Data centers e inteligencia artificial: ¿quién tiene razón?

A lo largo de los últimos años, estamos siendo testigos de una carrera frenética entre las dos principales potencias mundiales por liderar el desarrollo y la implementación de la inteligencia artificial. Por un lado, las grandes compañías tecnológicas norteamericanas han apostado decididamente por la inversión masiva y absolutamente desenfrenada en centros de datos dedicados al …

Mar 28, 2025 - 13:28
 0
Data centers e inteligencia artificial: ¿quién tiene razón?

IMAGE: Data center (Public Domain)

A lo largo de los últimos años, estamos siendo testigos de una carrera frenética entre las dos principales potencias mundiales por liderar el desarrollo y la implementación de la inteligencia artificial.

Por un lado, las grandes compañías tecnológicas norteamericanas han apostado decididamente por la inversión masiva y absolutamente desenfrenada en centros de datos dedicados al desarrollo y entrenamiento de la inteligencia artificial. Mientras, China, con una estrategia de país más clara y coordinada, parece estar adoptando un enfoque más cauteloso, más basado en la sostenibilidad, y reevaluando muchas de sus inversiones en este ámbito. Esta divergencia plantea interrogantes fundamentales sobre las estrategias de ambos países, sus implicaciones y las lecciones que podríamos extraer en el contexto de la emergencia climática global.​ ¿Sabe algo China que los Estados Unidos no saben?

Estados Unidos ha lanzado iniciativas de inversión sin precedentes en infraestructura de inteligencia artificial. Un ejemplo destacado es el Proyecto Stargate, anunciado con mucho bombo por Donald Trump el pasado enero, que prevé una inversión de 500,000 millones de dólares en los próximos cuatro años para construir nueva infraestructura de inteligencia artificial en territorio norteamericano. El proyecto, liderado por OpenAI, SoftBank y Oracle, pretende tener como objetivo consolidar el liderazgo estadounidense en inteligencia artificial, generar supuestamente cientos de miles de empleos, y proporcionar beneficios económicos significativos a nivel global.

Además, gigantes tecnológicos como Microsoft han anunciado inversiones masivas en centros de datos enfocados en inteligencia artificial. Microsoft planea invertir 80,000 millones de dólares en el año fiscal 2025, con más de la mitad de esa cantidad destinada a Estados Unidos, para construir centros de datos que respalden el entrenamiento de modelos de inteligencia artificial y aplicaciones en la nube. Meta también ha anunciado inversiones de hasta 65.000 millones de dólares en 2025 para desarrollar infraestructura de inteligencia artificial, incluyendo la construcción de un gran centro de datos y la expansión en el uso de chips de Nvidia. Otros, como el grupo emiratí DAMAC Properties, han anunciado inversiones de veinte mil millones de dólares también destinadas a la construcción de data centers en los Estados Unidos.

China, sin embargo, parece estar adoptando una postura mucho más cautelosa. Aunque ha realizado inversiones significativas en infraestructura de inteligencia artificial, recientes informes indican una desaceleración en este ámbito. ByteDance, por ejemplo, anunció en agosto del año pasado una inversión de 614 millones de dólares para desarrollar un nuevo centro de datos en la provincia de Shanxi, destinado a aumentar la capacidad de cómputo para su servicio similar a ChatGPT, Doubao. Sin embargo, más recientemente y sobre todo a partir del fenómeno Deepseek, se observa una tendencia hacia la reducción o reevaluación de inversiones en centros de datos para inteligencia artificial en China.

Esta prudencia está influenciada, en primer lugar, por la aparición de modelos de inteligencia artificial más eficientes como DeepSeek, que han cuestionado la necesidad de esas infraestructuras tan masivas y costosas. Pero además, las preocupaciones medioambientales, los bloqueos norteamericanos y las nuevas regulaciones de eficiencia energética en China han llevado a un mayor escrutinio de las inversiones en centros de datos, especialmente debido a su alto consumo energético y a su impacto ambiental.

Esa divergencia en las estrategias de inversión entre Estados Unidos y China en el ámbito de la inteligencia artificial tiene múltiples implicaciones. La apuesta agresiva de Estados Unidos podría consolidar su liderazgo tecnológico a corto plazo, pero también conlleva riesgos significativos. Las inversiones masivas en infraestructura de inteligencia artificial requieren un consumo energético enorme, lo que plantea desafíos en términos de sostenibilidad y dependencia de fuentes de energía tradicionales como el carbón, el gas y hasta la energía nuclear. Según un informe de McKinsey, se espera que la demanda de electricidad de los centros de datos en Estados Unidos aumente en aproximadamente 400 teravatios-hora entre 2024 y 2030, con una tasa de crecimiento anual compuesta del 23%.

Por otro lado, la prudencia china podría reflejar una comprensión más profunda tanto de los requerimientos necesarios para plantear nuevos modelos de inteligencia artificial, más basada en la eficiencia que en la escala, y también de los desafíos a largo plazo asociados con la expansión descontrolada de las infraestructuras. Al centrarse en la eficiencia y en modelos más sostenibles, China podría estar posicionándose para liderar en una era donde la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental pasan a ser cada vez más críticas. La iniciativa «East Data, West Computing«, que pretende desarrollar una red nacional de potencia de computación mediante la construcción de centros de datos en las regiones occidentales para satisfacer las necesidades de datos de las zonas orientales más pobladas, es un ejemplo de cómo China busca equilibrar el desarrollo tecnológico con la sostenibilidad con un enfoque nacional coordinado, invirtiendo más de 6,100 millones de dólares en la construcción de ocho centros de computación con características enfocadas a la sostenibilidad que forman parte de este megaproyecto.

La carrera por la supremacía en inteligencia artificial no debería cegarnos ante las realidades de la emergencia climática y la crisis energética global. La inversión en infraestructura de inteligencia artificial es esencial para el progreso tecnológico, pero es imperativo que estas inversiones se realicen de manera responsable, razonable y sostenible. La estrategia china de reevaluar y ajustar sus inversiones en función de la eficiencia y la sostenibilidad podría ofrecer lecciones valiosas para otros países.​

En última instancia, el verdadero liderazgo en inteligencia artificial no solo se medirá por la mareante cantidad de centros de datos construidos o la magnitud desmesurada de las inversiones, sino por la capacidad de integrar la innovación tecnológica con la responsabilidad ambiental y social, y sobre todo, de hacerlo de manera eficiente y con sentido común. Es esencial que los países y las compañías adopten enfoques que consideren no solo el avance tecnológico, sino también las necesidades del planeta y de un futuro sostenible para todos.