Así fue el breve reinado de Amadeo I de Saboya: el fracasado esfuerzo de gobernar un país que no era el suyo
Rey efímero durante dos años, un mes y nueve días, a Amadeo debe reconocérsele la valentía y el favor que hizo a Europa al aceptar –contra viento y marea– la responsabilidad de un trono sobre un enjambre político que a todas luces iba a ser un fracaso. El reinado fue breve, pero la amarga decepción iba a costarles a él y a su esposa el precio de una vida truncada. Su legado, sin embargo, puede ser más importante de lo que se les ha reconocido a ambos
