Tu móvil esconde oro y plata: así se utilizan estos materiales preciosos en tecnología

El oro ha vuelto a brillar como nunca. Esta semana, el metal precioso ha superado la barrera de los 2.200 dólares por onza, alcanzando un nuevo máximo histórico, impulsado por la incertidumbre económica, la geopolítica global y el interés creciente de grandes inversores como bancos centrales o fondos de cobertura.

Pero si has entrado en este artículo no es eso sobre lo que quieres leer. Mientras el mundo mira al oro como valor refugio, muchos ya lo llevan encima sin saberlo: en el móvil. Porque sí, los smartphones contienen pequeñas cantidades de oro, plata, paladio y otros metales muy valiosos, clave para su funcionamiento interno.

Tu viejo móvil vale oro (literalmente)

Según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), un smartphone contiene entre 0,03 y 0,05 gramos de oro, usado por su excelente conductividad eléctrica y su resistencia a la corrosión. Está presente en conectores, chips y circuitos impresos.

Eso sí, que nuestro teléfono contenga metales preciosos no quiere decir que valga millones. Según el informe de Naciones Unidas sobre residuos electrónicos, para conseguir un gramo de oro deberíamos extraer el metal de 41 dispositivos.

Además del oro, en su interior encontramos:

• Plata, aún más conductiva, usada en contactos y chips.
• Paladio, muy escaso y valioso, en condensadores.
• Cobre, esencial para la transmisión eléctrica.
• Tantalio, tungsteno y estaño, clave en la electrónica interna.
• Tierras raras como el neodimio o el disprosio, para imanes de altavoces y motores de vibración.

Un millón de móviles reciclados = 34 kilos de oro

En un momento en el que el oro alcanza precios récord, el reciclaje electrónico cobra aún más relevancia. Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), reciclando un millón de móviles se pueden recuperar:

• 34 kilos de oro
• 350 kilos de plata
• 15.875 kilos de cobre
• 15 kilos de paladio

Esto no solo tiene impacto económico. También reduce la dependencia de minas, muchas veces ubicadas en zonas con conflictos o con alto coste ambiental.

El auge del precio del oro ha vuelto a poner sobre la mesa la importancia de los metales críticos en la economía global. No solo son refugio para inversores: son esenciales en sectores como la tecnología, la defensa o la transición energética.

Organismos como la Unión Europea y el Departamento de Energía de EE. UU. ya han incluido estos elementos —incluyendo el oro, el paladio o el tantalio— en su lista de materias primas estratégicas. Y con razón: muchos se extraen en países con inestabilidad política o control limitado de su exportación.

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