencia no quiere depender exclusivamente de una única compañía.
La próxima misión del Starliner —que podría ser tripulada o de carga— será clave para el futuro del proyecto y para determinar si Boeing puede cumplir su promesa de ofrecer un vehículo reutilizable, fiable y certificado para transporte espacial regular.
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